«Las Témporas —dice el Misal— son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual» (p.648).
La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre, pues su localización en el calendario e incluso su duración dependen de las Conferencias Episcopales de cada país.
Las Témporas, y las Rogativas, son una antiquísima institución litúrgica vinculada a las cuatro estaciones del año, para reunir a la comunidad, instando al ayuno y a la oración, para dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y pedir su bendición sobre el trabajo de los hombres. Nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana.
En la actual ordenación la iglesia celebra una sola vez al año el día de la acción de gracias. Es un día al final del verano en el que agradece los frutos de las cosechas, aumque no se puede limitar este gesto elemental a un día determinado. En cada día y en cada momento hay motivos para dar gracias a Dios por el don de la vida. Dar gracias es un rasgo fundamentalmente cristiano y humano.
La dialéctica humana funciona en términos de "doy para que me des", pero la dialéctica divina se cambia por estos otros: "Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy poco, pero si sale del corazón es la más noble expresión de un sentimiento humano.
Jesús hoy en el Evangelio nos dice:
Agradecer y pedir son dos modos de relacionarnos diariamente con nuestro Padre Dios. Es mucho lo que necesitamos; es mucho lo que debemos agradecer.
En primer lugar hemos de ser conscientes de los dones del Señor. No sabremos amar si no somos agradecidos. Nada hay más justo y necesario que dar gracias al Señor todos los días de nuestra vida. En el Prefacio de la Santa Misa, la Iglesia nos recuerde todos los días que “es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo”. También cuando nos llega el dolor o la enfermedad: ¡Dios mío, gracias! Y el alma se llena de paz, porque entiende que de aquello que parece poco grato o no deseable, Dios sacará mucho fruto. Y para los que aman al Señor todo ocurre para bien.
La petición significa confianza por nada del mundo significa humillación. Confianza en quien todo lo puede. Confianza en quien todo lo puede.DIOS
Junto a la acción de gracias continua, la petición reiterada, porque son muchas las ayudas que necesitamos, sin las cuales no podremos salir adelante. Ya nos lo recordó el Señor: “Sin mí no podéis hacer nada”. Aunque el Señor nos concede de hecho muchos dones sin que se los pidamos, ha dispuesto otorgarnos otros teniendo en cuenta la fuerza de la oración de sus hijos. Y como no sabemos cuál es la medida de oración que su insondable Providencia espera para otorgarnos esas gracias, es necesario que pidamos incansablemente: es preciso orar siempre y no desfallecer. Y el Señor, en el Evangelio de la Misa, nos da la seguridad más plena de que serán siempre atendidas nuestras oraciones. Él mismo sale fiador con su palabra: todo lo que pidamos y sea para nuestro bien se nos concederá siempre
La acción de gracia o gratitud, muchas veces olvidada, que sepamos a la vez que pedimos dar gracias por lo mucho o poco recibido.
En este tiempo de dificultades, los cristianos tenemos un doble trabajo: pedir a Dios y también dale gracias.
La petición significa confianza por nada del mundo significa humillación. Confianza en quien todo lo puede. Dios
La acción de gracia o gratitud, muchas veces olvidada, que sepamos a la vez que pedimos dar gracias por lo mucho o poco recibido.
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