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martes, 13 de octubre de 2020

MONASTERIO DE SAN JUAN DE ORTEGA, BURGOS

 


Está situado en la localidad de San Juan de Ortega, pedanía de Barrios de Colina (en la provincia de Burgos, Castilla y León, España), y se encuentra en el Camino de Santiago Francés.

 Sin duda, este monasterio medieval es uno de los puntos más emblemáticos del Camino de Santiago. Desde hace más de 800 años atiende a los peregrinos que por allí pasan en busca de la catedral compostelana.

HUSTORIA

Juan de Velázquez o Juan de Quintanaortuño, religioso que pasó a la historia como San Juan de Ortega, nació en el pueblo burgalés de Quintanaortuño en el año 1080. 



Se entregó plenamente durante su vida a la tarea de ayudar a los peregrinos del Camino de Santiago con la construcción de calzadas y puentes, pero su gran obra la fijó en los Montes de Oca, en una zona conocida como Ortega, procedente del latín Urtica, que significa ortiga o maleza, donde hoy se encuentra la localidad de San Juan de Ortega.

Allí construyó una capilla y un pequeño monasterio. Además construiría un albergue para los peregrinos que por allí pasaban. 

Con el tiempo se le unieron colaboradores en sus labores hospitalarias, con lo que nacería cerca del 1138 el monasterio de San Nicolás, conocido posteriormente como el monasterio de San Juan de Ortega.

 Inicialmente, se encontraba regido por canónigos regulares bajo la Regla de San Agustín y el 24 de abril de 1138 el papa Inocencio II tomó bajo su protección el monasterio.




 El santo falleció el 2 de junio de 1163 y su obra no terminó con su muerte, sino que continuó durante años para poder consolidar el complejo monacal con el que hoy nos encontramos. 

 En 1431 se encontraba en muy mal estado, habitándolo tan solo tres monjes. Fue entonces cuando el obispo de Burgos Pablo de Santa María ordenó que fueran los monjes jerónimos del Real monasterio de Nuestra Señora de Fresdelval los que lo habitasen, permaneciendo estos hasta la desamortización de 1835, cuando los bienes del monasterio fueron vendidos en subasta pública. 

 El monasterio ha sido objeto de un importante proceso de restauración y rehabilitación,1​ y como santuario continúa contando con devoción popular



http://www.cotursierradelademanda.com/ver/monasterio-de-san-juan-de-ortega/26/

EL MONASTERIO

 El monasterio de San Juan de Ortega es un conjunto monacal que consta de la iglesia de San Juan de Ortega y la capilla de San Nicolás de Bari o Capilla del Santo, junto con el Claustro de los Jerónimos y Refugio de Peregrinos (en el cual encontraremos un pequeño claustrillo de piedra rojiza).

IGLESIA

La iglesia de San Juan de Ortega pertenece al Arcipestrazgo de San Juan de Ortega, diócesis de Burgos.

 De estilo románico y gótico, es una construcción armónica y llena de belleza artística.

 Fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 3 de junio de 1931

La iglesia del Monasterio de San Juan de Ortega es obra originaria de la segunda mitad del siglo XII.



Exterior



El exterior del templo es de gran sobriedad.


 Su extraordinaria cabecera está formada por tres ábsides semicilíndricos, destacando el central, mucho más amplio. En el brazo meridional de crucero hay un gran óculo que asegura la luminosidad del interior.

 Exteriormente, hay que deleitarse con la cabecera que es bien hermosa y monumental, con tres ábsides de planta semicircular.



 La fachada de los pies es fruto de las obras promovidas por la familia de los Cartagena en el segundo tercio del siglo XV. Consta de un sencillo arco apuntado y muestra unos blasones episcopales con la flor de lis propia de sus armas familiares.
 Los canecillos, sin embargo, no sorprenden ni por su calidad ni por su iconografía, ya que la mayoría tienen motivos geométricos, salvo unas cuantas cabezas humanas.









Interior



El interior de la iglesia es amplio.
 Los tres ábsides están cubiertos con bóveda de cuarto de esfera.




 Son muy llamativas las ventanas abocinadas de la cabecera por el baquetonamiento continuo de arcos y jambas. Si bien el planteamiento del edificio es románico, ya en altura se aprecia el cambio estilístico, pues el estilo gótico está claramente definido en las naves.


 Desde el crucero hacia los pies ya es obra del siglo XV, aunque se tuvo en cuenta el estilo primitivo y salvo la hojarasca gótica de los capiteles, no hay grandes contrastes entre una parte y otra.


 El ábside central de San Juan de Ortega tiene una estructura muy especial en sus ventanales. Éstos tienen diez arquivoltas en degradación que se abocina en todo el derrame, creando un singular juego de luces y sombras al incidir la luz de los amaneceres.



Entre los citados ventanales hay gruesas columnas entregas que soportan sendos nervios que refuerzan la bóveda de horno y que se juntan en la clave.

 Este sistema de abovedamiento absidal nos habla de una fecha tardía en su construcción o de un taller muy vanguardista, puesto que se trata de una solución que algunos denominan ya incluso como "protogótica" y que se emplea en iglesias tardías de finales del siglo XII o comienzos del XIII, tales como la Asunción de Duratón (Segovia), Talamanca del Jarama (Madrid) o Vallejo de Mena (Burgos).

 Los ábsides laterales
son significativamente más bajos que el central y su articulación radicalmente más sencilla. Sólo dos impostas horizontales corridas y dos pequeñas aspilleras alteran la lisura de los hemiciclos y bóvedas de horno apuntadas. 





Capiteles
Hay que destacar la existencia de una serie de capiteles de época románica final.  76 capiteles.



La mayoría tienen decoración vegetal, aunque existen seis capiteles historiados, destacando por encima de todos el triple capitel que se encuentra en el ábside septentrional y en el que se representan las escenas de la Anunciación,








El sueño de San Jose




 la Visitación, 


el Nacimiento 







y el Anuncio a los pastores.


Sobre él  del Nacimiento tiene lugar el famoso ‘Milagro de la luz’,




 que sucede en los equinoccios, 21 de marzo y 22 de septiembre, cuando un rayo de sol poniente penetra por una ventana e incide directamente en el mismo, iluminando durante unos cinco minutos las escenas esculpidas.

 
 Menos interesante, pero de muy buena labra también, es el capitel izquierdo del arco triunfal que muestra unos grifos exquisitamente tallados. 

Baldaquino y sepulcro gótica de San Juan Ortega

En 1474, los Condes de Haro don Pedro Fernández de Velasco y doña Beatriz Manrique mandaron hacer un nuevo sepulcro para san Juan de Ortega, que iba a ser colocado en la iglesia.

Diez años después, el sepulcro ya estaba terminado. Sin embargo, el traslado de los restos del santo a su nuevo emplazamiento se suspendió, por la ausencia del obispo burgalés en la ceremonia. 
Los monjes decidieron que el cuerpo del santo permaneciese en la capilla de San Nicolás y se llevase allí el sarcófago, que se instaló el 23 de marzo de 1474.

 Durante las restauraciones efectuadas en el decenio de 1960, se traspasó al lugar que hoy ocupa en el centro del templo.
 Se trata de un sepulcro de tipo baldaquino. 
Sobre un alto basamento decorado con relieves alusivos a la vida y milagros del santo, se dispone la imagen yacente en alabastro de Juan de Ortega, vestido como canónigo regular.

 A su vez, encima de éste se levanta el baldaquino propiamente dicho, compuesto por una serie de seis pilastras que apean unas bovedillas de crucería y arcos conopiales con el intradós decorado con tracerías. Las pilastrillas presentan en sus peanas las figuras, realizadas ya en el barroco, de seis santos que guardan estrecha relación con la Orden Jerónima (santa Marta, santa Paula, santa Eustaquia, san Paulino de Nola, san Eusebio Cremonense y el propio san Jerónimo). Por último, las pilastrillas se rematan en pináculos, con ángeles portadores de los escudos de la familia que encargó el sepulcro, entre los cuales se dispone una crestería calada.



 A su vez, encima de éste se levanta el baldaquino propiamente dicho, compuesto por una serie de seis pilastras que apean unas bovedillas de crucería y arcos conopiales con el intradós decorado con tracerías.




Las pilastrillas presentan en sus peanas las figuras, realizadas ya en el barroco, de seis santos que guardan estrecha relación con la Orden Jerónima (santa Marta, santa Paula, santa Eustaquia, san Paulino de Nola, san Eusebio Cremonense y el propio san Jerónimo).

 Por último, las pilastrillas se rematan en pináculos, con ángeles portadores de los escudos de la familia que encargó el sepulcro, entre los cuales se dispone una crestería calada.







 En el centro de la iglesia se encuentra un baldaquino, bajo el cual está la cripta que desde 1966 contiene el sarcófago con los restos de San Juan de Ortega. El baldaquino es una obra realizada en el siglo XV por iniciativa de los Fernández de Velasco.

Sepulcro de San Juan de Ortega


Realizado a finales del siglo XII y situado en origen en la capilla de San Nicolás, desde 1966 se encuentra en esta iglesia. 





 Es un sarcófago de caja rectangular decorado en la parte frontal y en las laterales, mientras que la posterior aparece sin ornamentación, lo que hace pensar que en origen estuvo adosado a la pared.
 Se cubre con una tapa a doble vertiente, también esculpida.

 


 En la posición central del frente de la urna, se representa la figura de un Cristo sedente, que bendice con la mano derecha y porta un libro en la izquierda. 
La figura se inscribe dentro de una mandorla y va acompañada de los símbolos de los cuatro evangelistas: el ángel de san Mateo, el león de san Marcos, el águila de san Juan y el buey de san Lucas (Tetramorfos). 
Se representan también los apóstoles, seis a cada lado, bajo arquerías de medio punto sobre las que se disponen una serie de arquitecturas que simbolizan la Jerusalén Celeste. 

 En el costado derecho aparecen un hombre a caballo y otro a pie, escena que se ha identificado con el momento en que san Martín da parte de su capa a un pobre; esta identificación parece verosímil por el carácter asistencial y de beneficencia que tenía este monasterio.

En el costado opuesto, se representa al Cordero místico dentro de un clípeo sostenido por cuatro ángeles. 

 Por lo que respecta a la tapa, los lados llevan únicamente ornamentación vegetal; las representaciones se concentran en las vertientes. La parte anterior se decora con la escena de la muerte del santo, que aparece acostado en una cama mientras sobre un paño unos ángeles elevan su alma, representada en forma humana. Flanqueando esta escena, se encuentran figuras de obispos —cinco por lado— que presencian la ceremonia. La parte posterior, apenas esbozada, muestra una decoración resuelta mediante cintas vegetales que forman círculos y albergan figuras monstruosas. Sepulcro gótico de San Juan

 El sepulcro de San Juan de Ortega, se había conservado en la cripta, pero al inundarse ésta ha sido reubicado junto al ábside de la Epístola. Se trata de una joya escultórica del románico final español.



Retablos
Asimismo, en la iglesia existen dos retablos. En el extremo meridional del crucero se encuentra el retablo de San Jerónimo, obra de mediados del siglo XVI, que narra escenas de la vida del santo, 








mientras que en el ábside izquierdo hay un interesante retablo dedicado al Juicio Final.


CAPILLA DE SAN NICOLAS


Esta capilla es el núcleo originario del complejo monástico. La tradición nos informa de que san Juan de Ortega, con su hermano Martín, la terminó hacia 1120, pero «a teja vana y mui pobre». La estrechez y pobreza de esta capilla motivó la sorpresa de Isabel la Católica durante su visita al monasterio en 1477.




 La reina no pudo más que exclamar al contemplarla: «Que pobre cosa es esta capilla». Juan de Ortega, provisor de Villafranca Montes de Oca y futuro obispo de Almería, que acompañaba a la reina en este viaje, le contestó de esta manera: «Si vuestra Alteza lo manda, yo la mandare hazer».

 Y en efecto, así se hizo, y se la dotó además de un retablo. La nueva capilla, que se ha conservado hasta nuestros días, es de una sola nave rectangular, cubierta con tres bóvedas de terceletes que exhiben en sus claves las armas de los Reyes Católicos y las de Juan de Ortega.
 La presencia de la granada en el escudo real hace pensar que su terminación fue posterior a 1492. En la cabecera se dispone un retablo-relicario de estilo barroco, obra del siglo XVIII, presidido por la imagen de san Jerónimo.





 La calle central se adorna con dos relieves de fines del XVI o inicios del XVII: uno representa a san Nicolás de Bari y san Juan de Ortega, y el otro a santa Ana, la Virgen y el Niño.

 Las calles laterales se abren y dejan ver en su interior un buen número de relicarios y, en las puertas, unas pinturas de la Sagrada Familia y otros santos. 





 También se conservan dos rejas. La que separa el tramo más occidental de la capilla de los otros, fue mandada hacer en 1547 por Juan de Toledo, Señor de las Cinco Villas, y por su hermano Manrique. La otra, en la actualidad desmontada, protegía el baldaquino gótico de San Juan y había sido donada por Diego de Vargas, Secretario del Rey, en 1561.
 En torno a 1600 se adosó la gran fachada que da acceso a la capilla, concebida a modo de monumental arco de triunfo de severas líneas clasicistas. La reja que vemos a la entrada estuvo situada en un principio en la capilla mayor y había sido mandada hacer hacia 1580 por don Diego Ochoa y Avellaneda. En el remate, pueden contemplarse todavía sus escudos de armas.



CLAUSTRO SE SAN JERONIMO



De planta cuadrada y grandes dimensiones, este claustro se encuentra adosado al norte de la iglesia. Se abre hacia el jardín, organizado en dos pisos de arquerías, aunque hace tiempo se derrumbó la galería norte. 
Tanto el cuerpo bajo como el alto muestran en cada lado siete arcos de medio punto, totalmente lisos, que apoyan sobre gruesos pilares prismáticos decorados con pilastras toscanas en su frente; todos ellos se cierran con antepechos macizos.
Las galerías del piso bajo se cubren con bóvedas de arista de ladrillo, recubiertas por medio de un enlucido de yeso con dibujos geométricos; los distintos tramos se separan mediante arcos de medio punto. El piso alto quizá estuviese recubierto de modo semejante; hoy este recubrimiento se encuentra arruinado. Todo el conjunto es muy austero, de líneas sencillas y pureza arquitectónica: volúmenes nítidos y ausencia de molduras. En fin, el clasicismo herreriano llevado casi a sus extremos.


El claustro Jerónimo se extiende en el costado septentrional de la iglesia, con la que comunica mediante una puerta.
 Es una obra de la segunda mitad del siglo XVII. De planta cuadrangular, tiene, en sus cuatro lados, galerías alrededor de las arquerías, formadas éstas por series de siete arcos en las dos plantas.

Claustrillo


El “Claustrillo”, como se llama al claustro menor del conjunto monástico, es un pequeño patio porticado de finales del siglo XV o principios del XVI, que funciona hoy en día como albergue de peregrinos.







 


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