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jueves, 26 de noviembre de 2020

REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO DE LEÓN, INTERIOR






INTERIOR
El interior sorprende al visitante por su intensa luminosidad debido a la gran cantidad de amplios ventanales de la nave central y del crucero sur.

 Posee una rica decoración en impostas de ajedrezado, motivo que se ve tanto en paramentos rectos como curvos. También los capiteles son ricos y numerosos


El edificio actual tiene tres naves y planta de cruz latina.

LOS ÁBSIDES

 El ábside central es del siglo XVI, hispano-flamenco; sustituyó al románico, cuya planta puede verse porque, a raíz de las excavaciones, se dejó una marca trazada en el suelo de la capilla mayor.

Los ábsides laterales se cubren con bóveda de horno. 

A destacar que los ábsides laterales no guardan la misma anchura que las naves laterales, eso es debido a que en la reconstrucción de Pedro Deustamben se quiso respetar la cabecera de la antigua iglesia de Fernando 


 Los ábsides o más concretamente el ábside sur ya que es el único visible, se divide en dos paños verticales separados por una columna adosada o contrafuerte que corre de arriba a abajo. 

En cada paño un ventanal formado por un arco de medio punto y guardapolvos con decoración de ajedrezado, que apoya en unas pequeñas columnillas. Por la parte inferior de la ventana corre una moldura con decoración de ajedrezado, al igual que a la altura de los capiteles de las columnillas. 

El ventanal del paño lateral es ciego por lo que sólo cumple funciones decorativas. En la parte superior por debajo de la cornisa corre una serie de canecillos.

 La ventana central del ábside apoya en dos columnas, el capitel de la izquierda con decoración consistente en la lucha entre dos animales, uno de ellos un ciervo, mientras que el capitel de la derecha desarrolla decoración de tracería.


 Las modificaciones tuvieron que adaptarse al anterior edificio de Fernando y Sancha, por lo que sus ábsides no tienen la misma anchura ni el mismo eje que las naves






 La nave central es de gran altura y está cubierta con bóveda de cañón (como el tramo recto del ábside y el crucero) mientras que las laterales tienen bóveda de arista.

Nave de la izquierda




 Los arcos de separación de las naves tienen un peralte muy acusado; los del crucero son polilobulados, detalle de supervivencia de la época mozárabe.




Los capiteles románicos







El Coro




El coro alto, que ocupa los tres primeros tramos de la nave central, es fruto de una intervención en la primera mitad del siglo XV por orden del abad Simón Álvarez, de ahí que su escudo se encuentra en una de las claves de la bóveda rebajada que lo sustenta.


Debajo del coro a los pies de la iglesia.

A los pies del templo encontramos dos portadas. Una de ellas era el antiguo acceso al panteón real, en la actualidad se encuentra clausurada desde las reformas efectuadas en el siglo XII. 
Se trata de una puerta de inspiración mudéjar, formada por tres arcos de herradura abocinados, apoyados directamente en las jambas, el interior polibulado.

 La segunda puerta está formada por un sencillo arco de medio punto. En su tímpano encontramos un crismón trinitario y las letras ALFA y OMEGA pero invertidas (OMEGA y ALFA), señal inequívoca de que accedemos a un espacio funerario.








Puerta románica dividida en lóbulos que se sitúa a los pies de la iglesia. Actualmente está cerrado pero en época románica da paso al panteón.

 La segunda puerta está formada por un sencillo arco de medio punto. En su tímpano encontramos un crismón trinitario y las letras ALFA y OMEGA pero invertidas (OMEGA y ALFA), señal inequívoca de que accedemos a un espacio funerario.
Crismón situado en el tímpano de la puerta interior de la iglesia, acceso al primitivo nártex (h. 1115). Conserva restos de policromía.




CRUCERO 7

Forman el centro del crucero cuatro pilares, sobre los que descansan los arcos de medio punto, lobulados los dos que se abren a los brazos del crucero.
Zona de la Epistola

Zona del Evangelio


CAPILLA MAYOR 12



La Capilla Mayor data del siglo XVI, y su arquitectura se atribuye a Juan de Badajoz el Viejo. El padre Juan de Cusanza (alias Juan de León) encargó las obras en el año 1513, sustituyendo la antigua capilla románica de la infanta Urraca por la actual gótica. 

En 1971 se hizo una labor de limpieza y de restauración del suelo, que se hallaba muy deteriorado. Con ese motivo salieron otra vez a la vista los cimientos de la planta románica que el arquitecto Torbado había descubierto en su labor de excavación, y siguiendo su trazado se hizo un dibujo en el suelo para que se pudiese ver fácilmente.



 La capilla está cubierta por bóveda de crucería con terceletes.


El retablo de factura aún gótica procede de la parroquia de Pozuelo de la Orden (Valladolid) y fue trasladado a San Isidoro en 1920, año en que esta localidad pertenecía al obispado de León.




 Fue labrado entre 1525 y 1530, contando con la participación en las labores de talla y ensamblado de un maestro llamado Giralte, quizá Giralte de Bruselas, y consta de veinticuatro tablas de pintura, atribuidas por Chandler R. Post a un Maestro de Pozuelo, cabeza de serie de un amplio número de obras cuyo centro geográfico se sitúa en la ciudad zamorana de Toro.42​43





A un lado podemos ver una preciosa talla de San Isidoro



​ La documentación hallada posteriormente ha permitido precisar que los trabajos de pintura se repartieron entre Lorenzo de Ávila, seguidor de Juan de Borgoña y afincado en Toro, a quien se podría identificar con el Maestro de Pozuelo creado por Post, y dos pintores vecinos de Valladolid: Antonio Vázquez, también seguidor de Borgoña, y Andrés de Melgar, oficial de Alonso Berruguete, a quien por tal motivo se atribuyen algunas de las tablas más avanzadas estilísticamente.







 La custodia es de plata, del artista M. García Crespo, y guarda la hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal muy antiguo, que comparte con la catedral de Lugo.

 Bajo la custodia y en lugar preferente se halla la urna neoclásica que conserva los restos de San Isidoro, obra que el platero leonés Antonio Rebollo realizó en 1847.




Capilla del ábside del Evangelio 10

Con la imagen de La Piedad




Detrás del ábside del Evangelio con acceso mediante una puerta en el transepto, se ubica la capilla de la Santísima Trinidad, mandada construir hacia 1191 por Santo Martino, el canónigo de San Isidoro, para guardar las numerosas reliquias que había ido acumulando a lo largo de sus viajes y para que también sirviera de cementerio común de los canónigos en el ámbito del primitivo cementerio organizado durante el abaciato de doña Teresa, hermana de Alfonso V, dedicado a enterramiento de obispos.

capilla del ábside de la Epístola  11
Con la imagen de Sagrado Corazón de Jesús










Capilla del Santo Martino 14





El canónigo isidoriano Santo Martino mandó construir hacia 1191 detrás del ábside norte una capilla destinada a guardar el depósito de reliquias acumuladas a lo largo de sus viajes y que sirviera también como cementerio común de los canónigos.

​ La capilla era pequeña, de planta rectangular y cabecera semicircular, y construida con materiales muy pobres con aparejo de ladrillo. Se llamó capilla de la Santísima Trinidad. 

Se hizo una portada de medio punto en el muro norte.

​ En el siglo XVI se transformó esta capilla en estilo hispano-flamenco, pasando a llamarse capilla de Santo Martino. 

El retablo es del siglo XVII, del tracista y ensamblador Pedro Margotedo, y lleva la imagen del titular. 




Allí se encuentra la urna con los restos del santo.

Tribuna

Situada a los pies del templo en lugar elevado, era el sitio desde donde el rey Fernando y su esposa Sancha seguían los oficios divinos.

 En el siglo XII la infanta Sanchez Raimundez la reforma conviertiéndola en dependencia del palacio anexo. 

A finales del mismo siglo XII el canónigo Santo Martino la convierte en capilla bajo la advocación de la Santa Cruz.

 En el siglo XVI pasó a ser Sala Capitular y desde 1962 forma parte del Museo de la Basílica, recibiendo el nombre de Camara de doña Sancha. 

Se encuentra por encima del Panteón Real.


PANTEÓN REAL




Su origen se remonta a los tiempos del rey de León Alfonso V que hizo traer los restos de sus padres hasta este panteón, Fernando I y su esposa Sancha lo reconstruyeron y le dieron carta de naturaleza, pero será su hija la infanta Urraca quien le dé la configuración definitiva que ahora podemos observar.

El panteón ha recibido también los nombres de Capilla de Santa Catalina, por un altar dedicado a Santa Catalina de Alejandría que encontrábamos en su interior y también se le ha llamado Capilla de los Reyes.

Fue un espacio cuadrado delimitado por el muro occidental de la iglesia que tenía una puerta de entrada al templo que fue cegada a comienzos del XII con motivo de las nuevas obras de ampliación.

 Se abrió en compensación otra puerta en el ángulo sur oriental. Este espacio estuvo cerrado por el sur con un muro medianero con los palacios reales. 

La cámara tiene poca altura lo que le da un falso aspecto de cripta sin serlo. Cuando se cerró la primitiva puerta de acceso al templo quedó una zona que se convirtió en altar dedicado a Santa Catalina de Alejandría y toda la estancia tomó el nombre de capilla de Santa Catalina. 

En la documentación de la época puede verse este nombre, alternando con Capilla de los Reyes

 Situado a los pies del templo, se trata de un espacio de planta cuadrada de 8 metros de lado. Sus bóvedas se sustentan mediante dos cortas columnas exentas de fuste de mármol y otras cinco medio columnas adosadas a los muros. Esta disposición crea un espacio interior formado por tres naves de dos tramos cada una, siete arcos y seis bóvedas de crucería. 

 Los limites del panteón se corresponden en el muro este con los pies de la iglesia, por el muro sur corre una arquería de arcos ciegos, en el norte y oeste, corre una arquería de arcos doblados sobre machones (pilares que hacen la función de contrafuertes) y medias columnas. 

 Los capiteles de las columnas tienen decoración historiada con escenas del Nuevo y Antiguo Testamento, también escenas de caza, grifos, aves, hojas y entrelazados.




 Las dos columnas exentas centrales se decoran con elementos vegetales con adornos de piñas. 

 El panteón fue consagrado el 21 de diciembre de 1063 por el rey Fernando I, al llegar al mismo los restos de San Isidoro desde Sevilla, donde se encontraban sus restos. 

A partir de este momento el monasterio cambiaría su nombre por el de San Isidoro. En el panteón hay enterrados reyes y reinas, infantes y condes de Castilla y León. 

Cuando llegaron los salvajes de los franceses de Napoleón y lo utilizaron de cuartel,robando ,quemando y expoliando todas las tumbas,que rompieron martillazos esparciendo los restos de los reyes por el suelo 

 Solo se salvó el túmulo funerario de doña Urraca la Zamorana,hermana de Alfonso VI y gran benefactora de esta iglesia a la que dio practicamente su forma actual

Gracias a Dios al menos se salvaron las pinturas románicas que lo adornan y embellecen y que también fueron ordenadas hacer por esta reina de Zamora

 Es una de las maravillas que hay que ver en esta vida, podríais pasaros horas y horas viendo detalles sugerencias ,visiones, creencias. Un sitio para soñar creado por el hombre hace más de 900 años.


Paradójicamente un rey que destacó por su apoyo a la Iglesia de San Isidoro, no reposan en el panteón, se trata del rey Alfonso VII, sus restos reposan en la Catedral de Toledo. 

Degollacion de los inocentes

El panteón destaca sin lugar a dudas por su pinturas al temple, que prácticamente cubren las bóvedas y los arcos del recinto. Fechadas a mitad del siglo XII en estilo románico, son de autor desconocido, aunque se observan claras influencias bizantinas u orientales. Destaca el uso del rojo en los arcos, mientras que el blanco es el revoco sobre el que se aplica la pintura. Los personajes tienen textos explicativos en negro.


Anunciación

 Las pinturas se agrupan en tres ciclos pictóricos: La Natividad, La Pasión y Ciclo de la Pascua.


Pantocrator

El Apocalisis




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