El templo, si se excluyen las capillas laterales y las diversas dependencias anejas levantadas en etapas arquitectónicas posteriores, presenta planta de cruz latina, con dimensiones de 84 por 59 metros, que forman tres naves, siendo la central más ancha (11 metros) elevada (25 metros) y estando las laterales fusionadas en la cabecera mediante una girola o deambulatorio, y, cortándolas perpendicularmente, un trasepto de una nave orientado en el eje norte-sur.
El eje longitudinal de las naves del eje este-oeste se compartimenta en nueve tramos, tres de los cuales corresponden a la profunda Capilla Mayor, más el crucero y la cabecera pentagonal; el transepto o nave transversal consta de seis tramos, tres a cada lado y de la misma altura que la nave central. Juan de Vallejo.
Los alzados consisten en pilares octogonales, de núcleo cilíndrico y columnillas adosadas, salvo los que sostienen los arcos torales en el crucero, que son solo cilíndricos y de mucho mayor grosor.
Las cubiertas se solucionan con bóvedas de crucería con nervio espinazo, simple en la mayoría de los tramos y compuesta con terceletes y combados en algunos tramos, como sucede en el transepto.
Las bóvedas de los tramos de la girola son de cinco o seis radios, y las de los tramos de la nave central son barlongas, es decir, acusadamente rectangulares.
Es característico el elegante triforio que recorre toda la parte alta de los muros de la nave central y del transepto, inmediatamente por debajo de los vitrales. Cada arcada, de arco de medio punto festoneado con cabezas humanas, presenta un elaborado intradós consistente en siete vanos, trifolios y cuadrifolios, arquería apuntada y trilobulada separada por seis maineles y un antepecho a modo de balaustrada calada con motivo flamígero. Los tramos del triforio próximos al crucero tienen decoración flamígera más movida; fue el resultado de una modificación de finales del siglo xv llevada a cabo quizás por Juan de Colonia, momento en que se realizaron también los antepechos por iniciativa del Obispo Acuña, cuyas armas se ostentan en varios puntos.
Este modelo de alzado, de pilares, triforio y vitrales, parece inspirado en el de la catedral de Bourges.
En la parte superior de los muros se abren las amplias ventanas con vidriera partida en doble ojiva y rosetón superior. Tres son los rosetones: el de la fachada de Santa María y los que presiden los testeros del transepto.
NAVE CENTRAL
Es el de la catedral. Comenzaremos por el hastial (30),en donde se abre la puerta de Santa María,con su más puro gótico
y encima de la puerta están estos dos bellos ventanales que se apoyan
en esta bella talla del Salvador bendiciéndonos y presidiendo la puerta
Curiosas la colección de caras que adornan la arquivolta de la puerta
El Papamoscas y el Martinillo 10
En la nave del evangelio,en este espacio del hastial,veremos arriba en el triforio la simpática figura del Papamoscas,(10) un autómata del s.XVIII que nos canta las horas en punto,su colega el Martinico,señala los cuartos.
El Papamoscas está situado en lo alto de la nave mayor, en el ventanal sobre el triforio a unos 15 metros de altura, en el primer tramo de los pies de la basílica.
|
Añadir título
|
Se trata de una figura de medio cuerpo que se asoma sobre la esfera de un reloj. Viste al estilo cortesano con una casaca encarnada con cinturón y con los cuellos, bocamangas y hombreras de color verde. Los rasgos de su rostro son mefistofélicos y muestra una partitura en su mano derecha.
Con esta misma mano empuña la cadena del badajo de una campana.
Cada hora en punto se acciona un mecanismo que mueve el brazo que provoca los campanazos.
A su derecha, en un balcón, otro autómata, el Martinillo, se encarga de anunciar los cuartos de hora golpeando las campanas que le flanquean.
Trascro 10
Frente a la puerta se pude admirar el frente del Trascoro
El frontal del trascoro, mirando a los pies de la nave, se construyó con ricos materiales en 1626 a modo de retablo marmóreo articulado en tres calles y rematado con una solución arquitrabada con balaustrada y embolados.
Presidido por un bello cuadro del s.XVII debido a Juan van der Hamen con san Antón y san Pablo ermitaño
A cuyos lados entre pilastras,sendas hornacinas que acogen dos esculturas de alabastro encargadas en 1623 a Antonio de Riera de san Pedro y san Pablo en estilo barroco romanista del s.XVII
Todo el exterior del coro (17) esta hecho con grandes retablos en forma de hornacinas,en estilo neoclásico,
las calles de los lados vienen definidas por dos pares de columnas corintias de fustes estriados, ocho en total, en cuyos intercolumnios se abren sendas hornacinas que acogen dos esculturas de alabastro encargadas en 1623 a Antonio de Riera;
Habiendo gustado este frontal del trascoro, se procedió a guarnecer del mismo modo los laterales, según proyecto de Juan de la Sierra ejecutado entre 1656 y 1659 por Juan de los Helgueros, quien colocó en los nichos una serie de seis lienzos del monje benedictino fray Juan Ricci dedicados a San Antonio, San Francisco, Santa Céntola y Santa Elena, Santa Victoria, Santa Casilda, y San Julián de Cuenca, tratándose los cinco últimos de santos burgaleses o con reliquias conservadas en la catedral.
Estos seis cuadros barrocos se disponen tres a cada lado, presidiendo unos arcosolios concebidos como pequeños altares. Figuran entre las obras más conocidas de Juan Ricci, y a ellos dedicó unos versos el escritor francés Téophile Gautier, quien visitó la catedral burgalesa en 1845.
San Antorio de Padua y el Niño
Aparicion de la Virgen a San Juliam
CORO
El actual coro de la catedral de Burgos (Castilla y León, España), que ocupa los tres tramos de la nave mayor inmediatamente anteriores al crucero del templo, con su magnífica sillería formada por 103 asientos tallados en nogal, es el resultado de distintas fases constructivas.
Así, el primer coro, de estilo gótico y hoy desaparecido, estaba situado en el presbiterio, en los flancos del viejo retablo mayor, siguiendo el modelo francés, donde el coro capitular se ubica siempre en la cabecera.
Sillería renacentista
La vieja sillería gótica fue sustituida a partir de 1505 por una nueva de tres alturas tallada en estilo renacentista plateresco por el artista borgoñón Felipe Bigarny en colaboración con otros artistas como Andrés de Nájera o de San Juan y, quizá, Guillén de Holanda.
En toda ella se desparrama una abigarrada serie de relieves con escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento, y otras del santoral cristiano.
En el siglo XVI se puso de moda en las catedrales españolas situar la sillería en medio de la nave mayor, y así se hizo hacia 1522 con la tallada por Bigarny en Burgos, trasladando las dos hileras de sillerías del presbiterio hasta los pies de la nave.
En el centro del mismo se encuentra el túmulo funerario del Obispo Mauricio ,fundador de la Catedral como ya sabemos,obra gótica del s.XIII tallada en madera y recubierta de cobre con apliques de pedrería y esmaltes de Limoges.
Las modificaciones requeridas por el cambio de ubicación corrieron a cargo de, entre otros escultores, Simón de Bueras, García de Arredondo y Luis Gabeo.
En 1586 García de Arredondo realizó un cátedra para el arzobispo siguiendo el gusto renacentista romanista de la época, y años después, desde 1619, se esculpió en estilo clasicista y sobre planos trazados por los arquitectos Juan de Naveda y Felipe Alvaredo una hilera nueva que cerró transversalmente la nave, configurando la actual planta en forma de U.
Reja, órganos y otro mobiliario
La parte anterior del coro, asomada al crucero de la catedral, fue limitada en 1602 por una extraordinaria reja forjada por el aragonés Juan Bautista Celma, quien la remató con un Calvario y con las armas del cardenal Antonio Zapata y Cisneros, arzobispo de Burgos y promotor de la obra.
En el centro del espacio coral se conserva hoy la escultura fúnebre del obispo Mauricio, el fundador de la catedral gótica. Este bulto yacente, tallado en madera y recubierto de cobre repujado con aplicaciones de pedrería, dorados y esmaltes de Limoges, estaba originalmente emplazado en el presbiterio, como correspondía a su condición de artífice del templo.
Se trata de una obra gótica fechable poco después de la muerte del prelado en 1238.
La pequeña Inmaculada que remata el facistol salió de la mano del vasco Juan de Anchieta.
Sobre la sillería, a ambos lados, hay dos órganos; uno es barroco, obrado por Juan de Argüeta en 1636, aunque fue modificado por José de Echevarría a principios del siglo XVIII;
el otro es neoclásico, como manifiesta la caja realizada por el ensamblador Manuel Cortés para cubrir el ingenio ejecutado por el maestro organero Juan Manuel de Betolaza.
El espacio,lo cierra una bellisima rejería del aragonés Juan Bautista Celma ,del s.XVI,rematada por un bello Calvario,
con fantásticos detalles,que curiosas estas caras
También en los laterales del coro veremos este bello enterramiento gótico de un canónigo orante aunque la talla parece renacentista
y este altar renacentista de la Virgen del Pilar
La belleza del triforio de la catedral que la recorre en su totalidad y sus ventanales
Crucero 15
En su centro y en el suelo se encuentra el moderno sepulcro del Cid Campeador y de su esposa Ximena
bajo la bellisima cubierta del maravilloso cimborrio.
Cimborrio
Levantado sobre cuatro poderosas pechinas,que descansan sobre cuatro tremendos pilares circulares que soportan toda la estructura y que realmente es un asombro de la Humanidad ,esta obra de Juan de Vallejo,con diseño de un discípulo de Felipe Bigarny llamado Juan de Langres,de 1568,vino a sustituir el que en 1539 se derrumbó y que había sido levantado hacia 1465 por Juan de Colonia con forma de torre muy alta y esbelta.
Hacia los años 1460-1470, por encargo del obispo Acuña, Juan de Colonia levantó en el crucero un cimborrio que adoptó la forma de una tercera y suntuosa torre catedralicia.
bellisimos los dos pisos de ventanales profusamente decorados, de inigualable belleza
La atrevida estructura de este cimborrio -que según las descripciones de la época era muy alto y elegante, estaba adornado por muchas columnas y aparecía coronado de ocho chapiteles- fue seguramente la causa de su estrepitoso hundimiento en la noche del 3 al 4 de marzo de 1539. La obra se derrumbó al ceder sus pilares del lado norte y arrastró consigo varias bóvedas. El accidente tuvo lugar de madrugada y no causó víctimas.
Ese mismo día, el cabildo decidió reconstruir el cimborrio y de ello dio encargo a Juan de Vallejo. Con diseño de un discípulo de Felipe Bigarny llamado Juan de Langres, Vallejo presentó una elevada estructura de prisma octogonal dividida en dos cuerpos.
Cuatro torres adosadas y rematadas por esbeltas agujas refuerzan el impacto visual del tambor central. En cada uno de sus ocho lados se abren dos grandes ventanales amainelados que permiten una intensa iluminación del interior. El estilo renacentista plateresco se conjuga con el gótico final, el cual se manifiesta en su minucioso programa decorativo y en la verticalidad originada por sus numerosos pináculos y chapiteles. El perfil resultante es, todavía, básicamente gótico.
El interior es todavía más deslumbrante que el exterior.
El imponente volumen arquitectónico descansa sobre cuatro enormes pilares circulares, solución impuesta por Vallejo para prevenir una repetición del desastre del año 1539.
Cuatro trompas permiten el paso hacia la planta octogonal de los dos cuerpos. Los ocho lados de la linterna están cuajados de una densa decoración de inspiración renacentista, en la que se entremezclan numerosas esculturas, relieves, escudos nobiliarios y otros elementos decorativos salidos de las manos de artistas como Juan Picard (o Picardo) y Pedro Andrés.
Todo el conjunto se remata con una espectacular bóveda estrellada de doble estructura con forma de estrella de ocho puntas y que entre sus nervios encierra una filigrana totalmente calada. Esta sorprendente y atrevida solución arquitectónica, además de aligerar peso, permite que la luz cenital se filtre con fuerza e ilumine el trabajo escultórico que se desparrama a su alrededor. Toda la obra quedó concluida en 1568.
Ahora cruzamos el trasepto sur (2),donde en frente de la portada de acceso al claustro alto veremos,como no este bello San Cristóbal,que no podía faltar en la catedral,dada la leyenda popular de que quien lo veía,ese día no fallecía
A la izquierda dejaremos este precioso púlpito renacentista
No hay comentarios:
Publicar un comentario