«La Facultad de Teología de Burgos es un don con efecto multiplicador en la sociedad». Con estas palabras se dirigía esta mañana el Gran Canciller de la Facultad de Teología, don Fidel Herráez Vegas, al claustro de profesores en un acto de despedida sencillo, llenos de numerosos gestos de cariño.
El decano de la Facultad, José Luis Cabria, ha abierto el acto en el Aula Minor con un recuerdo de su llegada hace casi cinco años y sus primeras palabras en ese mismo aula. D. Fidel vino a Burgos conociendo muy bien el prestigio su Facultad, sabiendo que por ella habían pasado más de 4.000 alumnos. Durante estos años ha sido testigo del 50º aniversario de su erección (fue fundada en 1967), así como en la elaboración de su Plan Estratégico 2024. Cabria ha animado al prelado a seguir trabajando con la intensidad y entusiasmo que le caracterizan, ahora en «clave tal vez más interior que exterior».
Tras el agradecimiento por tantos detalles y cercanía con el centro académico, el Gran Canciller ha dado las gracias a la Facultad por el servicio multiplicador y ha animado a «seguir abriendo caminos, no contentándose simplemente con mantener».
El administrador apostólico ha reconocido la esmerada preparación de los profesores, tanto de la sede de Burgos como en la de Vitoria y en los Centros Agregados. Herráez ha confesado su confianza en el equipo director de la entidad académica, a la vez que ha reconocido que en algún momento debería haberle dedicado más tiempo. No ha escatimado en elogios para el nuevo Gran Canciller, don Mario Iceta, a quien considera uno de los obispos mejor preparados del panorama nacional, que tomará posesión de la sede de Burgos el próximo 5 de diciembre.
En nombre del claustro de profesores y de toda la institución académica, don FIdel ha recibido una bella reproducción del escudo de la Facultad de Teología, mientras el claustro reconocía su labor con un cálido aplauso.
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