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lunes, 22 de marzo de 2021

RUTA DESDE LOURDES AL CONVENTO DE NERVES, 2ª D DE TOULOUSE A GROTTES DE SAINT ANTOINE,

  Ultima mañana en Toulouse y seguir en camino



EL CONVENTO DE LOS JACOBINOS







Es una construcción monástica de los siglos XIII y XIV,

El convento de los Jacobinos o conjunto conventual de los Jacobinos de Toulouse es un antiguo convento de la Orden de los Hermanos Predicadores que se encuentra en el centro urbano de la ciudad francesa de Toulouse, a medio camino entre el Capitole y el río Garona.

 Está construido totalmente con ladrillos rojos, y constituye uno de los mejores exponentes de arquitectura languedociana de estilo gótico meridional. El edificio se organiza alrededor de un gran claustro, adornado con elegantes columnas de mármol y capiteles con motivos florales y animales. 




En torno al mismo se distinguen la sala capitular, la sacristía, la capilla de San Antonin (decorada con pinturas murales del siglo XIV) y el gran refectorio, sede habitual de exposiciones municipales.

La iglesia fue construida en cuatro etapas a partir de 1230 que se prolongarían a lo largo de los siglos XIII y XIV. Fue durante la tercera cuando se acometió la construcción de la bóveda de 22 metros de altura (28 metros de altura bajo llave), soportada por una columna estrellada de once brazos conocida como La Palmera. 

 Desde 1369 la iglesia de los Jacobinos es el lugar de reposo del teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino. Cuando los dominicos abandonaron el lugar en 1791 transportaron los restos del santo (que había sido miembro de su orden) a la cercana Basílica de San Sernín, retomando su lugar de veneración en 1974 al cumplirse el 7.º centenario de su muerte. 



El Papa Urbano V la consideró la iglesia dominicana más hermosa de Europa, y en 1369 hizo trasladar allí los huesos de Tomás de Aquino, el famoso filósofo y teólogo dominicano que murió en 1274.




 En tiempos de Napoleón la iglesia fue confiada a los militares, que establecieron en ella un cuartel de caballería y vertieron en su interior más de 5000 metros cúbicos de tierra para elevar el nivel del suelo. No fue hasta 1865 que el monumento dejó de ser posesión militar, cuando la alcaldía de Toulouse lo intercambió al Ejército por terrenos para construir nuevos cuarteles.

 El conjunto de los Jacobinos experimentó una larga restauración en el siglo pasado, comenzada en 1920 y terminada en 1972. Actualmente la iglesia ha recuperado su esplendor con una fachada exterior hecha íntegramente en ladrillo (símbolo de la ciudad de Toulouse) que poco presagia la elegancia de las formas en su interior.

IGLESIA

La Iglesia del Convento de los Jacobinos está considerada una de las grandes obras del gótico del sur de Francia y es sin duda uno de los imprescindibles en Toulouse. Poco o nada tiene que ver este templo con las grandes iglesias del norte del país. 





El exterior es tan sobrio que parece una fortaleza que una iglesia. Altos muros de ladrillo, estrechas ventanas alargadas y contrafuertes. Tan sólo unas gárgolas rompen la sobriedad de los muros, aunque seguramente se instalaron más cómo elemento útil que decorativo. El exterior os aseguro que es tan poco atractivo como bello el interior.



Al cruzar la puerta de acceso a la iglesia hacen falta tan sólo unos segundos para olvidar el austero exterior y quedarse asombrado por la belleza del interior. Altísimos muros, bóvedas sujetas por esbeltas columnas y paredes de piedra.




 ¿De piedra? Pero si fuera hemos visto sólo ladrillo. Y dentro sigue siendo así. Sin embargo, para hacer parecer más elegante y rica a la iglesia, todas las paredes están pintadas imitando piedra. Solamente hay que acercarse a alguna de esas paredes para comprobar esa decoración.

 La iglesia del Convento de los Jacobinos es de planta rectangular dividida en dos naves del mismo tamaño. Puede que los dominicos quisieran evitar más conflictos con los cátaros olvidando la planta de cruz latina en su iglesia, una planta que recuerda que Cristo fue crucificado, hecho que los cátaros negaban.

 La planta de la iglesia en aquel entonces no contaba con ábside (se construyo a finales del siglo XIII), por lo que el altar se instaló en el centro de una nave. Con ello se pretendía que la comunicación por la que abogaban los dominicos fuera más sencilla al estar más cercanos los oficiantes de la misa de los fieles que acudían al templo.



Otro de los elementos destacados de la iglesia son sus vidrieras. Éstas rodean toda la iglesia haciendo que siempre que haya luz en el exterior pueda haber claridad dentro del templo. No hay que dejar de fijarse en ellas. 


Todas las vidrieras que están en la nave sur tienen cristales de colores cálidos que llenan el interior de la iglesia de todos rojizos y anaranjados cuando el sol entre por ellas. Por el contrario, las que rodean la nave norte tienen tonos azules y fríos. Un bello y colorido contraste que se logró al rehacer todas las vidrieras tras ser destruidas en la época de Napoléon.




Por último mencionar el elemento más singular de la iglesia: su famosa palmera. 



Por último mencionar el elemento más singular de la iglesia: su famosa palmera. 





No, no hay palmera plantada en esta iglesia que ver en Toulouse. Es un pilar de 28 metros de altura que abre sus 22 nervaduras cómo si de grandes hojas se tratara. 

Es el pilar más cercano al ábside y la única de la columnas de la iglesia con estas características que permitieron concluir la cabecera del templo abriendo grandes ventanas que dejaran entrar luz al interior.


El claustro del Convento de los Jacobinos 



Cómo la iglesia del Convento de los Jacobinos es de acceso gratuito casi todos los que viajan a Toulouse la visitan. Sin embargo, la entrada al claustro requiere del pago de una entrada, lo que hace que no todo el mundo es anime a visitarlo. 


¿Merece la pena? Pues sí. Es un remanso de paz que tras pasar tiempo en el olvido ha recobrado en gran medida su aspecto original. Se accede a este claustro por una pequeña puerta en el muro norte de la iglesia. En lo que fue la antigua sacristía ahora se encuentra la tienda de recuerdos y la venta de entradas.

También ahí hay una puerta, a la derecha, por la que entrar a la Capilla de la Virgen. Se trata de una pequeña estancia decorada con símbolos de la madre de Jesús. El claustro que hoy podemos visitar estuvo abandonado durante años. 

Dicen que los tolosanos se fueron llevando las columnas y que un vecino de la ciudad se propuso recuperar cada una de ellas para devolver a este espacio medieval su belleza de antaño. Sea cierto o no, la verdad es que hoy el claustro luce como debió hacerlo en el siglo XIV. Cada par de columnas tiene una decoración diferente en los capiteles, ya sea con motivos florales o animales.




Desde el claustro se puede ver perfectamente otro de los elementos arquitectónicos más destacados del Convento de los Jacobinos: la torre de la Iglesia. 



Se trata de una torre de 45 metros de altura que se apoya en el costado norte de la iglesia. Se compone de cuatro niveles con arcos mitrados que han sido inspiración para muchos edificios de la región.

La iglesia tiene una doble nave separada por columnas de 28 metros de altura (22 metros de las cuales son para la parte de piedra), de las cuales emergen bóvedas de crucería. La última columna es un ejemplo temprano de "palmera" (1275-1292), único por su gran tamaño, con un tramo de bóvedas de nervaduras que forman una "palmera". 


La sala capitular



 Con sus grandes ventanas ojivales es uno de los espacios más interesantes del Convento de los Jacobinos. Era aquí donde se reunían los monjes y celebraban sus asambleas.



 Las paredes y bóvedas de esta sala conservan parte de las pinturas que debieron decorar por completo la estancia.

Capilla de San Antolín 



Esta capilla es uno de los espacios más bellos del Convento de los Jacobinos. Se accede a ella desde el claustro y yo no he podido verla vacía hasta la tercera vez que he visitado Toulouse, ya que las dos veces anteriores alojaba alguna exposición. La obra y decoración de esta capilla fue financiada por Domique Grima, obispo de Pamiers y dedicada a San Antolín, patrón de su ciudad.

 Las pinturas que cubren el techo (todas relacionadas con el Apocalipsis) y las paredes (narran la vida del santo) son excepcionales.


El refectorio 

El refectorio del Convento de los Jacobinos aún no he conseguido verlo diáfano, pues siempre he encontrado en su interior alguna exposición. Sólo he podido intuir en mis visitas sus grandes dimensiones. Un dato indicativo del gran tamaño de la comunidad que vivía en este convento. Es conocido este refectorio por ser uno de los mayores del medievo y por haberse servido en él un banquete al rey Carlos VI y su corte durante su visita a Toulouse.


TERMINADA LA VISITA  

Mos ponemos en camino por la A62

MONTAUBAN



Museo Ingres





Exilio español al sur de Francia Cabe destacar que aquí se encuentra enterrado Manuel Azaña, presidente de la Segunda República Española. Montauban, igual que otras ciudades del sur de Francia, vieron durante años cómo miles de españoles exiliados



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