MARIA ENCUENTRA A JESÚS CARGANDO CON LA CRUZ
Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde El pasa. Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor. El alma de María queda anegada en amargura, en la amargura de Jesucristo.
María se encuentra con su Hijo cargando con la Cruz, Ella quería mitigar el dolor de Jesús camino del Calvario. Sus miradas se encuentran y sin pronunciar palabra Jesús entiende a su Madre , suspira aliviado y saca fuerza para seguir su camino al Calvario
¡¡¡Que amor tan grande!!!
Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la Cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer.
¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor.
En el cuarto de los 7 dolores de la Virgen pensamos en el profundo dolor que sintió la Virgen María cuando vio a Jesús cargado con la cruz, llevando el instrumento de su propio martirio.
Imaginemos a María encontrándose con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Vivamos el tremendo dolor que sintió cuando sus ojos se encontraron, el dolor de una Madre que intenta dar apoyo a su Hijo.
Tres Ave Maria
Señor y Dios mio.
Comprenderemos que el dolor tiene un sentido, pues ni a la misma Virgen María, la Madre “tres veces admirable”, por ser Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, Dios la libró del mismo.
Si María, que no tenía culpa alguna, experimentó el dolor, ¿por qué no nosotros?
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