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viernes, 11 de noviembre de 2022

EL QUE PRETENDE GUARDAR SU VIDA LA PERDERÁ

EVANGELIO DEL DÍA Lc 17, 26-37: 

El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.



En el Evangelio de hoy, nos remite a los días de Noé, los tiempos de Lot, en definitiva nos pone delante la realidad del juicio, cuya característica es la sorpresa de lo inesperado. 

Hoy los hombres vivimos inmersos en las realidades temporales que absorben nuestra atención por completo. Muchas veces vivimos como si Dios no existiera.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy no pueden tomarse en absoluto como una «amenaza» para meter miedo ni para amargarle a nadie la vida

Tampoco Jesús asume del todo el lenguaje y la mentalidad «apocalíptica» para anunciar catástrofes, ni fechas concretas para ese «día final». Pero sí que avisa de que en el modo de plantearnos nuestras actividades cotidianas, de ir entregando la vida... seremos hallados dignos del Reino («a uno se lo llevarán»)... o no («al otro lo dejarán»). 

 La espera del día del Señor no ha de ser motivo de angustia. “Es bueno esperar en silencio la salvación de Dios” –dice la Sagrada Escritura. Pero tenemos que llevar mucho cuidado de no desembocar en una relajación, no esperemos a mañana para iniciar nuestra conversión, no hay tiempo que perder cuando se trata de alcanzar nuestra salvación.



Tampoco Jesús asume del todo el lenguaje y la mentalidad «apocalíptica» para anunciar catástrofes, ni fechas concretas para ese «día final». 
Pero sí que avisa de que en el modo de plantearnos nuestras actividades cotidianas, de ir entregando la vida... seremos hallados dignos del Reino («a uno se lo llevarán»)... o no («al otro lo dejarán»).

NOSOTROS

No podemos vivir olvidados de Dios, distraídos y embebidos en las cosas solo comiendo y bebiendo preocupados por los bienes terrenos. Jesús nos advierte de la ceguera espiritual que nos impide captar en el interior de los acontecimientos buenos o malos esos mensajes de los que Dios no priva a quienes le reconocen como tal: “El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará”


Podemos detenernos en la meditación con la máxima que nos presenta el pasaje de hoy: “El que pretenda guardarse la vida”, en definitiva, el que viva para sí, el que solo piense en si mismo, el que se cierre a los demás, sufrirá las consecuencias de su egoísmo, su vida se vaciara de sentido, perderá su propia vida, será ya un muerto en vida.

 Sin embargo, dice: “el que la pierda (–la vida-), la recobrará”. En la clave del amor lo que parece que es una perdida, es una ganancia. Podemos amar como Cristo, servir como Cristo, perdonar como Cristo y ser imagen  de Cristo,

Otra ganancia el que ha empezado a percibir la presencia del Dios vivo en su vida,  quien es capaz de renunciar por amor, se libera de toda atadura; el que se entrega, el que se dona, el que sirve, el que ama, experimenta el crecimiento, el amor no disminuye, esta llamado a crecer sin limites.



Tenemos que tener en cuenta la actitud de Noé y de Lot, testigos de esas dos catástrofes, ellos estuvieron en vigilante expectación ante la difícil situación que les correspondió vivir y por eso salvaron sus vidas. 

Lo mismo debe hacer vosotros día a día, estar siempre preparado (a) para la Venida del Señor, debe estar dispuesto (a) a renunciar a todo lo que es secundario, dejar atrás lo que no es importante para la relación con el Señor, no mirar para atrás, no volver a lo que se ha dejado atrás, como lo hizo, lamentablemente, la mujer de Lot.

¿Estoy preparado (a) para el encuentro con el Señor?

 ¿Estoy dispuesto a dejar todo por Jesús, sin mirar atrás?

 ¿Dónde puedo encontrar a la Señor hoy día?

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