Solemnidad de la Santísima Trinidad.
El Misterio más impresionante de nuestra crencía cristiana. Centro de la fe cristiana todos confesamos a un Dios Trino y Uno a la vez.
Celebramos el Dios familia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres viven desde el mismo Amor y con el mismo Amor, su amistad, su esencia se entiende desde ahí..............el Amor.
Y, toda nuestra vida espiritual --------------cuando entramos a la Iglesia; al salir de casa; al concluir o iniciar la Liturgia; cuando el futbolista sale al campo de fútbol, los sacramentos, etc........gira en torno a la Trinidad.
Tres personas con un mismo corazón y una misma alma. Dios la primera persona nos crea. Jesús , la segunda persona nos ama y nos redime y el Espíritu Santo, la tercera persona nos santifica.
El Padre quiere al Hijo, el Hijo habla por el Espíritu Santo. Los tres se aman en si mismo.
Los tres tienen un mismo objetivo..............nuestra salvación. El Padre el reencuentro en el cielo con nosotros, El Hijo que nos redime quiere que nos encontremos con el Padre. El Espíritu quiere que santifiquemos nuestras palabras y nuestras obras.
Algo importante, los tres piensan siempre en nosotros.
¡Santísima Trinidad! Sólo el amor, sólo el amor, es capaz de ensamblar y de hacer posible el misterio Trinitario.
Sólo, el amor, puede ser el bien más pleno y más rico de la vivencia de la Trinidad.
Solo desde el Amor y la Unidad se puede entender este Misterio de que Dios sea Padre, Hijo y Espíritu.
EL GRAN MISTERIO
Por eso siempre el Misterio de la Santísima Trinidad siempre sera un gran enigma: como puede ser tres personas distinta y una misma naturaleza, es extraño, pero para la fe un gran misterio que adoramos, reverenciamos, cantamos y adoramos,
Por supuesto que sí. Y, a nosotros, no nos toca romperlo como si fuese un puzzle. ¡Al revés! Es un enigma para disfrutarlo, para quedarnos embelesados cantando la gloria de la Trinidad.
No es para ser comprendido, sino para ser vivido; no es un misterio de metafísica, sino un misterio de amor. No intentemos comprender el misterio de Dios Trinidad; intentemos que el misterio de Dios Trinidad nos comprenda a nosotros. Pero, ¿cómo hacerlo?
Una manera sencilla consiste en repetir una de las dos oraciones trinitarias que todos aprendimos de niños. La primera es la señal de la cruz: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La segunda, el Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como Alguien que no alcanzo a entender pero, como Alguien, que vive conmigo que se ofrece en un misterio de Tres personas
-que habla con la fuerza y la autoridad del Padre
- que ama con las manos y el cuerpo del Hijo -
-que quema con el fuego del Espíritu Santo
NOSOTROS
Pero, cuando le invocamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, sabemos que estamos llamando a la misma puerta de una misma casa: el cielo. Dios siempre será un misterio de amor. Y es que, la Trinidad, nos invita a mirar hacia lo alto. Los templos dedicados a la Santísima Trinidad suelen estar en las cumbres.
El Misterio se sostiene el Amor, recuperar el afecto,el cariño y ternura a la Santísima Trinidad porque sin este cariño, nuestra familia se descompone, sin ellos no somos nada. unidos vamos mejor, unidos somos invencibles. Divididos cualquiera puede dividirnos.
Ojala que nosotros, llamándola tantas veces como lo hacemos: ¡En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!, nos sintiésemos también tocados para vivir como “UNO” en el amor, en la caridad, en la esperanza, en la fe, en el compromiso y en la fidelidad a la Iglesia.
Si nos santiguamos muchas veces, no nos sentiremos solos. Mejor acompañados que solos
En esta fiesta recemos por la unión de España.
EVANGELIO
Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
De Navidad a Pentecostés, hemos venido celebrando el amor de Dios a los hombres; amor manifestado en Jesús. Comenzábamos con su nacimiento en Belén y concluíamos el domingo pasado con la efusión del Espíritu en Jerusalén. Hoy, coronando este recorrido de cinco meses, celebramos sencillamente la fiesta de Dios; de Dios Trinidad; de Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.
El barco de la Iglesia. A impulsos de una palabra "id", ha soltado las amarras que lo mantenían atado a la presencia visible de Jesús.
Es la hora de su 'envió', de su 'misión'. Tiene por delante una descomunal tarea: llevar a 'todos los pueblos' la buena noticia de que Jesús nos salva: toda una aventura, llena de peligro y esperanza...
¡No temas, Iglesia! Vas en el nombre del Señor -Padre, Hijo y Espíritu- Él será tu fuerza.
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