Todo ha terminado su Hijo ha dejado de sufrir
Ella, que en ningún momento le ha dejado solo, se ha quedado sola y surgen sus recuerdos....de sus ojos brotan unas lágrimas.
Dolorosa de Siruela, Badajoz
Dios la elige para ser la Madre de su Hijo y sin tener en cuenta las leyes judías:
María acepta.
'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.'
Su Hijo, el Hijo de Dios, recién nacido en un establo entre un buey y una mula.
Estrechándole contra su cuerpo sintió como su cozazoncito latía muy cerca del suyo.
Y el sufrimiento parece que se aficiona a algunas personas de un modo especial.
En la vida de la Santísima Virgen de un modo mucho más especial.
Una madre, al sentir el corazón de su hijo recién nacido, inunda toda su vida de felicidad y alegría.
Misericordia, Motril
La Virgen en el momento de sentir el corazón de su Hijo empezó su dolor.... su sufrimiento..... su angustia..... su soledad.
Por eso ella es la Virgen Dolorosa
Esperanza, Salobreña
José fue el primero en irse. La casa de Nazaret lloró la ausencia de su voz grave y masculina.
Y María quedó sola con su Hijo. Sin el apoyo del compañero, del amigo, del esposo... con la serena conciencia de la misión tremenda que ella, humilde aldeana del caserío de Nazaret, desempeñaba.
Virgen de las Aguas
¡Una de los tantos misterios de Dios!
Cuando más era necesario el padre... Dios se lo ha llevado.
Pero María debía aprender, en la dura escuela del dolor, que los caminos de Dios transitan la oscura senda del misterio.
Y acepta, que sus caminos no son los caminos su Dios
María Santísima de la Divina Gracia, Sevilla
Un momento doloroso,el día que Jesús se fue, por las huellas polvorientas de Judea. María lo sabía desde el principio. Por eso la despedida fue breve, y sus ojos supieron sostener la mirada...
Pero el corazón sangró por mucho tiempo.
La casa pareció más grande. Y llegaban las noticias: que su Hijo enseñaba; que su Hijo curaba... Y, un día, un peregrino agitado que le dio la nueva temida y esperada.
Su Hijo, Jesús de Nazaret, estaba entrando en Jerusalén.
Y ese día, el dolor pasó a la angustia.
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