LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN MARCOS (1, 14-20)
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios;
Convertíos y creed en el Evangelio
El relato vocacional de los primeros apóstoles está colocado al inicio del tiempo ordinario, esta primera semana de ‘normalidad’ tras el tiempo de Navidad, al que precedió el Adviento.
Ahora, la liturgia se empeña en describirnos cómo se conformó el primer grupo de seguidores de Cristo como un modelo que imitar: el Dios encarnado de la Natividad, el Jesús glorificado por el Padre en el bautismo, nos invita ahora a su seguimiento. A ponernos detrás de él y a acompañarlo en la predicación del reino de Dios que va a comenzar.
Basta una palabra de Cristo para que aquellos rudos pescadores galileos dejen las redes de sus quehaceres cotidianos y se lancen a la aventura del discipulado. Porque es una aventura y no faltarán peligros, riesgos, tentaciones, caídas…
NOSOTROS
Al inicio de este tiempo ordinario, Jesús se quiere hacer el encontradizo contigo e invitarte a ponerte detrás de él, evitando la tentación de ponernos por delante como si fuésemos otros profetas como el Bautista: detrás significa pisando sus huellas, las que a diario observamos en los detalles más insospechados sin forzar ni acelerar nada, dejando que el Camino nos muestre por dónde ir.
Con la llamada a la conversión, nos ofrece un camino de plenitud, el Señor quiere lo mejor para cada uno de nosotros. Nos recuerda que “Esta cerca el Reino de Dios”. Que abramos mucho nuestros ojos para detectar su presencia. Que nos podemos estar perdiendo el gran tesoro que Él nos ofrece ya que es muy fácil descuidarse y permanecer sin acoger su invitación.
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