según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».
A Belén uno no va a quedarse, a Belén uno va a adorar al Niño-Dios para después volver a su vida y hacer como el Bautista, señalar e invitar a los que le rodean a iniciar un nuevo camino, a comenzar de nuevo:“Éste es el Cordero de Dios.”
Ese día los discípulos encontraron la dirección a donde se querían dirigir, el tesoro por el que valía la pena venderlo todo, la perla preciosa por la que dejar todo: ¡Venid y lo veréis!
El siguiente momento es el del apostolado, Andrés corre a comunicar la noticia a su hermano Simón, porque no puede retenerla en el pecho para sí sino que necesita darle cauce: en su vida hay un nuevo horizonte al que se orienta toda la existencia y necesita que lo demás lo sepan, empezando por su hermano al que Jesús llama Pedro para fundar así su Iglesia.
Lo más curioso es que la primera palabra que leemos de labios de Jesús en el Evangelio joánico sigue siendo plenamente vigente más de dos mil años después: «¿Qué buscáis?». Es la pregunta que Jesús sigue haciendo hoy, dirigida a ti: ¿qué buscas?.
NOSOTROS
La experiencia se sigue repitiendo en todos aquellos que sienten la llamada del Señor, cuántos santos son testigos de ello, por ejemplo, el mismo San Francisco, herido de amor, iba por las calles y plazas, por las villas y bosques gritando: «El Amor no está siendo amado». Urge comunicar lo grande que el Señor esta y ha estado con nosotros.
La primera palabra que leemos de labios de Jesús en el Evangelio joánico sigue siendo plenamente vigente más de dos mil años después: «¿Qué buscáis?».
Es la pregunta que Jesús sigue haciendo hoy, dirigida a ti: ¿qué buscas?.
Estos días, son días para hacernos los encontradizos con Jesús, leyendo y escuchando con el corazón su Palabra, acercándonos a los pobres y marginados, como Él se acercaba.
A Belén uno no va a quedarse, a Belén uno va a adorar al Niño-Dios para después volver a su vida y hacer como el Bautista, señalar e invitar a los que le rodean a iniciar un nuevo camino, a comenzar de nuevo.
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