La oración es oro
Cuando en nuestra alabanza celebramos la Gloria de Dios, Nuestro Rey, y lo ponemos en el centro de nuestras vida.
La oración es incienso
El incienso mientras arde sube al cielo.
Nuestras suplicas son con el humo, parece disiparse pero con la esencia del amor y sube al cielo.
La oración es mirra
Quien avanza en la oración es como si muriese. Es la muerte del hombre viejo para hacer espacio a Dios.
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