Un templo cristiano ubicado en el municipio de Torres del Río (Navarra).
La iglesia de origen templario, construida entre 1160-11704 Las encomiendas templarias recurrían habitualmente a la planta circular en recuerdo de la iglesia del Santo Sepulcro (Jerusalén).
Aunque no siempre era así, existiendo ejemplos de edificios templarios sin planta poligonal. Sobre el origen y finalidad de iglesias de planta central y sus orígenes hay un debate científico.
Se sabe que hubo en Torres del Río un monasterio dependiente de Irache, pero tampoco se puede establecer con seguridad un origen monástico de la iglesia
EXTERIOR
El cuerpo de la iglesia Si miramos este templo desde el sur, de frente a su portada, observamos el citado sentido ascensional y de gran verticalidad del templo. El cuerpo principal es el de un prisma octogonal dividido en alzado en tres pisos.
El primero es liso salvo en el segmento de la puerta. El segundo nivel cuenta con arcos apuntados de descarga y cobija dos ventanales flanqueando la cabecera. El cuerpo superior es el más hermoso, con ventanales de arquivoltas sobre columnillas que rodean pequeñas celosías cuya función es iluminar el interior.
Este prisma octogonal está reforzado y embellecido por columnas en los vértices que llegan hasta su alero. Los canecillos de esta cornisa son trilobulados, de influencia musulmana.
Portada
La puerta de ingreso se encuentra en el paño meridional. Es muy sencilla y bastante reconstruida como se aprecia en las columnas, cuyos capiteles son lisos.
Linterna
Emergente de este cuerpo principal se encuentra la torrecita superior que reproduce, en pequeño y de forma simplificada, los volúmenes y formas del cuerpo inferior. Es otro prisma de base octogonal, dividido en tres niveles por cenefas. En los lados correspondientes a los puntos cardinales se abre un ventanal. También tiene columnitas en las aristas.
La función de esta torrecita o linterna parece que es doble. Se mantenía encendido un fuego en su interior que permitía ser avistada desde largas distancias por los peregrinos.
Por otro lado, esta llama tenía el valor simbólico de fuego purificador que evoca la aspiración a la Resurrección. Tal era la función de las llamadas "linternas de muertos" que abundaron en los cementerios europeos medievales (especialmente en Francia).
Abside
En el costado oriental, como es preceptivo, aparece el ábside que es un tambor semicilíndrico prácticamente liso salvo por una cenefa y un sencillo vano de iluminación en el centro.
En el lateral contrario -el occidental- aparece otro cubo cilíndrico más alto que es la torre con la escalera de caracol que conduce al tejado y al cuerpo superior o linterna. Exteriormente se aprecian algunas aspilleras de iluminación de dicha escalera.
INTERIOR
La iglesia no es de gran tamaño, pero representa un claro ejemplo del románico navarro del siglo XII.3 Se encuentra ubicado al borde del Camino de Santiago. A medio camino en la carretera que une Estella con la ciudad de Logroño: la N-111. Fue declarado el templo Monumento Histórico-Artístico en el año 1931.
La planta octogonal se corona en el interior con una cúpula cruzada (crucería) que forma parte de una de las características arquitectónicas más singulares de este templo.
La entrada por primera vez a la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río genera un impacto inusual incluso para quienes estás acostumbrados a la diversidad del arte románico. Su verticalidad, cuidada construcción y equilibradas líneas logran que su recuerdo sea completamente imborrable.
Salvo el muro occidental, donde se abre el ábside del que luego nos ocuparemos, las siete paredes perimetrales restantes repiten la disposición de sus elementos decorativos (cenefas) segmentando los muros en distintos niveles semejantes a los vistos al exterior. También encontramos los mismos ventanales en el cuerpo inferior.
En las esquinas de este cuerpo prismático octogonal se adosaron columnas de las que surgirán unos breves nervios que se encajarán en la estrella de ocho puntos de la bóveda. Las correspondientes al muro del ábside se acortaron y auparon sobre ménsulas ubicadas en las enjutas del arco triunfal. En ellas se esculpieron cabezas de animales, una de las cuales devora a una presa.
Abside
El ábside se abre al cuerpo octogonal por un arco triunfal apuntado y doblado. Hay que fijarse bien en sus dos capiteles pues su iconografía está muy relacionada con la función funeraria que se le supone a esta iglesia.
En efecto, en uno de ellos aparece la escena del Descendimiento de Cristo, patético momento que representa el dolor de la muerte del Salvador y, en el otro, la Resurrección con las Tres Marías ante el sepulcro vacío, que simboliza la esperanza en la vida eterna y el triunfo sobre la muerte.
Este arco triunfal abre paso a la bóveda de medio cañón apuntado del brevísimo espacio presbiterial que sin solución de continuidad se une con la bóveda de horno del ábside. En el hemiciclo absidal se abre una ventana con arco doblado de medio punto y gran derrame interior.
La boveda
Con todo, lo mejor de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río es su estructura vertical y, en especial, su abovedamiento.
La bóveda del cuerpo principal es de evidente raigambre califal, con ocho arcos apuntados que se entrecruzan sin unirse en el centro, de tal modo que se conforma una estrella de ocho puntas que deja en el medio un espacio ochavado que a su vez se cubre con bóveda cupuliforme y sirve de base a la torre o linterna superior.
De las ménsulas del interior inician el empuje ocho arcos que se entrecruzan formando una estrella y dando lugar a un octógono central con un círculo de lacería inscritos en él.
La bóveda de tipo hispano-mahometana ha dado lugar a diversos estudios monográficos que afirman influencia de las cúpulas que cubren el mhirab en la mezquita de Córdoba. Estas características arquitectónicas apuntan a posibles constructores de origen mudéjar.
Dando lugar a uno de los ejemplos de lo que se denomina: románico mudéjar de fines del siglo XII y comienzos del XIII.
CRISTO ROMÁNICO
Si no nos dejamos embriagar sólo por la sabia arquitectura de la iglesia podremos apreciar una pequeña joya románica (en tamaño pero no en calidad)
Nos referimos al Cristo románico de cuatro clavos y corona que se conserva en perfecto estado. Es posiblemente la "guinda" de una iglesia que se hace inolvidable al viajero amante de este arte.
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