Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10,1-9)
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
De dos en dos, para contarse por el camino la belleza de Dios y las maravillas que hace su misericordia. Setenta y dos para ir por todos los caminos. Así fueron, Cirilo y Metodio, cuya fiesta celebramos hoy, apóstoles de los pueblos eslavos en el siglo IX traduciendo a esta lengua la Palabra de Dios.
Dios es optimista. Le espera la cruz en Jerusalem y él grita: "¡La mies es abundante!" La urgencia de la situación provoca un entusiasmo renovado: es preciso que se anuncie la palabra. Aprisa. Cueste lo que cueste. A Cirilo y Metodio, patronos de Europa, les acompañó esta pasión y celo por propagar la vida nueva que anuncia el Evangelio.
Al buen evangelizador, las estrategias les sobran, las maletas les estorban, los seguros les son inútiles. Mirad a los setenta y dos discípulos partir sin más certeza que la de ser portadores de paz y testigos de una noticia de gracia.
La Iglesia del evangelio es una Iglesia inocente, tan absorta en la siega que se olvida de la cizaña, tan pacífica que se extraña ella misma de su audacia. Una Iglesia que solo tiene una palabra en los labios, un deseo en el corazón: "¡Shalom, paz a vosotros!" La mies es abundante, porque la paz de Dios ha de manifestarse. Y si la Iglesia tiene que vivir el Evangelio, es para salvar la cosecha.
Pidamos por esta vieja Europa que olvida fácilmente sus raíces evangélicas.
NOSOTROS
"¡Poneos en camino!" Id al mundo entero y proclamar el evangelio
Él cuenta con nosotros, para cristianizar la sociedad desde sus mismos cimientos, como lo hicieron los primeros cristianos y San Cirilo y San Metodio.
Nada de quedarse quietos. La Palabra nos 'quema'. Los seguidores de Jesús no somos de sofá, somos de calle.
¡Hay que ponerse en camino! La gente necesita a Jesús Con el hermano el camino es más fácil, más llevadero.
En la predicación no debemos estar pensando en los resultados, las dificultades, en la victoria o en la derrota, en el éxito o en el fracaso; tenemos que tener como motor para nuestra vida, el vivir buscando y haciendo la voluntad de Dios
Hay que jugársela por el Reino Envíanos a anunciar tu Reino ligeros de equipaje y con el corazón lleno de paz. Haznos a todos discípulos misioneros.
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