Al exterior aparece encajonada entre las construcciones conventuales y el Palacio de Carlos V, de manera que sólo puede apreciarse el elevado imafronte de la fachada de los pies, en donde se encuentra la portada de ingreso: es abierta en arco de medio punto con arquivoltas y con una pilastra cajeada a cada lado.
Remata en tres hornacinas aveneradas, separadas por balautres, y en un pequeño frontón triangular en la parte superior, coronado todo ello por jarrones.
Esta portada debe datar del tiempo de las reformas que se hicieron en el monasterio a mediados del siglo XVI.
Interior
En medio del hastial, un gran óculo da luz al coro.
El interior es de una nave dividida en cuatro tramos por complejas bóvedas de crucería estrellada. El arco triunfal, apuntado, se adorna con magníficos festoneados góticos. Tantos las basas de los pilares como los capiteles llevan sencillas molduras propias del estilo mencionado, así como las ménsulas que alternan con los pilares adosados y sirven, también, de soporte a las crucerías.
Esta iglesia monacal está sólidamente construida a base de mampostería, sillería y sillarejo, comunicando con las habitaciones del Emperador por medio de una puerta que, situada en esviaje, se dispone en el presbiterio por el lado de la epístola; a través de ella Carlos V podía oír misa desde su propia cama, esquema éste que aquí tiene su punto de partida y que posteriormente emplearía Felipe II en El Escorial
Presbiterio:
Retablo mayor realizado por el escultor y pintor riojano Antonio de Segura, en 1580, según encargo de Felipe II, cuya escritura de contratación data del 16 de junio de dicho año.
Se hizo dicho retablo según traza de Juan de Herrrera. Es, por ello, obra muy clasicista, en la que cuatro grandes columnas con capiteles corintios sostienen un gran frontón partido con el escudo imperial en medio.
En el banco, dos pinturas sobre tabla que representan a los cuatro padres de la iglesia occidental: a la izquierda, San Agustín y San Jerónimo, y a la derecha, San Gregorio y San Ambrosio.
La parte central la ocupa un gran óleo sobre lienzo, la “Apoteosis de Carlos V”. Se trata de una copia que Antonio de Segura hizo del cuadro de Tiziano “La Adoración de la Santísima Trinidad”.
En lo alto, a los lados del escudo del águila bicéfala, cuatro virtudes en impresionantes esculturas de bulto: Fortaleza, Justicia, Fe y Esperanza.
Nave del evangelio:
Retablo clasicista, del siglo XVII, que contiene diversos relicarios. Relicario de madera policromada en forma de antebrazo, del siglo XVII. Relicario de las mismas características y cronología que el anterior. Relicario en forma de busto de Santa con una teca en el pecho, del siglo XVII. Relicario de madera policromada en forma de óvalo a manera de marco, del siglo XVIII. Dos pirámides de madera policromada que, en su día, formarían parte del remate de algún retablo, del siglo XVII. Óleo sobre lienzo que representa a un Cristo atado a la columna, del siglo XVII. Púlpito de hierro forjado, del siglo XVIII.
Nave de la epístola: Óleo sobre lienzo que representa la vuelta del hijo pródigo, del siglo XVII. Retablo clasicista, del siglo XVII, que hace juego con el retablo-relicario que hemos estudiado en el lado del evangelio.
Coro:
El coro se dispone a los pies y salva la anchura de la nave por medio de un elegante arco carpanel, dividiéndose su cubierta, también de crucería gótica, en dos tramos, ya que así lo requiere su extraordinaria amplitud. En alto y a los lados hay sendos balconcillos en esviaje que se disponen sobre trompas.
Dan luz a dicha nave, además del óculo situado a los pies y ya citado, cuatro vanos cuadrangulares, más uno, muy elegante y situado a la cabecera, que se abre en arco de medio punto con arquivoltas.
Sacristía:
Antesacristía:
CASA PALACIO DE CARLOS V
Si las dependencias religiosas del Monasterio de Yuste son de gran austeridad, no menos lo son las que forman parte del Palacio o vivienda del emperador.
Sencillez y austeridad, es un edificio construido fundamentalmente con mampostería, ladrillo y sillería, sin tener prácticamente elementos decorativos y destacando como hemos dicho por su austeridad.
El edificio tiene dos plantas, con cuatro habitaciones cada una, aunque el emperador nunca llegó a usar la planta inferior.
El acceso al edificio se hace a través de una rampa a la planta superior, la cual fue construida para poder llegar a caballo hasta la entrada del palacio del emperador.
Primera planta
La planta superior, que fue la que funcionó como residencia del emperador, es muy sencilla, constando de en un pasillo central con dos habitaciones a cada lado.
A la izquierda están el cuarto de la guardia y el dormitorio de Carlos V,
este dormitorio se comunica con la iglesia de tal forma que el emperador Carlos V podía asistir a la misa cuando por su enfermedad no podía levantarse de la cama, hecho que su hijo Felipe II imitó en el Monasterio de El Escorial, años más tarde.
A la derecha están la antecámara donde recibía a sus ilustres visitantes y otra cámara donde reposaba, ambas habitaciones cuentan con miradores que dan a la huerta del monasterio y al bonito estanque donde el emperador solía pescar.
Este estanque sería también de manera indirecta la causa de la muerte del emperador, ya que Carlos V murió de paludismo y muy probablemente enfermó por las picaduras de los mosquitos de este estanque.
En cuanto al mobiliario, en la actualidad todavía se conserva parte del escaso mobiliario que el emperador utilizó en sus últimos días.
Destaca la litera en la que fue trasladado a hombros por mozos de la zona para llegar a su última morada y también llama la atención la silla articulada que se construyó especialmente para que el emperador Carlos V pudiera acomodar su pierna enferma de gota.
http://www.revistaiberica.com/Rutas_y_destinos/extr/yuste/monasterio2.htm
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