En 1219, Francisco envia a sus hermanos a los paises mulsumanes y vive la experiencia de ver como a los hermanos que envió a Marruecos fueron decapitados
Francisco nunca quiso dar la impresión de que enviaba a los suyos a soportar penalidades mientras él se quedaba tranquilo en su tierra. por eso decidió ir más allá que ellos y se embarcó en Ancona, rumbo a Palestina y a Egipto, donde se desarrollaba la Quinta Cruzada.
Asiste a la toma de Damieta en Egipto y, arriesgando su vida, logra entrevistarse con el Sultán Melek-el-Kamel, que quedó impresionado de la fe de aquel hombre, que le parecía "un verdadero cristiano".
En el Capitulo del año 1220, Francisco está en el extranjero. Surgen problemas con las normas nuevas.
Muchos se resistieron a acatarlas, lo que les valió severos castigos, mientras otros desertaban, como fray Esteban, compañero del santo entre 1217 y 1219, el cual, indignado por lo que estaba sucediendo, se fue a Oriente, a contar lo sucedido a Francisco.
Regresó a Italia un año antes de lo previsto, vuelve enfermo de malaria y con una grave infección ocular.
Para resolver los problemas pide permiso al Papa Honorio III para que permita que el Cardenal Hugolino le ayude. El Cardenal vueve a pones paz en la Orden.
Al final del verano, Francisco, enfermo y deprimido, delega el gobierno de la Orden no como ministro general, pues para ello se requería el permiso del papa, sino como vicario suyo: fray Pedro Cattani.
La enfermedad se agravó y el obispo Guido II le había insistido para que se alojara en su casa, y allí permaneció durante la cuaresma del adviento o de San Martín (1 nov. - 24 dic.).
Se acusa publicamente de sus faltas y se castiga duramente, para dar ejemplo.
En marzo del 1220,muere el vicario Pedro Cattanei.
Su muerte fue muy sentida en la comarca y la gente acudía en masa a su tumba.
El sucesor será fray Elías de Asís
Último capitulo de las esteras, con 3000 participantes, el más numeroso
En este capítulo Francisco presentó la nueva versión de la Regla, es decir, la regla primitiva, aprobada oralmente por Inocencio III en 1209, con las modificaciones, añadidos y supresiones introducidas en los capítulos anteriores (1216 al 1219) y por el mismo santo al volver de Egipto.
Se crea la provincia de Alemania.
Después del Capítulo, se recorre el centro y el sur de Italia.
Vive mortificandose Más de lo debido, para dar ejemplo.
Todo el esfuerzo de Francisco iba dirigido a edificarse a sí mismo sobre la humildad aprendida de Cristo, por eso sólo miraba a sus fallos y su mayor ilusión era crecer en la virtud.
Humilde en el vestir, austeridad en el comer,del 1 de noviembre al 25 de diciembre Francisco hizo la cuaresma de San Martín en Poggio Bustone, cerca de Rieti.
Austeridad en el vestir,después de Navidad estuvo en la ermita de San Eleuterio, cerca de Contigliano, entre Rieti y Greccio. Como hacía un frío intenso, su compañero reforzó su túnica por dentro con unos remiendos,la suya no se reforzaba.
Austeridad en el dormir,San Francisco solía dormir sobre una estera de junco o sobre la túnica extendida en el suelo. Por almohada colocaba un tronco, una piedra o un trozo de paño. Muchas veces dormía sentado, apoyado contra una pared. Si hacía frío, se cubría con su propia ropa. Cuando se acostaba, procuraba hacer ruido, para que sus compañeros percataran.
En el invierno de 1222. Francisco se dirigió hacia el sur de Italia. En el Sacro Speco de Subiaco, cuna de la Orden benedictina, una pintura de San Francisco considerada su retrato más antiguo, recuerda que pasó por allí en 1222.
Pasado el invierno, Francisco regresa a Asís con una fuerte depresión, manifestada, por ejemplo, en su visita a Clara y a sus hermanas reclusas en San Damián.
Francisco no está en sus mejores momentos. Su estado de ánimos en la primavera de 1222 es alarmante. Las enfermedades y los problemas internos de la Orden lo han sumido en una profunda crisis.
Una crisis que duró del 1221 al 1223, cuando, fuertemente turbado física y psíquicamente, incapaz de mostrarse ante los demás con su sonrisa habitual, huye de su compañía y se encierra en su celda, o se interna en el bosque de la Porciúncula.
Allí, en la soledad, se entregaba a la oración y a una áspera mortificación, desahogando su pena en un mar de lágrimas.
De ese modo descargaba sobre sí el rigor de la vida austera y mortificada que quería ver en los demás, aunque no lo necesitara, sólo para dar ejemplo, pues, si había algo que no soportaba, era el escándalo y el mal ejemplo que a veces daban algunos frailes.
La necesidad de tener una Regla aprobada por la Iglesia,en el invierno de 1223, llevó a Francisco a retirarse al eremitorio de Fontecolombo en 1223, junto a los hermanos León y Bonicio de Bolonia, un experto en derecho civil y canónico.
Allí escribió Francisco la versión final de la Regla que, después de muchas dificultades y oposición de parte de los superiores de las provincias, fue aprobada en Capítulo General. El 29 de noviembre de 1223 el papa Honorio III la aprobó por la bula "Solet annuere". Se le llama segunda Regla o "Regula bullata".
La Navidad de 1223.
Quire hacer algo que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y cómo nació en Belén.
San Francisco pasó la Navidad de 1223 en Grecehio, en el valle de Rieti, el Santo construyó entonces en la ermita una especie de cueva y los campesinos de los alrededores asistieron a la misa de medianoche, en la que Francisco actuó como diácono y predicó sobre el misterio de la Natividad.
Se le atribuye haber comenzado en aquella ocasión la tradición del "belén" o "nacimiento". Quiso hacer algo que ayudase a la gente a recordar al Cristo Niño y cómo nació en Belén y lo consiguió.
San Francisco permaneció varios meses en el retiro de Grecehio, consagrado a la oración, pero ocultó celosamente a los ojos de los hombres las gracias especialísimas que Dios le comunicó en la contemplación.
El hermano León, que era su secretario y confesor, afirmó que le había visto varias veces durante la oración elevarse tan alto sobre el suelo, que apenas podía alcanzarle los pies y, en ciertas ocasiones, ni siquiera eso.
Bendición de S. Francisco a Fray León.
1224 junio.Francisco asistió en junio de 1224 a lo que fue su último capítulo general de la orden. Durante el capítulo se limita a rezar y a dar buen ejemplo. Entra en vigor la nueva Regla. En adelante los capítulos serán trienales. Se crea la provincia de Inglaterra.
A principios de agosto resolvió hacer un viaje a un lugar aislado llamado Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al norte de Asís; escogió para este viaje a algunos de sus compañeros.
En Monte Verna, donde decide hacer una Cuaresma del 15 de agosto al 29 de septiembre. El 14 de septiembre recibe en su cuerpo la impresión de las llagas.
El mismo Nazareno se le presentó, crucificado, rodeado por seis alas angélicas, y le imprimió las señales de la crucifixión en las manos, los pies y el costado.
Por eso, fue desde entonces con las manos metidas entre las mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias y zapatos.
Otoño de 1224. Tras haber recibido los estigmas en el monte de La Verna, Francisco emprendió el regreso a Asís y en el camino se detuvo en Cittá di Castello, donde permaneció un mes aproximadamente. Luego partió para Gubbio, acompañado por fray León y un campesino con su asno.
Gubbio
A la mañana siguiente, cuando entraron en Gubbio, todos corrieron a recibirlo, también una mujer con las manos retorcidas por la artrosis, que no dejaba de mostrárselas, para que las tocara. El santo, compadecido, así lo hizo, y quedaron sanas al instante. Como agradecimiento, la mujer corrió a su casa y, con sus propias manos, antes incapaces, elaboró un requesón para él. Francisco, por cortesía, probó un poco, pero dejó el resto para ella y su familia.
El el invierno, año 1225, se encuentra bastante enfermo.
Además de la malaria, Francisco contrajo en Egipto una grave infección ocular, una conjuntivitis granular tracomatosa, crónica y sumamente infecciosa que suele arraigar en individuos anémicos. La infección afecta al globo ocular, produciendo una telilla corneal con residuos opacos que dificultan la visión.
A la vuelta del monte de la Verna el mal se había agravado y, para evitarle las molestias que le producía la luz, en Santa María de la Porciúncula le prepararon una celdilla con esteras dentro de otra celda.
El obispo Guido, apenas supo de su regreso y de su estado, bajó enseguida a visitarlo, mas apenas se asomó al interior de la celda le sacudió un temblor que lo dejó paralizado y sin habla.
Tal vez por eso lo trasladaron a San Damián, donde los hermanos que atendían a Clara y a sus compañeras tenían una pequeña habitación para ellos, a la derecha de la entrada de la iglesia. Allí le prepararon una celdilla de esteras en un rincón de la habitación, ya de por sí oscura, para evitarle el contacto directo con la luz.
Su salud iba empeorando, los estigmas le hacían sufrir y le debilitaban, y casi había perdido la vista. En el verano de 1226 estuvo tan enfermo, que el cardenal Ugolino y el hermano Elías le obligaron a ponerse en manos del médico del Papa en Rieti.
El Santo obedeció con sencillez. De camino a Rieti fue a visitar a Santa Clara en el convento de San Damián.
Ahí, en medio de los más agudos sufrimientos físicos, escribió el "Cántico del hermano Sol" y lo adaptó a una tonada popular para que sus hermanos pudiesen cantarlo.
Después se trasladó a Monte Rainerio, donde se sometió al tratamiento brutal que el médico le había prescrito, pero la mejoría que ello le produjo fue sólo momentánea.
Cuando Francisco volvió a Asís, el Obispo le hospedó en su propia casa. Francisco rogó a los médicos que le dijesen la verdad, y éstos confesaron que sólo le quedaban unas cuantas semanas de vida. "¡Bienvenida, hermana Muerte!", exclamó el Santo y acto seguido, pidió que le trasportasen a la Porciúncula.
El Santo envió un último mensaje a Santa Clara y a sus religiosas, y pidió a sus hermanos que entonasen los versos del "Cántico del Sol" en los que alaba a la muerte. Enseguida rogó que le trajesen un pan y lo repartió entre los presentes en señal de paz y de amor fraternal diciendo: "Yo he hecho cuanto estaba de mi parte, que Cristo os enseñe a hacer lo que está de la vuestra”.
Murió el 3 de octubre de 1226, después de escuchar la lectura de la Pasión del Señor según San Juan.
Francisco había pedido que le sepultasen en el cementerio de los criminales de Colle d'lnferno. En vez de hacerlo así, sus hermanos llevaron al día siguiente, 4 de octubre, el cadáver en solemne procesión a la iglesia de San Jorge, en Asís.
Ahí estuvo depositado hasta dos años después de la canonización.
Un año después de su muerte, muere Honorio III. y ligen sucesor al cardenal Hugolino, con el nombre de Gregorio IX, quien canonizó a Francisco, 16 de julio 1228, en la explanada de la iglesia de San Jorge -plaza de Santa Clara-.
Un día después el Papa coloca en la "Colina del Infierno" la primera piedra de la Basílica de San Francisco, para su sepultura, y nombra a Fray Elías responsable de la construcción.
Fuentes: Wikipedia, páginas franciscanas y un trabajo realizado por mí de un libro de Asís.
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