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viernes, 27 de octubre de 2017

LA TEBAIDA LEONESA

Se conoce como tebaida leonesa, también denominada tebaida berciana,​ a una zona declarada «paisaje pintoresco», según el Real Decreto 1244/1969, posteriormente reconocida como Bien de Interés Cultural, situada en el municipio español de Ponferrada, comarca del Bierzo, provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León.


Dicha zona abarca los términos de las Entidades Menores de San Pedro de Montes y Santiago de Peñalba y en ella se establecieron, a partir del siglo IV, numerosos de los primeros ermitaños cristianos buscando el retiro para dedicarse a la oración y la meditación.

 En 2015 se propuso que una zona más amplia, denominada tebaida berciana, se postulase como candidata a Patrimonio de la Humanidad.


El nombre «Tebaida» proviene de la comparación con la zona geográfica del Alto Egipto donde, junto con Siria y Capadocia, surgió la tradición cenobítica oriental, y fue descrito por el Padre Flórez en su obra "España Sagrada" en la que, refiriéndose a El Bierzo dice textualmente:
Montes de Valduerza

Ermita de Santa Cruz en San Pedro del Monte

Ermita de Santa Cruz (San Pedro de Montes).jpg


Fue fundado hacia el año 6352​ por San Fructuoso con la ayuda de su joven discípulo y albañil Baldario.
San Fructuoso buscaba de nuevo la soledad tras la fundación del Monasterio de Compludo y se internó en los valles situados entre los montes Aquilanos edificando un pequeño oratorio dedicado a San Pedro Apóstol frente al antiguo Castro Rupianensi, es por esto que al monasterio de San Pedro de Montes se le llama también Monasterio Rupiano o Rupianensi, en las estribaciones del pico de la Aquiana (o Guiana), en el lugar que actualmente ocupa la iglesia de San Pedro de Montes.


 Junto a este primer oratorio fundó el primigenio cenobio. Tras la muerte de San Fructuoso sus discípulos continuaron con la vida monacal hasta la llegada de San Valerio, buscando como San Fructuoso la soledad y los pasos de este procedente igualmente del Monasterio de Compludo.


Primeramente tuvo graves enfrentamientos con los monjes que allí habitaban, pero tras la interposición real, que lo convirtió en abad lo aceptaron.
 Ruinas del claustro de los arcos (siglo XVII).


 Junto con su sobrino Juan amplió el cenobio y sus alrededores, plantando unas magníficas huertas y jardines. Un discípulo suyo, Saturnino, edificó sobre la roca donde solía orar San Fructuoso, marcada con una cruz, una pequeña ermita en honor de la Santa Cruz y de San Pantaleón.

Probablemente de esta primitiva ermita procedan los restos visigodos que se encontraban hasta hace poco en el frontal de la ermita de la Santa Cruz en San Pedro de Montes junto con otros restos prerrománicos, entre ellos la lápida fundacional de la ermita que corresponden al año 905.

Esta ermita fue edificada a principios del XVIII a pocos metros de donde estaba situada la anterior y probablemente la primitiva edificada por Saturnino. Bajo la dirección de San Valerio se dio un gran impulso a la vida monástica, alcanzándose una gran actividad literaria, en parte por las obras por él manuscritas.

 A principios del nuevo siglo, en el año 714, las razzias musulmanas invaden El Bierzo, destruyendo muchos de los monasterios, entre ellos el monasterio Rupiano.
 De esta época nada se conserva salvo, tal vez, un capitel o imposta usado actualmente como pila de agua bendita en la Iglesia del Monasterio y parte de los restos que se conservaban en el frontispicio de la Ermita de la Santa Cruz.






Valle del Silencio
Entrada Valle del Silencio.jpg
Cueva de San Genadio, Santiago de Peñalva

Hacia el año 895, San Genadio y doce discípulos que le acompañaban, llegaron, procedentes del Monasterio Ageo (situado, probablemente, en Ayoó de Vidriales, Provincia de Zamora, Diócesis de Astorga), se encontraron que poco quedaba del monasterio rupianense, salvo ruinas y maleza.

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 Cueva de San Genadio, en el Valle del Silencio.
 A principios del 896 ya habían conseguido realizar una primera restauración que les permitió instalarse. El obispo de Astorga, Ranaulfo, nombra abad a San Genadio y le otorga la regla de San Benito (la primera vez que se otorga en España) que sustituirá la regla de San Fructuoso, seguida por sus anteriores ocupantes, y permanecerá hasta la exclaustración del monasterio en 1835.


 Simultáneamente a su consagración como abad, el Rey de Galicia (no está claro quien era el Rey en esa época, ya que se contradicen las fechas con el nombre que figura en los documentos. Podría ser Ordoño II, cuando reinaba solo en Galicia, o Alfonso III) dona al Monasterio el Valle del Oza; el pueblo de Morales del Rey, en Zamora (posteriormente se estableció en este pueblo un priorato); objetos litúrgicos y libros.

 Tras ser nombrado San Genadio obispo de Astorga (en contra de sus preferencias), le sucede como abad Vicente. Aún estando tan lejos, San Genadio continuó trabajando fervientemente por la restauración del Monasterio.

En esta etapa, año 905, se restauró la ermita de Santa Cruz de Montes antes nombrada,​ se edificaron otros eremitorios cerca del Monasterio y en otros valles cercanos, se reforzó y amplió la iglesia.

 En el año 915 terminaron las reformas y san Genadio dictó un testamento (en el sentido de donación) en el que destaca la organización de una biblioteca circulante.

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Se encuentra a media hora paseando de la localidad de Peñalba de Santiago y es conocida por ser el lugar de recogimiento de San Genadio.
 Cuenta la leyenda, que era tal el ansia de este eclesiástico por la paz y el sosiego que mando callar a las aguas del río y por eso estas se esconden a su paso por la cueva.

Actualmente, en su interior encontramos un pequeño altar y en ocasiones ofrendas dejadas por quien la visita.


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Villaquilambre y Villasabiego

A escasos kilómetros de León capital, se abren magníficas, las cuevas eremíticas de San Martín (Villamoros) y de Valle (Valle de Mansilla), asentadas en los municipios de Villaquilambre y Villasabariego y rebautizadas ambas como del Moro.

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Rebautizada como cueva del Moro, el cenobio rupestre de Villarrodrigo posee un ábside y dos partes diferenciadas. -

Iglesia rupestre de nave rectangular de 3,30 por 3,60m cubierta por una especie de bóveda de carpanel desde la que se accede a través de un arco de herradura al ábside, también en forma de herradura de 2,60m de diámetro, cubierto por bóveda semiesférica.

Utilizada en los siglos IX y X, pero con posible origen en el siglo IV. Rebautizada como cueva del Moro, el cenobio rupestre de Villarrodrigo posee un ábside y dos partes diferenciadas. -
 el Ayuntamiento de Villaquilambre quiere promocionar la denominada cueva de San Martín tallada, probablemente, hace quince siglos en el escarpe de la margen izquierda del río Torío. Para ello, el PGOU incluye un plan especial de protección de esta ermita rupestre, que posee una curiosa nave, un arco de herradura y un ábside con bóveda semiesférica.


    En el caso de las cuevas de Valle de Mansilla, la historia y las paredes marcadas por los arañazos y los instrumentos afilados que sirvieron para dibujar sus pequeñas celdas interiores, demuestran que este enclave tuvo un gran peso en la conversión de decenas de ‘soldados’.
A partir del siglo X, esos ermitaños comenzaron, con probabilidad, a bajar de sus guaridas y se organizaron en recintos que dieron lugar a los monasterios medievales.


 De ahí, que en la zona se hayan bautizado como Cuevas del Moro.



Cuevas prehistóricas pertenecientes según estudios de Julian Sáez al periodo calcolítico; fueron horadadas en la arcillosa roca de la cuesta; habitáculos de eremitas en la Alta Edad Media, quizás ocupadas por algunos de los monjes benedictinos expulsados del cenobio de San Miguel de Escalada, cuando tomaron posesión del monasterio los Canónigos Regulares. Serían también utilizadas como fuerte defensivo en las luchas que sostuvieron los mozárabes aprovechando el fuerte impulso que tomó la Reconquista, para expulsar a los moros de tierras leonesas; de esta forma tomaría tradición y el nombre de Cuevas de los Moros.

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