Si eres de Zaragoza o has pasado por esta ciudad, seguramente habrás oído el canto del “Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza”. Cada día suena, puntual a su cita, a las 9,00, las 12,00 y las 20,00, desde la Basílica del Pilar. Pero, ¿de dónde viene esta tradición?
El 2 de enero del año 40 del siglo I, cuenta la tradición (que no leyenda) que el apostol Santiago estaba predicando en Caesaragusta y se encontraba algo “deprimido porque no estaba teniendo los éxitos que él esperaba en la expansión del mensaje de Jesuscristo”, nos explica el canónigo del Pilar, José Antonio Calvo.
Fue entonces cuando al retirarse con los pocos corvertidos en oración, vio a María, la madre de Jesús. “El verbo Venir es característico de esta devoción mariana, la Virgen estaba viva, estaba en Jersualén y vino a consolar a un sobrino suyo, un evangelizador, un amigo de su hijo”, señala calvo. La tradición nos habla de “coros evangélicos” pero “si cerramos los ojos podemos imaginar un encunetro muy ínitmo entre la madre de jesús consolando y animando en su tarea con un el apostol Santiago”. De eso hace 1984 años.
La tradición hace que los días 2 de cada mes, la Virgen del Pilar no lleva manto. Pero el 2 de enero es, por excelencia, una efémeride especial. “Además de no estar cubierta la virgen con el manto, lleva la corona de la coronación canónica acaeida en 1905 pero no lleva ese acostumbardo resplandor dorado que rodea la corona”, explica Calvo. Por ello, no duda en afrimar que, en este día, “la Virgen está preciosa, muy guapa, sin todos esos brillos, de una manera muy auténtica y muy genuina”, por lo que recomienda “no perderse su contemplación”.
En este 2 de enero, a las 0,00, se ha celebrado ya una solemne Misa “que estaba llena de devotos jóvenes, por lo que la devoción está asegurada”. A lo largo de esta jornada están previstas 10 misas, incluyendo una “más solemne a las 12 del mediodía, que impresiona por las filas que se forman”. Y es que la Virgen del Pilar “es un valor universal”.
“Podemos decir que en Zaragoza tenemos una madre y donde hay madre hay familia, la Virgen del Pilar que es nuestra madre nos ha acompañado en todos los momentos, en las guerras, durante la dominación musulmana... su Templo ha sido, como dice el Papa, hasta hospital de campaña”, relata el canónigo del Pilar.
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