SU LLEGADA A LA CATEDRAL
CELEBRACIÓN
El navarro Mikel Garciandia Goñi, de 59 años, hasta ahora vicario episcopal del Mendialde en la diócesis de Pamplona y Tudela se ha convertido en el obispo 102 de la Diócesis palentina en una multitudinaria ceremonia celebrada en la Catedral y presidida por el nuncio apostólico de Su Santidad en España, Monseñor Bernardito Cleopas Auza y junto a otros 26 prelados, arzobispos y administradores diocesanos, además del obispo saliente, el cántabro Manuel Herrero.
El nuevo obispo ha estado arropado por su familia y por representantes de Navarra que han querido acompañarle en este gran día.
Mikel Garciandia, ordenado este sábado obispo de Palencia, se ha comprometido durante su primer saludo a los feligreses a luchar por los derechos de las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia, y ha pedido a los fieles que salgan de “las trincheras” y hagan de la comunidad cristiana un hogar para todos.
El nuncio apostólico, Bernardito Auza, ha presidido la ordenación del sacerdote navarro Mikel Garciandia, de 59 años, como obispo número 102 de la Diócesis de Palencia durante una ceremonia concelebrada en la catedral de Palencia junto a veintiséis obispos, arzobispos y administradores diocesanos.
El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, y el administrador apostólico de Pamplona y Tudela, Francisco, han actuado como consagrantes durante la ceremonia en la que han estado acompañados por Alfonso Garciandía, párroco en el valle del Baztán (Navarra), y Jesús Rodríguez, auditor de la Rota Española, así como por tres exobispos de Palencia: Ricardo Blázquez, José Ignacio Munilla y Esteban Escudero, además del obispo saliente, Manuel Herrero.
Han asistido también las alcaldesas de Palencia, Miriam Andrés, y de Etxarri Aranatz (pueblo natal de Garciandia), María Saez de Albeniz; el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo; la presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén; y familiares y amigos.
Cuando ha llegado el momento de la plegaria de ordenación el ordenante principal, Moseñor Auza, le ha impuesto las manos, seguido por el resto de obispos.
Tras la unción con el Santo Crisma y la entrega de evangelio y las insignias episcopales, Garciandía ha quedado desposado con el anillo episcopal, para dar paso a la entrega de la mitra y del báculo con el que ha quedado ordenado como Obispo de Palencia.
Consagración episcopal
CEl navarro ha sido recibido con repique de campanas en la puerta del Obispo de la catedral. A las once de la mañana ha dado comienzo la procesión desde la sacristía hacia el altar con la participación del nuncio, los obispos y arzobispos, canónigos, acompañantes, miembros de la curia diocesana, el obispo-administrador apostólico y los diáconos.
Durante la ordenación episcopal, celebrada en el crucero de la catedral gótica, el elegido se ha postrado en el suelo mientras se entonaban las letanías. Después se ha procedido a la imposición de manos y la plegaria de Ordenación, la unción de la cabeza con el crisma y la entrega del Evangelio y las insignias episcopales, el anillo, la mitra y el báculo.
Tras tomar posesión, Garciandia se ha sentado en su cátedra con la mitra y el báculo, escenificando así la toma posesión de la Diócesis de Palencia y ha recibido el saludo de representantes del presbiterio, de la vida consagrada y de laicos de la diócesis y el abrazo de todos los Obispos que le han acogido en el Colegio Episcopal con el beso fraterno de la paz.
Abrir puertas, derribar muros
Finalmente, el nuevo prelado se ha dirigido a los fieles para señalar que llega desde el monasterio de San Marcos, de Zamartze en Navarra, “para habitar en la calle de San Marcos en Palencia” y animar a los creyentes y seguidores de Jesús a “abrir puertas, derribar muros y bastiones”.
También les ha pedido que “salgan de las trincheras” para hacer de la comunidad cristiana un hogar abierto y acogedor para todos, y de la Iglesia “un verdadero paritorio”, un lugar para despertar de “nuestra modorra cultural y activar la búsqueda y el deseo de plenitud que toda persona lleva dentro”.
Ha continuado hablando de las amenazas actuales, de los embates del mal y de la indiferencia como principal problema para comprometerse, a continuación, a luchar en favor de la vida humana, especialmente, de todas las víctimas de los abusos de cualquier tipo en el seno de la Iglesia y en la sociedad, a luchar por los más necesitados, por los enfermos, por los ancianos y por los que, ha dicho, serán privados de su derecho a nacer.
Nuevos retos
“Los retos de la fe cristiana, en este momento, son nuevos, tanto en su manera de formularse como en su manera de presentarse, pero creo que la novedad del evangelio sigue siendo válida y vigente de cara a la realidad actual”, ha continuado.
“Confío en vosotros jóvenes y en cuantos estáis implicados en la pastoral vocacional”, ha concluido Garciandia Goñi.
El pasado 31 de octubre, el papa Francisco nombró obispo de Palencia al sacerdote navarro Mikel Garciandía Goñi, de 59 años, vicario episcopal del Mendialde en la diócesis de Pamplona y Tudela, para sustituir al agustino Manuel Herrero, titular de la diócesis palentina desde 2016 y que en 2022 presentó la obligada renuncia canónica al cumplir los 75 años. EFE
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