Bartolome Murillo, Museo del Prado
Murillo sitúa la escena doméstica en una arquitectura solemne de columnas y balaustradas clásicas, en la que Santa Ana sentada y tras haber interrumpido las labores de costura como indica la canasta de mimbre que aparece en el ángulo inferior izquierdo del cuadro, aparece en actitud paciente de enseñar a leer a la pequeña María, quien con delicadeza sostiene el libro que su madre le ofrece y con el dedo de su mano derecha parece seguir la lectura con gesto de atención y concentración, como deja ver la atenta mirada que dirige a la Santa.
En contraste con esta escena familiar y cotidiana, el cielo parece irrumpir en la intimidad de la relación de la madre con su hija, para subrayar que esta niña, aparentemente normal, es la escogida por Dios para ser la Madre de su Hijo, y por ello está siendo coronada con una guirnalda de flores por unos ángeles cuyas posturas nos hacen ver que están bajando del cielo con gran dinamismo. Esta coronación de la pequeña María, está anunciando ya en su infancia el destino feliz de la glorificación de esta Niña concebida sin pecado.
Murillo utiliza aquí colores claros y por medio de una luz uniforme sin fuertes contrastes de luces y sombras consigue crear una atmósfera serena e íntima, acorde a la escena representada. Es interesante señalar que mientras la madre lleva una vestimenta convencional típica de los santos, con amplios pero sencillos ropajes, la Hija viste a la manera aristocrática de la época de Murillo, un contraste que queda aún más acentuado por los colores de las prendas que visten.
Así, el tono rosa de la túnica de la Virgen contrasta fuertemente con los colores pardos y ocres de las vestiduras de la Santa, lo cual, como indica Javier Pérez Portús en el catálogo de la exposición citada, contribuye a reforzar la solidez escultórica de la figura de Santa Ana.
SAN JUAQUÍN Y SANTA ANA CON LA VIRGEN NIÑA
Luis Giordano
La obra representa el momento en que los padres de la Virgen, quienes aparecen en primer plano, conducen de los brazos a la niña al templo para ser consagrada a Dios. Sobre ellos aparece la alegoría del Espíritu Santo, y en primer plano a la izquierda se localiza un ángel que ofrece un cesto de flores a la niña.
Está inspirado en la obra de Rubens sobre la Sagrada Familia, aunque con un aire más clasicista.
El cuadro se halla firmado en el ángulo inferior izquierdo, bajo el pie derecho de Santa Ana, en el que figura «Jordanus F Se desconoce la fecha de ejecución de la obra, aunque debió ser encargada entre 1697 y 1701, después de que finalizase la decoración del camarín del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe y la serie de estampas de la Vida de la Virgen que se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena.
Se trata por ello de una de sus últimas obras en España, antes de regresar en 1702 a su ciudad natal, donde murió tres años después.
Respecto a su ubicación original, destaca la existencia en Cuéllar del convento de Santa Ana, fundado en 1572 por una hija de Beltrán II de la Cueva y Toledo, tercer duque de Alburquerque, quien desempeñó los cargos de Virrey de Aragón y de Navarra. Es probable que el cuadro fuese encargado por los duques posteriores en la Corte, como pieza central del retablo mayor, casi con toda seguridad renovado en el siglo XVII, aunque no existen noticias documentales al respecto.
El convento fue exclaustrado en 1835 con la Desamortización de Mendizábal, y en 1857 fue vendido.
La pintura pasaría entonces a la iglesia de Santa María de la Cuesta, y de allí a la de El Salvador, donde se conservaba en 1872, cuando fue requerida por el Museo de Segovia, considerando que se trataba de una pieza de este último templo, que había sido desamortizado. Tras la negativa de las autoridades civiles y religiosas a enviar la pintura y la posterior aclaración de su procedencia, fue finalmente trasladada a la iglesia de San Miguel, donde se conserva en la actualidad.
VIRGEN NIÑS CON JUAQUIN Y SANTA ANA
Museo Nacional de Art de Cataluña
EDCACIÓN DE LA VIRGEN
Santa Ana entrega la Virgen niña al Templo. Óleo de Jacques Stella (s.XVII).
SA JOAQUÍN Y LA VIRGEN NIÑA
la escena recurrente de la infancia de la Virgen, la presenta junto a sus padres, san Joaquín y santa Ana, son relatos inspirados en los Evangelios Apócrifos, concretamente en el Protoevangelio de Santiago.
SAN JUAQUÍN Y SANTA ANA CON LA VIRGEN NIÑA
Luis Giordano
La obra representa el momento en que los padres de la Virgen, quienes aparecen en primer plano, conducen de los brazos a la niña al templo para ser consagrada a Dios. Sobre ellos aparece la alegoría del Espíritu Santo, y en primer plano a la izquierda se localiza un ángel que ofrece un cesto de flores a la niña.
Está inspirado en la obra de Rubens sobre la Sagrada Familia, aunque con un aire más clasicista.
El cuadro se halla firmado en el ángulo inferior izquierdo, bajo el pie derecho de Santa Ana, en el que figura «Jordanus F Se desconoce la fecha de ejecución de la obra, aunque debió ser encargada entre 1697 y 1701, después de que finalizase la decoración del camarín del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe y la serie de estampas de la Vida de la Virgen que se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena.
Se trata por ello de una de sus últimas obras en España, antes de regresar en 1702 a su ciudad natal, donde murió tres años después.
Respecto a su ubicación original, destaca la existencia en Cuéllar del convento de Santa Ana, fundado en 1572 por una hija de Beltrán II de la Cueva y Toledo, tercer duque de Alburquerque, quien desempeñó los cargos de Virrey de Aragón y de Navarra. Es probable que el cuadro fuese encargado por los duques posteriores en la Corte, como pieza central del retablo mayor, casi con toda seguridad renovado en el siglo XVII, aunque no existen noticias documentales al respecto.
El convento fue exclaustrado en 1835 con la Desamortización de Mendizábal, y en 1857 fue vendido.
La pintura pasaría entonces a la iglesia de Santa María de la Cuesta, y de allí a la de El Salvador, donde se conservaba en 1872, cuando fue requerida por el Museo de Segovia, considerando que se trataba de una pieza de este último templo, que había sido desamortizado. Tras la negativa de las autoridades civiles y religiosas a enviar la pintura y la posterior aclaración de su procedencia, fue finalmente trasladada a la iglesia de San Miguel, donde se conserva en la actualidad.
VIRGEN NIÑS CON JUAQUIN Y SANTA ANA
Museo Nacional de Art de Cataluña
EDCACIÓN DE LA VIRGEN
Santa Ana entrega la Virgen niña al Templo. Óleo de Jacques Stella (s.XVII).
SA JOAQUÍN Y LA VIRGEN NIÑA
la escena recurrente de la infancia de la Virgen, la presenta junto a sus padres, san Joaquín y santa Ana, son relatos inspirados en los Evangelios Apócrifos, concretamente en el Protoevangelio de Santiago.
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