Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona,Francia,en el año 256, pero se había educado en Milán.
Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano.
Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo.
San Sebastián es posiblemente uno de los martires más representados de la Iglesia católica.
El mundo del arte se nutre frecuentemente con obras pictográficas y esculturas que realzan la aceptación de su destino y la redención por parte de los ángeles.
En las representaciones del primer milenio viste la clámide militar como correspondía a su cargo, y siempre imberbe. Durante el gótico, aparece con armadura de mallas a la moda de la época, pero pronto aparece con el rico traje de los nobles palatinos de entonces y generalmente con barba.
Desde ese momento es mucho más frecuente representarlo semidesnudo en el momento de ser asaeteado. El atributo antiguo es la corona de flores en la mano.
Marco Palmezzano - Saint Sebastian
El atributo personal, desde la Edad Media, es una saeta y el arco entre sus manos.
Desde el siglo XV los artistas han preferido presentarlo desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo.
1657), de Mattia Preti. Museo de Capodimonte.
Muchos artistas lo han representado; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura del Greco
El martirio de san Sebastián, una de las obras más realistas de este pintor, que se encuentra en el Museo catedralicio de Palencia.
El martirio de san Sebastián (1577-78), del Greco. Catedral de Palencia.
Se trata de una pintura realizada al poco de la llegada a España del pintor cretense, y presenta fuertes influjos de la pintura italiana contemporánea, que el Greco había tenido ocasión de conocer durante sus estancias en Roma y Venecia.
El lienzo, de gran tamaño, muestra a un joven san Sebastián atado a un árbol, desnudo y con una flecha en el costado. La inestable postura del santo, con una pierna flexionada sobre una roca y la otra tocando la piedra con la rodilla y apoyada en el suelo, muestra un típico contraposto de raigambre clásica, y permite al artista mostrar detenidamente la musculatura del tronco y del brazo derecho, atado a la espalda.
El otro brazo se encuentra extendido hacia el vértice superior derecho, con la mano caída, lo que acentúa la sensación de debilidad ante el martirio. El tronco y la cabeza se hallan levemente inclinados hacia la izquierda, iniciando el cuerpo del santo una torsión o postura serpentinata típicamente manierista. Se ha señalado que tanto el aspecto heroico del santo, como el interés por el desnudo (muy poco común en la pintura española) y la postura inestable y forzada pueden ser ecos de la obra de Miguel Ángel, cuyas obras vio el Greco en Roma.
El fondo presenta un cielo azul profundo con celajes blancos de aspecto metálico, típicos del pintor, y un breve paisaje con algunos árboles de tonalidades pardas y verdes, entre los que se mueven algunos personajes, muy diluidos en la lejanía, que pudieran ser los ejecutores del suplicio. La roca sobre la que se apoya san Sebastián lleva inscrita la firma del autor. El ambiente que rodea la figura es realista, incluyendo la representación exacta del árbol al que se ata al santo (una higuera), así como la veraz captación de su rostro. No hay referencia alguna a lo sobrenatural, salvo la mirada alzada al cielo del joven mártir. El artista utilizó una composición muy similar en una obra tardía, un San Jerónimo en penitencia, conservado en la National Gallery de Washington. El tema del martirio de san Sebastián lo trató el pintor en otro cuadro, igualmente de su época final y muy diverso formalmente del que tratamos, en el Museo del Prado.
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