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sábado, 20 de enero de 2024

LE CONSIDERABAN LOCO

evangelio según san Marcos (3,20-21) 

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discipulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.




 Palabra del Señor 


Los encuentros con Jesús ponen en evidencia quienes aman de verdad, de corazon, y los que solo buscan sus propios intereses y no están dispuestos a cambiar su cómoda fe atrincherados en sus juicios o pareceres.

 En estos dos versículos tan breves pero contundentes vemos a Jesús que enseña y sigue entregándose a manos llenas a cuantos están dispuestos a escucharles o le buscan para que los cure. 

 Solo, unos cuantos, sus "parientes", sus allegados, los más cercanos, podríamos decir, nosotros los que le conocemos, los bautizados, los hombres y mujeres de Iglesia, van a buscarlo para quitarlo de en medio porque según su criterio estaba fuera de juicio. 

 Así es el corazón del hombre, Jesús vive, por un lado, la entrega plena y total a todos no reservándose ya nada para sí, y, por otro lado, están los que tratan de apoderarse de Jesús intentando, de algún modo, que se pliegue a nuestros mezquinos puntos de vista, cambiándole o incluso vendiéndole a bajo precio, como hizo Judas. 

Versículo desconcertante que nos pone en sobreaviso para que la rutina de la fe no venga a desplazar a Jesús del centro de nuestra vida y confiar más en nuestros "carros y caballos", en nuestras fuerzas y capacidades, que en el mismo Jesús. 

Que nunca se nos olvide las palabras que salieron del corazón de Jesús: "Sin mi, no podéis hacer nada".


 Sigamos orando insistentemente al Señor, en este octavario por la unidad de los cristianos para que los que decimos seguir sus huellas vivamos en plena comunión.

Que brille tu rostro, Señor, y nos salve



La historia se repite. Desde que Jesús vino a nuestra tierra hasta nuestros días, hay personas que se emocionan ante su palabra y su amor, y rendidos están dispuestos a seguirle e incluso a adorarle como Dios nuestro que es. Ya no saben vivir sin Jesús. “Para mí la vida es Cristo”.

 Pero también, desde el principio hasta nuestros días, hay personas que le rechazan y orillan y no cuentan con él para nada.

Es verdad que posiblemente la primera vez que oímos ciertas frases de Jesús como “amad a vuestros enemigos”, “el que gana pierde y el que pierde gana”, “no se puede servir a Dios y al dinero”, “perdonad hasta sesenta veces siete”, “lavaos los pies unos a otros como yo os los he lavado”, “el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no puede ser discípulo mío”… pensamos “que no estaba en su cabales”. Pero, cuanto más nos adentramos en la vida, vemos que Jesús da en el clavo, acierta y tiene toda la razón en todas sus palabras y frases.



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