VIACRUCIS CON LA VIRGEN MARIA Javier Leoz
1ª estación: Jesús es entregado
El ángel me lo anunció en Nazaret, y yo lo alumbré en Belén, pero uno de los suyos, representando al amigo ingrato, lo entregó a la muerte.
Hoy, sigo recordando como Madre aquella noche especial y celestial: ¡qué gran y humilde señal de Dios a la tierra! ¡Dios amor!
Una vez más, mi Hijo, como en el día de su alumbramiento, es puesto delante del mundo sin defensa, sin aplausos, sin grandes reconocimientos, sin proclamar lo que en verdad es: ¡Hijo de Dios!
Os lo dice vuestra Madre la Dolorosa.
2ª estación: El Señor con la cruz a cuestas
No hay vida sin cruz. El anciano Simeón, al calor de mi alegría, me alertó: “una espada te traspasará el alma”. Así es. Hoy compruebo la certeza de aquella premonición: mi hijo, Aquel al cual arrullé y acuné en mis brazos, va con una cruz, camino del Calvario.
¡Nunca pensé que, el peso de esos dos maderos, lo iba a sentir en mis entrañas, lo sentí tanto como la madera del pesebre pobre donde nació mi Hijo en Belén.
Al ser preguntado Miguel Ángel por qué esculpió el rostro de la Madre tan joven como el del Hijo respondió: “las personas enamoradas de Dios no envejecen nunca”
Os lo dice vuestra Madre la Dolorosa.
3ª estación: Cae el Señor por primera vez
Con idéntico silencio. Con el mismo con el que “Dios Hombre” bajó a la tierra, se desploma mi Hijo camino del Monte Calvario. ¡Cuántas veces recuerdo sus pequeñas caídas por las cuestas y calles de Nazaret!
Yo ea madre ÉL era niño. Estas son las de un joven que a los 33 años lo da todo , es mi Hijo, miro sus hombros heridos y miro su cruz.....qur gran cruz..... aquellas fueron calidas las del pesebre estas son inconscientes; éstas son tropiezos que producen un milagro: levantete Hijo mio te lodice tu Madre......la Virgen Dolorosa
4ª estación: Jesús se encuentra a su Madre
Nunca olvidaré el primer encuentro con mi Hijo ni tampooco su primer beso en Nazaret. Era entrada la noche. José estaba inquieto ¡hubiera querido tantas cosas para Dios Emmanuel!
La coincidencia de hoy, con mi Hijo, es más cruel y, a la vez, similar a la de su nacimiento. Entonces en el pesebre lo contemplé con amor de Madre y hoy lo quiero con un amor de Madre , hoy lo quiero con un amor de madre que ha madurado en el árbol del dolor.
Me agarrándo Hijo mio a yu cruz, ¡bien lo sabe Jesús y también lo sabeís vosotros!, me podréis encontrar como corredentora, como compañera e intercesora al pie de la cruz.
Os lo dice vuestra Madre la Dolorosa.
5ª estación: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
Escasos auxilios, por no decir ninguno, tuvimos José y yo, encaminándonos hacia la gruta de Belén. ¡Una! ¡Tan sólo una! La de un cirineo, se atreve a asomarse, aunque sea por obligación, entre la multitud.
Mis manos mecían la cuna cuando eras niño ahora es el Cirineo quien acuna y acaricia esa otra cuna en forma de cruz
¡Ayuda! ¡Ayuda quiere el Señor para que su Palabra jamás se apague! ¡Para que su amor se extienda! ¡Ayuda, quiere el Señor! ¿Se la quieres prestar tu? Te lo aseguro que, El, te lo devolverá con creces como tanto amor me ha dado a mi.
6ª estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús
Que rostro tan bello tenías Hijo mio, cuantas veces te acaricie en la cuna y en Nazaret cuando corrias hacia arriba y abajo
Aquel al que a multitud de ocasiones, en la fuente de Nazaret, yo con mi cantaro de Madre le calmé la sed. Aquel al que con el agua limpia y cristalina le limpié una y otra vez desde la cabeza a los pies. Si aquel, hoy, es aliviado no poor su madre sino poor una mujer valiente..... Verónica.
¡Gracias, buena mujer! Tú si que sabes comprender lo que es descubrir, en el que sufre, en el que llora y en los rostros desfigurados, al mismo rostro de Dios. En mi pensamiento de Madre han quedado muchas imágenes de Jesús, pero hoy, Veronica en el lienzo de tus manos quedará para siempre grabado el rostro del pesar de mi Hijo Jesucristo.
Te lo dice la Dolorosa.
7ª estación: Cae el Señor por segunda vez
En interminable subida por la vía dolorosa, observo como Madre, al que tantas veces curé, mimé,abracé y levanté. Y, hoy, la sangre de mi sangre, corre a ríos por las calles de Jerusalén. Y, hoy, la carne de mi carne, se desgarra por el pecado de los hombres, bajo el peso mortífero de la cruz.
¡Adelante, hijo mío! Tu madre te ve, tu Madre te empuja¡Por Dios y por los hombres, no hay cruz pesada sino fuertes hombros! Te lo digo Hijo mio.
¡Por Dios y por los hombres,no hay cruz pesada sino fuertes hombros. Te espera un mañana, una madrugada donde tu cuerpo ha de renacer, para que el de los hombres no se desplomen en el olvido de la tierra.
Te lo dice Tu Madre, la Dolorosa.
8ª estación: Jesús habla a las hijas de Jerusalén
Jesús siempre tuvo una palabra para cada hombre, un aliento para cada alma, buen vino sobre el agua, una respuesta distinta para quien se acercaba con diferentes dramas. Orgullosa estoy de Ti
Aquel que tuvo compasión, con su mirada, nos dice que tengamos compasión de El. Que nos miremos a nosotros mismos pero qu no nos quedemos en nosotros,
Hijo mio cómo no compadecerte de Aquel que tanto te admiraba hasta no hace muchos días, hoy se encuentra bajo el peso de una cruz y sin voces que le defiendan? Bueno no, aqui me tienes como Madre, te di a luz en Belen, te acune en su cuna
9ª estación: Cae el Señor por tercera vez
Muchas veces me pregunté;¿Era necesario tanto dolor? ¿Por qué tantas caídas? ¿Sirve esta cruel transfusión de sangre para alguien? ¿Moverá los corazones fríos este cuerpo dolorido
Como Madre os lo digo en esta noche?No tuve respuesta. Tan sólo, en los días de la Pascua, comprendí que la locura de Dios era de tal magnitud que, mi Hijo, si mi Hijo que habia habitado 9 meses en mis entrañas, esos hijos que muchas madres tiran al basurero,el aborto, se convirtio para mi en precio y tambien para vosotros de rescate de vida eterna
¡Gracias! como Madre os lo digo y gracias a vosotros por acompañarme en estas horas amargas como hijos, os lo dice la Dolorosa
10 estación: Jesús despojado de sus vestidos
AqueL desnudo lo abracé en la noche más santa de Navidad, despojado de todo, envuelto en pañales acunado en cuna de madera lo vuelvo a contemplar en la tarde del Viernes Santo sin pañal y pronto con sudario.
Que coincidencia el pesebre con la cruz, de madera el pesebre de madera la cruz, Jesús en Belen en la oscuridad de una gruta con el vertigo de la oscuridad te contemple y ahora desnudo vienes, vienes Dios a la tierra desnudo subira mi hijo a la cruz.
¿Por qué no te vistes tú con el manto de la verdad y de la fe, de la esperanza y del amor a Dios? Por que no os revestir vosotros con todo eso sin perder ni la esperaza ni la fe
Os lo dice vuestra Madre la Dolorosa.
11ª estación: Jesús clavado en la cruz
El que nació rey de la gloria, asciende con burlas al grito de fuera ese “rey” Yo miraba a todos lados y buscaba a mi Hijo en la cruz. Me acordaba de aquellos momentos cuando, ya en la cama , no quería soñar ni verlo como ahora cargando con la cruz. ¡Rey de los judíos!
Para mí si que lo fue. ¡Desde el primer momento! ¡Fue el rey del mundo; mi rey ofrendado por los pastores; mi rey adorado por los reyes. Cuántas veces, siendo pequeño le dije, ¡mi pequeño niño, mi gran rey!
12ª estación: Jesús muere en la cruz
¡Cuántas veces me lo preguntaba
En ti Hijo mio se clavan mis penas y las penas del mundo. En Ti Hijo mio desaparecen las discordias, la enemistad, En Ti, en tu mudez y muerte Jesús, los hombres se hacen más hermanos.
La cruz se alza como el pasaporte para alcanzar la eternidad.
Nunca entendi, nunca comprendi, tu sabes Hijo mio en el pesebre te recogi duerme Hijo mio , duerme tu lo sabes hijo yo al pie de la cruz siempre te esperaré,
Y como Madre Dolorosa te sigo arrullando y queriendo.
13ª estación: Jesús en los brazos de la madre¡
Bajadlo! ¡Bajadlo! No lo tengáis más tiempo. “Todo se ha cumplido”
Mirar que lo tuve pequeño en mis brazos, y lo quiero sostener de nuevo en los mios, para que nadie me lo arrebate en estos ultimos instante con Ël, esta muerto pero os lo aseguro como Madre que estará pronto resucitado
¡Duerme, mi Señor! ¡Descansa Hijo mio!
Mis besos y mis arrullos cuando fuiste pequeño, mis besos y mis arrullos de Madre cuando ahora cierras tus ojos en la cruz. ¡Duerme, mi Hijo! ¡Siente de nuevo el pecho de tu Madre! La que, en Nazaret, te levantó cuando caías, y la que en este Calvario, te recoge con más emoción y con el amor más probado, maternal y puro que nunca. ¡Duerme, mi Hijo! Te lo dice tu Madre, la Dolorosa.
14ª estación: Jesús es puesto en el sepulcro
Llega el momento, que una madre, no quisiera vivir ni presenciar: desprenderse de un hijo. Hay dos grandes dolores que tiene una madre: cuando da a luz que pronto lo olvida y cuando muere un hijo ante que ella.
Te vas Señor, te vas Hijo mio Te vas como viniste: al fondo de una gruta. Entonces rodeado de angeles y reyes, de pastores. Ahora lo haces rodeado de traidores, de romanos y de judios, eso si vinisteal mundo rodeado de la Madre y hoy te vas del mundo abrazadopor el cariño de tu Madre
¡Baja, Hijo mío, al sepulcro! Baja para que Dios cumpla lo que estamos llamados a vivir. ¡Baja, y vuelve pronto, mi Señor!
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