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sábado, 13 de diciembre de 2025

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

 DOMINGO

Seguimos en Adviento, que es la alegre espera del nacimiento de Jesús. Cuanto más cerca de nosotros está el Señor, mayor es la alegría. Pero con la Palabra que nos trae hoy su presencia, viene también la inquietud de buscarlo, esperarlo, y hacerlo presente. Este es nuestro reto en Adviento.


según san Mateo 11, 2-11 


“ Alegría sin límite en sus rostros ”

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». 

Juan el Bautista desde la cárcel oye hablar de las acciones del Mesías (Cristo) y manda a sus discípulos para preguntarle a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”.

Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». 

Jesús no les responde a la pregunta, y les remite a los signos que le acompañan en su ministerio, signos que anuncian que el proyecto de Dios se está realizando según la profecía de Isaías 

Juan está perplejo, porque ha anunciado a un Mesías lleno de fuerza que habría de llevar el fuego por todas partes, y ahora oye hablar de Jesús que, al contrario de lo esperado, se manifiesta con actitudes de misericordia y bondad. Ni siquiera el Bautista es una excepción en la oscuridad de la fe, ni goza desde el principio de una plena comprensión del proyecto de Dios que le puede preservar del escándalo

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo?

 Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. 

Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

La respuesta de Jesús al Bautista todavía es válida para nosotros hoy: Jesús ya está llevando a cabo este cambio; nos da signos, pero debemos darles crédito, siguiéndole por el camino de debilidad que él ha elegido. 

El Reino de Dios llega sin ruido (será instaurado definitivamente sobre la cruz), pero sólo si creemos podremos experimentar su fuerza y también nosotros nos comprometeremos en el verdadero cambio del mundo.

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