ORACIÓN DE LA MAÑANA
En el silencio de la mañana cuando la
En el silencio de la mañana cuando la aurora anuncia el día, mil avecillas lanzan sus trinos como alabanza al Creador.
Madre Inmaculada ruega por nosotros no nos abandones solo en Ti esperamos haz que hoy tus hijos te veneren y como un tesoro conserven tu devoción-
A Ti Madre que siempre escuchas. a Ti Madre que siempre estas ahí, a Ti Madre que siempre cumples la voluntad de Dios dame un día tranquilo y que nunca me canse, nunca, nunca de alabar al Creador,
Así sea.
Siempre es necesario un camino para no perderse y un horizonte en el que clavar mis ojos, tu Madre eres mi camino como signo de consuelo y de firme esperanza.
Desde mi casa, en un atardecer cualquiera, me ayude a comprende que tenemos por dentro la fuerza del Espíritu Santo y que, cuando uno se deja llevar por Él, irradia por fuera lo que por dentro posee.
Se va...pero nosotros nos quedamos a pie d oe asfalto. ¿Qué estamos dispuestos hacer?
Me toca ser luz en el camino. No soy la luz, pero en mis manos, la llevo. No soy la sal, pero con mis obras, puedo salar muchas situaciones de la vida.
A tus pies Madre pongo mi día de hoy, tem acuerdas Madres cuántas veces a tus pies rezaba... me alejé de Ti... y no te
Te ofrezco Madre lo más bello y mejor que hay en mi corazón.
QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar
2º DE ADVIENTO CONVIÉRTEME, SEÑOR
Del ruido, que me impide escucharte, a la paz que me permite sentirte con nitidez. De la comodidad, que desfigura mi felicidad a la sobriedad que necesita mi alma para no perderte a la belleza interior como camino hacia la perfección
CONVIÉRTEME, SEÑOR Y dame un nuevo corazón para alabarte Y dame un nuevo corazón para bendecirte Y dame un nuevo corazón para esperarte Y dame un nuevo corazón para amarte. Amén.
MI ALEGRIA ERES TU, SEÑOR 3º Adviento
Vienes en silencio y tus pasos, Señor, producen en mi, calma, seguridad y paz. Necesito, Señor, un poco de tu mundo: De tu gozo, para mi corazón triste De tu alegría, para mi alma esquiva De tu mano, en mis caminos inciertos ¡
VEN, SEÑOR! Y hazme recuperar la alegría perdida El gusto por vivir, despertando cada mañana La esperanza en tanta hora triste Porque Tú, Señor, eres alegría haz que mis dos ojos brillen con el resplandor de la felicidad con el encanto de la fe con la virtud de la caridad
MI ALEGRIA ERES TU, SEÑOR Porque vienes y te sientas a mi lado Porque compartes mi condición humana sabiendo lo frío, que tantas veces, se encuentra mi corazón y mi pensamiento. Porque, siendo Dios, apuestas fuerte por mí Porque, estando en el cielo, plantas tu tienda en medio de tanta incertidumbre y viento que sacude a nuestro viejo mundo
MI ALEGRIA ERES TU, SEÑOR Por eso te doy gracias y bendigo tu nombre Espero tu llegada y preparo mi interior Anhelo la Noche Santa de la Navidad y afino las cuerdas de mi alma, con la verdad, la espera, el silencio, la humildad o la vigilancia. Sólo sé, mi Señor, que mi alegría con tu llegada y por tu Nacimiento eres Tú, Señor. Amén
VI DOMINGO DE ADVIENTO
¿QUÉ SENTISTE, MARÍA?
Con pocas palabras, pero en Ti María, habitó por el anuncio de un Angel el Misterio de un Dios humanado. ¿Qué sentiste, Virgen María ante la llegada del mensajero? ¿Creíste, acaso, que ese personaje celestial se equivocó de puerta?
¿Pensaste que, uno de tus vecinos, venía para probar tu fe o tu ingenuidad? ¿Qué sentiste María, dinos Tú que miraste al cielo, ante la llegada del famoso mensajero? Tal vez, como humilde nazarena, sentiste que Dios habla en el silencio Que Dios se hace grande en el que le recibe manifestándose esclavo, humilde…y pequeño
Tal vez, como mujer de Dios, mirando por la ventana de tu pobre casa de Nazaret soñaste que, simplemente, era una estrella que de repente cayó desde el mismo cielo. O, tal vez, María, en el secreto escondido desde hace siglos, supiste que, contigo, la partitura comenzaba a escucharse que el plan comenzaba a llevarse a cabo que, Dios, en una más de las suyas irrumpía ahora sin ruido, en silencio, sin más exigencia que tu obediencia sin más preguntas que tu respuesta sin más palacios que tu vientre virginal sin más pregoneros que un Angel.
Ayúdanos, María, en medio de los ruidos que sacuden los valles de nuestras vidas a escuchar, como Tú lo hiciste, la voz de un Dios que sale a nuestro encuentro en el rostro de un Niño nacido en pesebre.
Oración al Santísimo Sacramento
¡Qué bien se está contigo, Señor, junto al Sagrario!
¡Qué bien se está contigo! ¿Por qué no vendré más?
Hace ya muchos años que vengo aquí a diario
y aquí te encuentro siempre, Amor Solitario,
solo, pobre, escondido, pensando en mí quizás.
Tú no me dices nada ni yo te digo nada;
si Tú lo sabes todo, ¿qué voy a decirte?
Sabes todas mis penas, todas mis alegrías,
sabes que vengo a verte con las manos vacías
y que no tengo nada que te pueda servir.
Siempre que vengo a verte, siempre te encuentro solo.
¿Será, Señor, que nadie sabe que estás aquí?
No sé, pero sé, en cambio, que aunque nadie viniera,
aunque nadie te amara ni te lo agradeciera,
aquí estarías siempre esperándome a mí.
¿Por qué no vendré más? ¡Qué ciego estoy, qué ciego!
Si sé por experiencia que cuando a Ti me llego
siempre vuelvo cambiado, siempre salgo mejor.
¿Adónde voy, Dios mío, cuando a mi Dios no vengo?
¡Si Tú me esperas siempre! Si a Ti siempre te tengo,
si jamás me has cerrado las puertas de tu Amor.
¿Por qué no vendré más si sé que aquí, a tu lado,
puedo encontrar, Dios mío, lo que tanto he buscado.
Mi luz, mi fortaleza, mi paz, mi único bien?
Si jamás he sufrido, si jamás he llorado,
Señor, sin que conmigo llorases Tú también!
¿Por qué no vendré más, Jesús?
¡Si Tú lo estás deseando, si yo lo necesito!
Si sé que no soy nada cuando no vengo aquí.
Si aquí me enseñarás la ciencia de los santos
como aquí la buscaron y la aprendieron tantos,
que fueron tus amigos y gozan ya de Ti.
¿Por qué no vendré más, si sé yo
que Tú eres el modelo único y necesario
que nada se hace duro mirándote a Ti aquí?
El Sagrario es la celda donde estás encerrado.
¡Qué pobre, qué obediente, qué manso, qué callado,
¡Qué solo, qué escondido... nadie se fija en Ti!
¿Por qué no vendré más? ¡Oh, Bondad infinita!
Riqueza inestimable que nada necesita,
y que te has humillado a mendigar mi amor.
Ábreme ya esa puerta, sea ésa ya mi vida,
olvidado de todos, de todos escondida,
¡Qué bien se está contigo, qué bien se está, Señor!
Amén
No hay peligro. Estamos en un momento de repliegue en el campo de la Fe. No resulta fácil dar razón de nuestras convicciones religiosas. Nos parece menos complicado pasar inadvertidos como quien va de puntillas por miedo a ser descubierto.
Adviento:
-Es, lejos de mirar hacia otro lado, mirar en la dirección adecuada
-Es, huir de la cobardía, y hablar con naturalidad de Aquel en quien creemos
-Es, sin ánimo de derrotismo, desear y llevar la luz de Dios a un mundo ciego
-Es, en medio de tantas manos, buscar aquellas que sanan y curan: Jesús
Yo como cristiana y católica allá donde me encontre sea un signo visible de lo que digo sentir y creer.
Es, allá donde estamos y trabajamos, donde se está jugando el futuro de la expansión de la Buena Noticia que nos trajo Belén.
Jesús, en este Adviento 2023, tal vez hasta nos indique todo lo contrario: ¡que sepa todo el mundo lo que creéis, esperáis y soñáis! ¿Me avergüenzo de mis criterios cristianos cuando tengo que sacarlos a relucir? ¿Doy la cara, siempre que haga falta, allá donde es silenciada o vilipendiada la vida cristiana?
Si queremos celebrar la verdadera Navidad, necesitamos contemplar a Dios Niño
El más grande se hace pequeño. Sintiéndonos pastores vayamos a Belén, contemplemos su humildad, se encarna y nos muestra la ternura, la bondad y reclama nuestro amor.
Escuchemos el llanto del Niño en tantas miserias que se Dan en nuestro mundo.
Esta noche en Belén y porque Dios está enamorado de nosotros nace el amor, desciende Dios desde el cielo y se hace carne mortal para salvarnos y.... por qué Señor?.... no tenias necesidad.
Nos enseña su rostro, su ternura, su amor, su alegría y.... su redención.
Ser reflejo de Jesús ante esas personas que no le conocen y no le reciben.
¡Bendita sea esta noche! ¡Noche santa y dichosa!
Que Jesús, en los brazos de María y bajo la mirada serena de José, nos haga renacer en nuestra fe. ¡Cómo no conmovernos ante este Misterio!
Feliz noche, Señor! ¡Bienvenido a esta tierra! Te adoramos y te bendecimos. Te amamos y creemos profundamente en Ti. Tú eres el Hijo de Dios. Que seas la salvación que el mundo espera y necesita.





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