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domingo, 7 de diciembre de 2025

LA INMACULADA DE TIEPOLI

La Inmaculada Concepción

Esta representación de la Inmaculada Concepción fue realizada por el pintor rococó italiano Giovanni Battista Tiepolo. 



Data de los años 1767-1769 y está pintada al óleo sobre lienzo. Mide 281 cm de alto por 155 cm de ancho. Se expone en el Museo del Prado de Madrid, España.

El culto de la Inmaculada Concepción había sido promovido con vigor por los franciscanos, y las representaciones de esa idea abstracta de la pureza de María eran ya familiares y canónicas. Particularmente influyentes fueron las de ­Guido Reni y Murillo, que mostraban a María como una hermosa joven de cabellera larga y suelta, vestida de azul y blanco, con una luna creciente, una corona de doce estrellas y flores por atributos.

Tiepolo recibió la selección de temas del confesor del rey, Joaquín de Eleta, y preparó una serie de bocetos al óleo para someterlos a la aprobación de Carlos III. Cinco se conservan en el Courtauld Institute de Londres,


Entre 1767 y 1769 pintó Tiepolo siete lienzos para la iglesia real del convento de San Pascual en Aranjuez, hoy divididos entre el Museo del Prado de Madrid (además de este hay un San Pascual Baylón y un San Antonio de Padua) y el Palacio Real de Madrid. 

 Se representa a la Virgen tal como se narra su aparición en el Apocalipsis, capítulo 12, versículos 1-17:



 1. Y una grande señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (...) 9. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña á todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. (...) 13. Y cuando vio el dragón que él había sido arrojado á la tierra, persiguió á la mujer que había parido al hijo varón...

Aparecen en esta escena toda una serie de símbolos relacionados tradicionalmente con la Virgen: en primer lugar, la corona de doce estrellas y sobre ella, una paloma que representa el Espíritu Santo. Se alza, envuelta en el típico manto azul celeste, sobre la esfera terrestre y una media Luna, pisando a la serpiente o dragón que es el Diablo que lleva en la boca la manzana que hizo caer en la tentación a Adán y Eva, de manera que la Virgen aparece como exenta del pecado original. Uno de los ángeles porta la vara de azucenas; sobre el suelo se ve una palmera, una rosa y, entre las nubes, un espejo.



Los símbolos de la pintura aluden a las virtudes de María y al significado de su concepción inmaculada. La Virgen redime la flaqueza original de Eva pisando a la serpiente cuyos perversos anillos se tienden sobre el orbe a sus pies. La palmera simboliza su triunfo y exaltación, y el espejo su pureza sin mancha, a la par que ella misma es espejo de todas las virtudes. La luna creciente y las doce estrellas remiten a la mujer del Apocalipsis (12, 1-10), siendo también el creciente un símbolo antiguo de la castidad. Al mismo tiempo, su luz procede del sol, así como la gracia especial de María procede de los méritos de Cristo, su hijo.




La obra fue un encargo Real para la Iglesia de San Pascual de Aranjuez. 


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