YA ES SEMANA SANTA

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domingo, 17 de agosto de 2025

ORACION DE LA MAÑANA, TIEMPOO ORDINARIO 2º, XVII, XVIII Y XIV

 DOMINGO XIX

PAN VIVO, EN UN MUNDO MUERTO 
 Fortaleces, con tu pan, al que hambriento de otros panes cae bajo el peso de su propia debilidad. Nos sacias, Señor, con tu ternura y, cuando falla el calor humano, te haces encuentro, caricia, abrazo, respuesta y amor entregado 
 Eres pan vivo, Señor, en un mundo que, creyéndose seguro, es zarandeado al viento de su propio egoísmo. Eres pan vivo, Señor, que, cuando se recibe con fe, produce el milagro del amor sin farsa el milagro de la fe sin fisuras el milagro de las manos abiertas el milagro de darse sin agotarse 
 Eres pan vivo, Señor, y quien te recibe, vive eternamente quien te recibe, cree y espera quien te come, ama y se entrega quien te comulga, perdona y olvida 

 Eres pan vivo, Señor; ayúdame a responderte con mi fe enséñame a ver más allá de mí mismo condúceme hasta tu regazo para que, allá donde yo vaya, siempre contigo me encuentre. Y, cuando yo crea sentirme demasiado vivo, haz que, con tu pan, comprenda que el mundo está demasiado muerto cuando es incapaz de reconocerte como el pan vivo y verdadero sustento. Amén.

D
¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe! Fe para verte como Hijo de Dios Fe para recibirte como el enviado del Padre Fe para dejarte compartir nuestra existencia Fe para transformarnos con el pan de la vida Fe para llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía Amén.
L
También nosotros somos esclavos, en muchas ocasiones, de las emociones, apegados a los sentimientos que experimentamos en presencia de Dios.
M

Para entrar en el Reino de los cielos, hace falta un pasaporte: ser pequeño. Ésta es la identidad que nos distingue delante de Dios; la virtud que más nos acerca a Él.
X
Señor, te doy gracias por tu gran generosidad frente a nuestra flaqueza. Tú sabías lo difícil que es para nosotros la “convivencia”. Por eso nos dejaste tu presencia a la hora de rezar juntos. “Yo estoy en medio”. Si Tú estás en medio de nosotros, nuestra oración será auténtica.
J
Señor, Tú sabías muy bien que el perdón era totalmente necesario para la vida de comunidad. Por eso, en la oración del Padre Nuestro nos dijiste que teníamos que pedir cada día el pan: el pan material para “vivir” y el pan espiritual del perdón para “convivir”. Es imposible una vida de comunidad sin capacidad de perdonar. Señor, dame el don de saber perdonar de corazón a mis hermanos.
V
«¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. El fruto más granado de la tierra está allí, de donde proceden los mejores regalos y los dones de más valor. Encumbrada a las alturas, la Virgen Santa prodigará sus dones a los hombres».
S
Y así, acariciando a un niño, quieres acariciar a todos los niños del planeta donde todavía no se les reconocen sus derechos. Hazme sensible a tantos niños del mundo que son explotados, vendidos, exiliados.

DOMINGO XVIII

QUÉ ME DAS, SEÑOR, A CAMBIO

 De mi confianza cuando la deposito en ti y me alejo de los que me prometes otros paraísos ¿Qué me das, Señor, a cambio? De mi seguimiento y de mi fidelidad de mi silencio o de mi reconciliación de la ofrenda de mi vida o de mis esfuerzos ¿Qué me das, Señor, a cambio? 

De mi fe, aunque sea débil y hasta interesada De mi constancia, aunque a veces me quede por el camino De mi audacia, aunque en momentos piense más en mí que en Ti ¿Qué me das, Señor, a cambio? ¿Me darás, tal vez, la Vida Eterna, frente a esta efímera? ¿Tal vez tus palabras verdaderas en contra de las falsas que me rodean? ¿Tal vez tu mano cuando otras me abandonan? 

¡Necesito que me des tanto, Señor! Tu presencia, cuando me encuentro huérfano Tu luz, cuando la oscuridad eclipsa mi esperanza Tu cielo, cuando sólo veo tierra y más tierra Tus mandamientos, cuando construyo una vida a la carta Tu respuesta, cuando ya nadie me escucha ni me responde 

¡Dame, Señor, sobre todo tu persona! Que temo no encontrarte en la dirección por donde busco o, tal vez, hacerme un “dios” a mi medida Que temo encontrarte demasiado rápido sin cambiar mis días en poco o en nada Que temo confundirte con otros señores y disfrazarte de comodidad y de riqueza de orgullo y de existencia del todo fácil kill;

Ven a mi encuentro, Jesús, y aléjame de todo aquello que me impide ser tu testigo de todo aquello que me aleja de tu reino de todo aquello que me confunde y me degrada de todo aquello que, simplemente, no eres Tú. Amén

D

No podemos seguir amando a las cosas y usando a las personas. ¡Es al revés! Se trata, desde luego, de otro plano. De otra lógica. De otra riqueza. O "amasar riquezas para ti", o "ser rico ante Dios" Hay que escoger.

L

Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades: invita a convertirnos a la fe en la Providencia, a saber compartir lo poco que somos y tenemos, y no cerrarnos nunca en nosotros mismos.

M

Necesitamos de Cristo como Pedro cuando siente que se hunde. Ese grito de “Señor, sálvame” es el mismo que pronunciamos cualquiera de nosotros cuando nos damos cuenta de que, sin Dios, nada podemos y que necesitamos de su misericordia para sobreponernos a las limitaciones.

X

La invitación que se nos hace a nosotros es la misma que escucharon los discípulos: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle. ESCUCHADLE. La importancia de tomarnos en serio la Palabra de Dios, de conocerla, de dejar que sea nuestra guía, nuestra brújula, la que nos orienta en los acontecimientos y decisiones que se nos presenten.

J

No hace falta darle muchas vueltas para que cada uno de nosotros, seguidores de Jesús, nos veamos reflejados en el doble Pedro de este evangelio. Confesamos sinceramente a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, como nuestro mejor tesoro, nuestro Rey y Señor… pero, de vez en cuando, somos capaces de rechazar a Jesús, algunas de sus actitudes y algunas de sus palabras. Necesitamos la ayuda del mismo Jesús para que le sigamos siempre a él, en los momentos buenos y en los otros, en nuestros domingos de resurrección y en nuestros viernes santos… Pidámosles que continuamente reaccionemos a como el primer Pedro y no como el segundo.

V

Sabemos mucho de ganar el mundo, de conquistar las cumbres de la fama, el reconocimiento o el bien vivir, pero no sabemos nada de ganar el alma. Y hacemos muy poco por saberlo. Quizá porque se nos ha olvidado y no encontramos quién nos lo recuerde, convencidos de que la fe es una muleta para nuestro crecimiento personal o nuestra realización individual en vez de una escalera hacia la vida eterna.

S

Hoy, Señor, quiero iluminar la lámpara de mi vida con la tuya. “Quiero que tu luz me deje ver la luz” (Sal. 36,9). 

 La lámpara de mi vida con frecuencia se apaga, si no se deja iluminar por tu Luz. Yo no puedo presumir de ser astro con luz propia; pero no me importa con tal de ser iluminado por Ti, mi Sol, que alumbras siempre y nunca te apagas.


DOMINGO XVII



Padre nuestro que aquí te encuentras, santifica nuestras actitudes para que podamos santificar tu nombre. Venga hacia nosotros tu riqueza interior y tu ejemplo de bondad. 

 Que tu voluntad, sea la nuestra y que sepamos valorar a nuestro hermano, sin fijarnos en su color o circunstancias que le rodean. 
 El pan nuestro de cada día, sea compartido en tantas partes cuanto fueran necesarias, para que podamos alimentar a nuestro hermano más hambriento y falto de atención. 

 Perdona nuestras flaquezas, y las tantas veces en que la vanidad gritó más alto que la espiritualidad. No permitas que yo continúe clavado a los valores materiales y llévanos a la construcción de un nuevo mundo, donde el amor sea la única bandera. 
 Que yo sepa entender que la cruz que en mis hombros pesa tanto, es el precio de mi aprendizaje, y que todas las veces que yo mire a mi alrededor y no te encuentre, sepa que es porque Tú me cargas en tus brazos sin yo darme cuenta.
 Que yo no te culpe por mi sufrimiento, o por la insatisfacción, y que aprenda a encontrar un camino de luz y verdad en todas las preguntas e indecisiones. 
 Líbrame del egoísmo, la falta de perdón y de solidaridad, que me impiden ser mejor. Cúbreme con tu mano para que yo pueda ser siempre un ejemplo de bondad y un camino de luz.. ¡Gracias Padre!

D
Abajo las máscaras y arriba el rostro de nuestra fe!  La de la sordera, para que pueda escuchar con nitidez tu voz La del odio, para que pueda amar sin distinción La de la maldición, para que pueda desear siempre el bien.
L

Señor, te pido que me enseñes a ser humilde. Cuanto más alto se quiere hacer un edificio, más profundos han de ser los cimientos. Y el gran edificio de la vida cristiana y de la santidad sólo se puede edificar sobre los hondos cimientos de la humildad.  Señor yo quiero ser pequeño y humilde.

M

Se dirige a Jesús con un lamento, como tantas veces hacemos nosotros mismos en la oración, penosos de que la omnipotencia divina no se haya manifestado a nuestro favor. Sólo que en Marta prima la fe en Jesús.

X

Encontrar el tesoro es encontrar la ilusión, la alegría, las ganas de trabajar, las ganas de vivir. Yo no puedo entender el cristianismo como un peso, una obligación o una ascética. Quiero vivirlo como una “mística”, como una atracción, como una seducción.

J

Si Dios es amor, todo en la Biblia me tiene que hablar del amor. Si no saco amor es que no la he leído bien.

V

Señor, ayúdame a comprender el valor de lo pequeño, lo sencillo, lo ordinario, lo que vivo cada día. Que pueda experimentar como Jesús, la experiencia del Padre. Que, con esa presencia dentro de mi corazón, pueda disfrutar de todo, aún de las cosas más insignificantes. 

 S

Hoy, Juan Bautista nos sigue hablando y su testimonio es actual para nosotros y será válido de generación en generación. Juan Bautista era el precursor de Jesús, el que iba por delante preparándole el camino. Por eso la muerte de Juan anuncia y prepara la muerte de Jesús.

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