En el siglo XIII llegarón los franciscanos con el fin de custodiar los lugares Santos.
Hasta el siglo XVII no consiguieron la propiedad del monte Tabor, que se la concedió el emir Fakr-ed Din. Estaba todo en ruinas.
Hasta 1924 no se construyó la actual basílica por el arquitecto Barluzzi. El mosaico que representa la transfiguración del Señor está en el ábside de la iglesia.
El arquitecto se inspiró en las iglesias de la Alta Siria, tanto en la fachada como en el interior.
Las puertas de bronce pertenecen al escultor Tonnini, autor también de las estatuas de S. Francisco y de la Inmaculada conservadas en los ábsides laterales de la basílica, como lo es también de los candeleros en bronce que embellecen los altares.
La basílica de tres naves ocupa el plano de la iglesia precedente de la época cruzada mandada construir por Tancredo príncipe de Galilea.
En el proyecto original el techo iluminaba el ambiente mediante grandes trozos de mármol que cubren directamente los de madera y que servían únicamente para hacer filtrar la deslumbrante luz que penetra de fuera.
Luminosidad, por otra parte, con la que el arquitecto había querido subrayar el misterio de luz encerrado en la Transfiguración tal como lo cuenta el Evangelio.
Las condiciones climáticas existentes en la cima de la montaña exigieron la copertura de cobre que quita, aunque no anula, el efecto deseado.
Ahora la luz penetra a través del grande rosetón de la fachada y que después del mediodía ilumina el mosaico del ábside, obra de G.Villani, que representa a Jesús transfigurado ante tres de sus discípulos entre Elías y Moisés, que representan la Ley y los Profetas.
El arquiteco ha querido respetar, englobándolos, los restos de la iglesia y los oratorios anteriores.
Las dos torres de la fachada están construídas encima de las capillas con ábsides medievales hoy dedicadas al recuerdo de Moisés y de Elías, decoradas con dos pinturas al fresco del pintor Villani que recuerda para Moisés el don de la Ley en el Sinai,
y para Elías la apuesta con los Sacerdotes de Baal en el Carmelo.
Los varios niveles de la iglesia, bajada a la cripta
Apenas entrados en la basílica, nos es posible divisar la antigua escalera cortada en la roca medieval. La escalera fue desviada hacia adelante por el arquitecto Barluzzi, por razones prácticas, a la altura de la tercera fila de columnas.
Capilla lateral dedicada a la Virgen María
De la primitiva basílica cruzada además de la cripta y de algunas reminisciencias de los muros perimetrales visibles debajo del muro reconstruido, forma parte también el altar en el centro mismo de la cripta.
Roca de la Transfiguración
Ya hemos apuntado que fuera, tanto los sarracenos como el arquitecto Barluzzi utilizaron las bases de la basílica para poner los fundamentos de los nuevos edificios.
De la basílica de la época bizantina, rocordada por los peregrinos, el único elemento cierto es el pavimento en mosaico que puede apreciarse aún hoy al exterior del muro meridional de la actual basílica yendo en dirección a la sacristía.
El lugar ha sido identificado como baptisterio, si bien esto no reviste certeza.
En el convento franciscano se conservan capiteles y fragmentos de columnas pertenecientes al santuario bizantino. Al norte de la basílica y debajo del pavimento del lugar identificado como el refectorio del monasterio medieval, fue casualmente excavada una pequeña gruta que contenía en la pared restos de inscripciones en griego y algunos monogramas con cruces, quizás fuera un humilde resto del cementerio de los monjes bizantinos que habitaron la montaña.
CRIPTA DE LA BASILICA
La bóveda primitiva de la cripta cruzada está ahora cubierta por un mosaico, también de Villani, que recuerda las distintas transfiguraciones misteriosas de Jesús según la creencia cristiana.
En la parte inferior, en una capilla abovedada se tienen dos pavos reales, símbolo de la inmortalidad, en la ventana posterior. En las paredes curvas, a ambos lados, se tienen mosaicos de fondo azul,
La bóveda primitiva de la cripta cruzada está ahora cubierta por un mosaico, también de Villani, que recuerda las distintas transfiguraciones misteriosas de Jesús según la creencia cristiana: la encarnación, la Eúcaristía, la resurrección, el Cordero del apocalipsis, al final de los tiempos (“Y vi – leemos en el Apocalipsis – entre el trono de Dios y los cuatro vivientes y los ancianos, un cordero que estaba en pie como degollado… y cantan un canto nuevo diciendo: Digno eres de recibir el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre nos compraste a Dios a nosotros de toda tribú lengua pueblo y nación…”).
En la época cruzada parece que la situación mejoró mucho. Desde el siglo IV ya había un monumento erigido a la Transfiguración.
En el siglo IX estaba confiado el culto a monjes benedictinos, que mejoraron mucho la Iglesia, pero en el 1200 el Sultán Malek Al-Adel queriendo fortificar el monte, hizo desaparecer la Iglesia, y realizó construcciones sarracenas cuyos vestigios aun hoy se pueden ver.
En esta montaña, en 1964, como peregrino de la paz y de la comunión, el Papa Pablo VI,
como se recuerda, un memorial perpetuo, un busto de bronce en la entrada del jardín que bordea el espacio sagrado y que mantiene a muchos restos del monasterio benedictina acceso previo a la basílica. Aquí, entonces, el Papa de la primera peregrinación a la Tierra Santa de los tiempos modernos, ha recordado,
5 de enero de agitar a algunos peregrinos, como él, la diócesis de Milán que había puesto sus pasos: "Muchas gracias, por su presencia. Veo a las personas que conozco que es el espíritu que mueve su peregrinaje, y me imagino que este espíritu coincide precisamente con la que se ha movido mis pasos en llegar a la Tierra Santa.
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