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domingo, 20 de julio de 2025

MISA EN LA CATEDRAL DE ALBANO

 LLEGAA LA CATRDAI CAMINANDO

El Pontífice camina entre una multitud de fieles entusiastas desde Villa Barberini hasta la catedral de San Pancracio para celebrar la Misa. Miles de creyentes, turistas y ciudadanos lo saludan con afecto en las plazas Pia y Duomo. 

Un sacerdote romano, misionero en Texas, interpreta el sentir común: “Es fundamental, en este momento histórico, tener cerca a alguien que anuncie la paz de Cristo”.



Flanqueado por dos hileras de fieles alegres, tras las vallas amarillas a ambos lados de la plaza Pia, el Papa León XIV recorre a pie el trayecto desde el portón de las Villas Pontificias hasta la entrada principal de la catedral de Albano, en la plaza Duomo, donde esta mañana, domingo 20 de julio, desde las 9:35, celebra la Misa. A medida que avanza, bendice a las personas que ocupan los 400 asientos y las aproximadamente 800 plazas de pie en la plaza. Hace calor, pero la brisa fresca de la mañana en la zona de los Castelli Romani (Castillos Romanos) es un alivio para todos.

 Frente a la fachada de la catedral de San Pancracio —mandada construir por el emperador Constantino—, el Papa es recibido, como dicta el protocolo, por las autoridades civiles y religiosas. En el atrio lo esperan monseñor Vincenzo Viva, obispo de Albano; el ministro italiano de Sanidad, Orazio Schillaci; el alcalde de Albano Laziale, Massimiliano Borelli, junto a todos los alcaldes de los municipios de la diócesis suburbicaria de Albano. Los estandartes de cada ciudad ondean con orgullo al paso del Santo Padre.


Un regalo de plata en un cruce de la historia Mientras suena el Himno Pontificio, interpretado por la banda local “Cesare Durante” situada junto al atrio, el Pontífice recibe un plato de plata con su escudo. El regalo, obra de los maestros plateros Alessandro y Massimo Pirani, fue preparado originalmente para la ceremonia de toma de posesión como cardenal-obispo de Albano, prevista para el 12 de mayo de 2025, día de San Pancracio, patrono de la diócesis. Sin embargo, todo cambió el pasado 6 de febrero, cuando el entonces cardenal Prevost fue nombrado obispo de Roma, adoptando el nombre de León XIV. La ceremonia prevista nunca tuvo lugar, ya que solo cuatro días antes fue elegido Papa.





Catedral de Albano : Santa Misa presidida por el Papa León XIV




León XIV y los modos de actuar de Dios Más de 1500 fieles participaron en la Misa presidida por León XIV en Albano, a tan solo dos kilómetros de su residencia de verano.

 


El Papa recordó que, de una forma u otra, vino al encuentro de la comunidad, ya que debía tomar posesión como cardenal-obispo de Albano el 12 de mayo, pero fue elegido Papa el 8 de mayo. "El Espíritu Santo decidió otra cosa", bromeó, al reflexionar sobre los modos en que actúa Dios: hospitalidad, servicio y escucha, a través de Abraham, Marta y María.



La comunidad de Albano, una ciudad de poco más de 35 mil habitantes, situada a escasos dos kilómetros de Castel Gandolfo, donde el Papa León XIV está transcurriendo su período de descanso, celebró con entusiasmo la visita de su ilustre huésped. Para llegar a la Catedral de San Pancracio Mártir, el Papa recorrió a pie el trayecto entre los fieles, peregrinos y turistas reunidos en la Piazza Pia, deteniéndose a saludar a varios de ellos —incluidos enfermos y ancianos—, mientras la banda municipal "Cesare Durante" acompañaba con música de fondo. 


 Después de saludar a las autoridades civiles y eclesiásticas, el Pontífice recibió varios obsequios, entre ellos una canasta con productos típicos de la región y un plato de plata con el escudo de la diócesis, preparado originalmente para su toma de posesión como cardenal-obispo de Albano. En efecto, el Papa Francisco había nombrado al entonces cardenal Prevost para ese cargo el 6 de febrero de este año. La ceremonia de toma de posesión estaba prevista para el 12 de mayo, fiesta de San Pancracio, patrón de la diócesis. Sin embargo, cuatro días antes, el 8 de mayo, fue elegido Papa, y la celebración no llegó a realizarse. Hoy, ese mismo plato de plata luce el escudo papal y una dedicatoria de la diócesis.


“Estoy muy feliz de estar hoy aquí para celebrar la Eucaristía dominical en esta hermosa catedral. Como saben, debía llegar el 12 de mayo, pero el Espíritu Santo tenía otros planes. Aun así, estoy realmente contento, y con esta fraternidad y alegría cristiana, saludo a todos los presentes”.



Hospitalidad, servicio y escucha 

La misa fue concelebrada por 80 sacerdotes del territorio, con 400 fieles dentro de la catedral y más de mil siguiendo la celebración desde pantallas gigantes en la Piazza Pia. El canto de entrada fue una composición exclusiva para el Papa León XIV, escrita por el maestro Grimoaldo Macchia. En su homilía, el Pontífice centró su reflexión en el Evangelio del día (Lc 10, 38-42), que narra la visita de Jesús a la casa de Marta y María, resaltando tanto el servicio atento de Marta como el silencio adorador de María. 



 Pero además de estas dos actitudes, el Papa quiso destacar también la hospitalidad, recordando cómo Dios eligió este camino al visitar a Abraham, Sara y sus siervos para anunciarles el don de la fecundidad —la promesa de una nueva vida y una descendencia—, algo que la pareja anhelaba profundamente.




 Aunque en contextos distintos, añadió León XIV, el Evangelio refleja el mismo modo de actuar de Dios: Jesús se presenta como huésped en casa de Marta y María. Marta lo recibe con múltiples cuidados, mientras María lo escucha sentada a sus pies, con la actitud del discípulo frente a su maestro. Jesús alaba esta actitud y nos invita a imitarla, reconociendo el valor de la escucha.

“Estoy muy feliz de estar hoy aquí para celebrar la Eucaristía dominical en esta hermosa catedral. Como saben, debía llegar el 12 de mayo, pero el Espíritu Santo tenía otros planes. Aun así, estoy realmente contento, y con esta fraternidad y alegría cristiana, saludo a todos los presentes”.


Las vacaciones, como las de verano en Europa, pueden ser un tiempo propicio para ello, sugirió el Pontífice, una oportunidad para dejar espacio a la voz de Dios en el tiempo libre:

 “Aprovechemos todo eso para disfrutar —saliendo del torbellino de compromisos y preocupaciones— de algún momento de tranquilidad y recogimiento, como también para compartir, yendo a algún lugar, la alegría de vernos —como lo es para mí estar hoy aquí—. Propiciemos las ocasiones para cuidarnos unos a otros, para intercambiar experiencias e ideas, para ofrecernos comprensión y consejos mutuamente; esto nos hace sentirnos amados, y todos lo necesitamos. Hagámoslo con valentía.”

Servir y escuchar exige esfuerzo y renuncia 

No obstante, el Papa reconoció que “todo esto requiere esfuerzo”. Recordó a Francisco cuando, antes de la pandemia, hablaba sobre la importancia de saber combinar el estar a los pies de Jesús con la atención al servicio. Dos actitudes que nos enseñaron mucho durante esa “larga y dura experiencia que aún recordamos”. 

 "Ciertamente, todo esto cuesta esfuerzo. Ni el servicio ni la escucha son siempre fáciles; requieren tenacidad y capacidad de renuncia. Cuesta esfuerzo, por ejemplo, en la escucha y en el servicio, la fidelidad y el amor con los que un padre y una madre llevan adelante a su familia; como también cuesta esfuerzo el tesón con el que los hijos, en casa y en la escuela, corresponden a sus sacrificios; cuesta esfuerzo comprenderse cuando se tienen opiniones diferentes, perdonarse cuando uno se equivoca, ayudarse cuando uno está enfermo, sostenerse cuando uno está triste".



"Abraham, Marta y María hoy nos recuerdan precisamente esto -sostuvo el Pontífice-: que la escucha y el servicio son dos actitudes complementarias que nos ayudan, en nuestra vida, a estar abiertos a la presencia providente del Señor. Su ejemplo nos invita a conciliar, en nuestras jornadas, contemplación y acción, descanso y fatiga, silencio y laboriosidad, con sabiduría y equilibrio, teniendo siempre como medida la caridad de Jesús, como luz su Palabra y como fuente de fortaleza su gracia, que nos sostiene más allá de nuestras posibilidades".


Un recuerdo imborrable para todos 


La Misa concluye a las 10:50 y el Papa León XIV emprende con más calma el regreso a Villa Barberini, antes del rezo del Ángelus a mediodía. En el camino, se detiene a conversar con personas con discapacidad o en silla de ruedas, a quienes, tras un emotivo intercambio, bendice con la señal de la cruz en la frente.



 De nuevo en la plaza Pia, justo antes de volver a entrar por el portón de las Villas Pontificias, que da directamente a la plaza, muchas personas esperan a los lados del camino para saludarlo. Algunos quieren una foto, otros acercan a sus bebés para recibir una bendición. A todos León XIV les dedica un momento: una sonrisa, un gesto con la mano, unas palabras, una caricia.


 




https://youtu.be/pwAeEoUlxgE?si=sWLAMOqsVtebkfvm

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