Sigue sonando, en lo más hondo de nuestras almas
Llamea alumbrando el cirio pascual. El Señor estará para siempre en medio de nosotros. No existirá la oscuridad. La luz, ante tanta sombra que nos acecha, tiene un nombre: Jesucristo resucitado.
Como el pueblo de Israel hemos pasado de la esclavitud a la libertad.......al encuentro con el Señor.
Dignos de una liberación total.
Viene el Señor, con la misma fuerza con que lo hizo en el día de la Pascua, y nos pregona lo que en el mundo hace falta: ¡Paz a vosotros!
Pero la paz no es aquella que proclaman en los medios de comunicación.
La paz que nos trae Jesús, es El mismo. Es la vida interior.
El camino, para llegar a la paz, no son las armas ni las grandes potencias.
La paz irrumpirá cuando, lejos de poner a Cristo en la tangente de todo lo habido y por haber, lo coloquemos en el lugar que le corresponde: en nuestro día a día. En nuestro pensamiento y en nuestro quehacer o en nuestras decisiones.
La presencia del Señor cambia todo de color. Y, el tono de la Pascua, es precisamente LA VIDA. Una vida que está por encima de intereses partidistas o personales.
Una vida, la de Cristo, que se nos da y se alimenta en la Eucaristía dominical. Una vida que, cuando está sustentada en Cristo, hace que compartamos bienes y sentimientos.
Si creemos en Cristo somos cristianos y reconocer que Jesús, resucitado y siempre presente en nuestras reuniones, sea el motor de nuestra felicidad, de nuestra ofrenda personal y de todo lo que somos. Aleluya, aleluya Jesús Vive para siempre.
AMIGOS MI PAZ CON VOSOTROS
Aquella que viene del cielo, para que yo siempre mire al cielo
La que nace de mis pies y manos cosidos al madero, de mi costado que, traspasado por una lanza ...........la paz es consecuencia de una vida entregada.
Paz diferente de la que ofrecen los pacifistas
SEÑOR MIO Y DIOS MIO DAME TU PAZ
No me des la paz que anuncia la televisión. Yo, Señor, quiero tu paz: La paz que respeta a todos
La paz que nace desde lo más profundo del cielo La paz que es consecuencia del amor La paz que es alegría de tu ser resucitado
Esa paz que, sólo la puedes ofrecer Tú desde la Cruz y por tu Resurrección
Y, si no puedes dármela Señor, reina y vive en mi corazón ...........….sé que entonces yo seré instrumento de tu paz. Amén.
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