EL SILENCIO MAYOR
En el antiguo palacio de los príncipes asmoneos habitaba el rey Heredes, hijo de aquel otro Herodes que mató a los niños inocentes cuando nació Jesús. No desmentía la casta, porque hizo mal a sus hermanos, como aquel lo había hecho a sus hijos, ofreciéndose a Roma para ser espía contra ellos. Vivía en público escándalo con la mujer de su hermano Felipe; hizo matar al santo Bautista; fue traidor a sus amigos.
Delante de este hombre van a poner a Jesús Nazareno.
El mal rey se alegró de saberlo, porque «hacia mucho tiempo deseaba ver a Jesús, pues había oído mucho de él y esperaba que en su presencia haría algún milagro».
El hombre libertino, acostumbrado a que todo el mundo se rindiese a sus caprichos, prométese un día divertido, una serie de espectáculos de magia: Persuadido de que el reo le obedecería ciegamente con tal de salvar la vida. Invita a su corte para la fiesta... Allí están la mujer adúltera y cruel, la hija bailarina, los ministros aduladores... Todos curiosos, todos procaces, todos mirando despectivamente al prisionero, de quien tantas cosas se cuentan. Herodes le hace mil preguntas. Jesús nada responde.
Los príncipes judíos y los escribas que le han traído desde el Pretorio, le acusan tenazmente, rencorosamente.
Jesús calla. Herodes vuelve a decirle que demuestre ante todos sus habilidades sorprendentes, que si lo hace, le libertará en seguida. Jesús, inmóvil, callado, digno, nada le responde, ni siquiera le mira. Hablo a Caifás, habló a Pilato
A Herodes, no. Herodes es el hombre impuro, el hombre que no quiere salir del vicio y ha matado a Juan, al profeta que le avisaba en nombre de Dios.
Ya no oirá la palabra de Jesús. Morirá pronto, y los gusanos le comerán las carnes antes de expirar. Pero todavía le queda tiempo para vengarse del Nazareno, porque no le ha querido complacer.
—Está loco —dice a sus cortesanos— vestidlo de aspirante a rey, ya que se proclama Rey de los judíos. Y, celebrando la ocurrencia de su amo, le echan encima una ropa blanca, el color de los candidatos, riéndose de él y despreciándole.
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