La Biblia conoce y describe una amplia gama de mirada.
Los semitas creían que dentro del hombre existía una luz que, partiendo del corazón, se proyectaba hacia el exterior; pasando a través de los ojos como si fueran ventanas abiertas al mundo
En este sentido es en el que Jesús habla de los ojos.
La mirada al cielo.
Es la mirada que diferencia al hombre de todo los demás animales.
Solo las personas son las que levantan la cabeza mirando al firmamento; solo los hombres buscan en lo alto , en Dios, el sentido de su existencia.
Esa mirada al cielo, la mirada fija en su Padre, ha caracterizado toda la vida de Jesús:
Mt 14,19
Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
Mc 7,34
y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.
Su mirada indica la dirección en la que debe orientar los ojos todo el que busque alimento para su vida y palabras de salvación.
En el rostro de Jesús brilla la mirada del hombre auténtico, del hombre logrado según Dios.
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