La historia constructiva del edificio presenta muchas incógnitas, sobre todo en lo que respecta a su cronología más temprana. Se aceptan dos fases diferenciadas. Parece que el edificio actual se construyó durante el reinado de Sancho García III de Pamplona (1004-1035) y sus herederos, que culminaría en la consagración del templo en el 1074. Todo parece indicar que en época de García Ramírez (1134-1150) se realizó una nueva intervención, construyendo los tramos de los pies del templo, y se reconstruyeron los ábsides y las bóvedas.
San Miguel de Aralar se asienta directamente sobre las faldas de la montaña, por lo que la construcción tuvo que salvar un gran desnivel, que se traduce en el interior en diferentes alturas comunicadas mediante escaleras.
La cabecera está formada por tres ábsides escalonados, el central notablemente más amplio, y poligonal al exterior. Su articulación es muy simple. De hecho, los tambores y paramentos son lisos, con vanos de medio punto, tres en el central y uno en cada lateral.
El de la Epístola es de mayor altura que el del Evangelio, siendo el central de forma poligonal. Este último presenta tres ventanas dobles de medio punto - aunque en alguna de ellas el extrados tiende a herradura - de sillar. El ábside de la Epístola de sillar gris está abierto por una ventana descentrada al igual que el del Evangelio.
Una hilera de canes corre bajo el alero, conservándose entre ellos algunos antiguos junto a otros de nueva factura. Sobre los ábsides domina la silueta de un cimborrio octogonal sobre trompas, producto de la última restauración.
Al sur, una puerta de perfil apuntado da acceso a un amplio pórtico cerrado que recorre todo el lateral de la nave meridional. Su presencia se justifica por la necesidad de espacios cubiertos en un entorno desapacible, rudo e inhóspito, especialmente en invierno.
Se trata de un edificio alargado y compacto, articulado por medio de contrafuertes, con tres naves que desembocan en los correspondientes ábsides. Adosado a la iglesia se encuentra una hospedería y un restaurante.
Los dos laterales del templo son de planta semicircular mientras que el central, más alto y ancho, es poligonal.
En sus paños se abren sencillas ventanas con arcos de medio punto. Rodeando toda la cabecera puede verse una cornisa sostenida por pequeños canecillos, casi todos lisos y de factura moderna.
El cimborrio que se levanta sobre el crucero se construyó en la década de los 70 del siglo anterior, en el marco de la restauración dirigida por Íñiguez Almech, que se basó en algunos restos que él interpretó de esta forma.
LA IGLESIA
La iglesia presenta planta de tres naves - muy estrechas las laterales - de cuatro tramos, más una cabecera triple formada por un ábside mayor ultracircular en el interior y poligonal al exterior y dos ábsides menores poco profundos.
La planta es de tres naves (la central más ancha que las laterales) y de cuatro tramos, con un ábside central semicircular –exteriormente poligonal irregular- y dos absidiolos poco profundos.
Presbiterio y cabecera
Esta cabecera conservaría planta y restos del santuario carolingio.
Las ventanas, tres en el ábside central de doble medio punto y una en cada uno de los laterales de arco simple, son muy abocinadas y muy estrechas, por lo que apenas dejan pasar la luz. Sobre ellas corre una imposta taqueada.
Sobre el primer tramo de la nave central monta un cimborrio de ladrillo producto de la última restauración de 1969-1973.
Nave central y ábside cubierto con bóveda de cuarto de esfera
Las características de esta parte del edificio se pueden situar poco antes de 1074, data de la primera consagración del templo.
La vista de la cabecera se enriquece con el juego de volúmenes que aportan los cilindros absidales, sus correspondientes bóvedas de horno y el cimborrio central. Esta estructura que pasa del cuadrado del tramo al octógono de la cubierta mediante cuatro trompas en abanico tiene en Navarra su máxima expresión en el monasterio de Azuelo. Como ya se ha citado, su remate superior fue reconstruido en el siglo pasado. No obstante, conservaba parte de su nivel inferior.
La vista de la capilla mayor está completamente monopolizada por el bellísimo retablo de esmaltes dedicado a María y el Niño. Debemos esforzarnos para desviar la mirada hacia los elementos arquitectónicos de la cabecera.
Preside el presbiterio un frontal de esmaltes románico que es pieza cumbre de la esmaltería europea. Se conservó en la capilla interior del Santuario hasta 1765, año en que pasó al actual frontal.
Fue objeto de robo de los esmaltes en 1979, habiéndose recuperado en gran parte.
Elaborado probablemente en el último tercio del siglo XII (1175-1185) cuando Sancho VI el Sabio patrocina en Navarra numerosas iniciativas artísticas, en estrecha colaboración con el obispo de Pamplona, Pedro de Artajona “el Parisino”.
Se trata de un retablo de cobre sobredorado sobre soporte de tablas de haya, cincelado, esmaltado y decorado con pedrería semipreciosa y está considerado como uno de los más bellos ejemplos artísticos del medievo.
En octubre de 1979 unos ladrones despiezaron el retablo destruyendo buena parte del armazón metálico. Las piezas se fueron recuperando poco a poco encontrándose el retablo en el Museo de Navarra en Pamplona.
La cubierta es típica románica, consistente en cuarto de esfera en el ábside central y bóveda de horno sobre los laterales.
El primer tramo de la nave principal está cubierto de bóveda de medio cañón rebajado sobre arcos fajones, dobles como hemos dicho.
El resto de la nave principal y las laterales están cubiertas de bóveda de cañón sobre fajones sencillos.
En el tercer tramo de la nave central, se localiza la capilla interior.
Capilla de San Miguel
La original capilla interior (de 5,50 x 3,50 m), emplazada en el tercer tramo de la nave central, es de planta rectangular compuesta de dos pequeños tramos cubiertos de un tejadillo a dos aguas.
Se accede por una puerta abocinada de una arquivolta semicircular cubierta por un guardalluvia, que descansa sobre un par de columnas con capiteles de palmetas rematados en volutas y flores de forma de abanico con bolitas en los extremos de los radios; los cimacios están decorados con flores de seis pétalos y dan paso a una imposta con el mismo motivo decorativo que corre a altura media de la pequeña fachada.
Se trata de la puerta que da acceso a la capilla interior de San Miguel en medio de la nave mayor.
También de perfil semicircular, muestra arquivolta central baquetonada, sobre sendas columnas acodilladas. Sus capiteles, también decorados con motivos eminentemente vegetales, muestran una labra de gran calidad.
Les cadenes de Teodoro Goñi davant la capella de l'àngel al santuari de Sant Miquel d'Aralar
Del siglo XII, situado sobre la gruta en la que, según la leyenda, se apareció el arcángel San Miguel.
De planta rectangular, se divide en dos tramos, el oriental, más estrecho, funciona como presbiterio. Se cubren con bóveda de cañón ligeramente apuntada, que nace de una imposta taqueada.
Por fuera las dos aguas de la techumbre dibujan aleros (sobre canes lisos) y piñones otra vez con tacos.
Como acceso, se erigieron dos puertas, una por el lado oeste, que ya ha sido comentada en la foto 3, y otra, por el norte, de configuración similar.
En el centro del tímpano del hastial se sitúa una ventana de medio punto, con enmarque columnario, de interesantes capiteles. Bóvedas, arcos, aleros, molduras, sillares y tendeles están perfectamente trabados, en un lenguaje característico del mejor románico pleno.
Aunque esta capillita pasó muy pronto a acoger el retablo de esmalte dedicado a Santa María, es muy probable que en origen recreara la realidad física y litúrgica de una capilla anterior, quizá vinculada por la tradición con aquella primera edificación que erigiera Teodosio de Goñi.
Hay otra puerta, que se abre a la nave del evangelio, que tiene una estructura similar.
En el lateral del evangelio hay una puerta con un arco de medio punto doblado al exterior, el guardalluvias descansa sobre dos columnas con capiteles de hojas en abanico rematadas en bolitas; los cimacios están adornados con girasoles labrados con gran detalle.
Los dos pequeños tramos de la capilla están cubiertos por dos bóvedas de medio cañón apuntado que arrancan de una imposta con gruesos billetes.
Existe una pequeña ventana situada en la parte superior del muro testero, con una pequeña columna a cada lado, en sus capiteles están labrados una cabeza de cuya boca salen tallos vegetales y pencas; en los cimacios se dibujan rosetas.
Y hay otra ventana al lado de la Epístola
Natex..........................................Acceso al interior del centro
El último tramo de la iglesia comunica con el nártex mediante tres puertas de arco de medio punto, la central más grande flanqueada por columnas.
Las puertas se cierran con rejas.
El nártex románico es como otro tramo en sentido transversal y se abre en un extremo al tránsito lateral mediante una portada abocinada por cuatro arquivoltas de sección cuadrada sobre pies derechos con impostas lisas.
Se accede al pórtico por medio de un portal que se abre hacia la cabecera.
Recorriéndolo en toda su longitud, un arco de medio punto se abre al nártex de la iglesia, situado a los pies, desde donde se entra al interior del templo.
Originalmente otra puerta, situada en el muro norte del nártex, permitía el acceso directamente desde el exterior sin necesidad de atravesar el pórtico.
Los dos accesos laterales son sencillos arcos de medio punto, mientras que la puerta central está ornamentada con una arquivolta moldurada, y dos columnas a los lados con capiteles decorados con formas vegetales y motivos pertenecientes al bestiario románico (un green man del que salen tallos vegetales de su boca).
Ermita de la Trinidad en San Miguel de Aralar
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