28 FEBRERO
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Quién entiende las palabras de Dios cuando habla de su propia muerte. Después de que Él mismo profetizó lo que iba a suceder, nos sigue sorprendiendo el calvario por el cual derramó, derrama y derramará abundantes gracias.
El hombre mucha veces no entiende la responsabilidad que contiene el beber este cáliz amargo que sólo Dios es capaz de tomar.
Nos sentimos preparados para beber esta copa amarga que ha sido fruto de la respuesta rebelde del hombre.
Dios siempre hace la misma petición: que le acompañemos en el camino de la cruz. Pero ¿podremos beber de este cáliz? Sí. Pero no lo haremos como un Cristo crucificado en el madero sino como servidores del hombre. Porque la cruz que Dios pone enfrente de nosotros es la del servicio.
El servicio no es más que darse sin límites. Esto es un verdadero reto que Dios nos pone para colaborar en la instauración de Cristo en los corazones de todos los hombres santos y pecadores, ricos y pobres, fuertes y débiles.
Sí, podemos beber del cáliz amargo desde el servicio incondicional.
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