“Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida”.
Creer en el que me envió. La cuaresma es también tiempo de fe. Me invitas a creer en el Padre que te ha enviado para salvarme. No basta con escuchar, es necesario dar el paso y creer. Si la Escritura muestra el camino a seguir, la fe es la respuesta, la disposición firme a ir por esa vía marcada.
Jesús revela su propia identidad de Hijo de Dios, poniéndose así por encima de la ley:"lo que hace el Padre, eso mismo hace el Hijo". Un hijo imita siempre al que le ha dado la vida. Ha aprendido a mirar la vida a través de los ojos de quien le ha iniciado en los secretos de la existencia.
"El hijo no puede hacer nada por su cuenta". Desde toda la eternidad, ha aprendido a mirar la vida como la mirada del Padre. humana.
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