MONASTERIO SANTA CRUZ DE SEROS
En pleno corazón del Alto Aragón, la pequeña localidad de Santa Cruz de la Serós se ubica a escasos 15 kilómetros de la ciudad Jaca, constituyéndose, como si de su antesala se tratase, en paso obligado para llegar al histórico Monasterio de San Juan de la Peña, germen del primitivo Reino de Aragón y, como no podía ser de otra forma tal y como veremos a continuación, de la propia población de Santa Cruz.
Pese a que en la actualidad Santa Cruz de la Serós, con sus apenas 200 habitantes, no deja de ser una más de las minúsculas poblaciones que jalonan las sierras prepirenaicas, puede enorgullecerse de poseer una dilatadísima historia además de contar con dos monumentos románicos de primer orden: la iglesia (antiguo monasterio) de Santa María y la Iglesia de San Caprasio.
De este modo, parece probado que los orígenes verdaderos del Monasterio de Santa María de Santa Cruz de la Serós se remontarían hacia, aproximadamente, el año 1025 cuando, con motivo de la refundación e implantación de la orden benedictina en el vecino monasterio de San Juan de la Peña por Sancho III el Mayor, el cenobio pinatense, hasta entonces dúplice, pasase a ser morado exclusivamente por monjes, debiendo entonces trasladarse la rama femenina al actual Santa Cruz, donde sería erigida una primera iglesia de nave rectangular y testero recto cuya existencia ha podido ser atestiguada gracias a una campaña de excavaciones acometida en 1991.
Durante la segunda mitad del siglo XI el rey Ramiro I mandaría edificar una nueva iglesia dotada de todos sus equipamientos monásticos propios, ingresando en él como religiosa, en 1059, la menor de sus hijas: la Infanta Doña Urraca.
En 1097 fallecería la Condesa Sancha, siendo enterrada en el fabuloso y célebre sarcófago en el que después nos detendremos y que, desde el propio monasterio de Santa María de Santa Cruz de la Serós, fue trasladado al Convento de las Benitas de Jaca, donde se conserva hoy en día
La comunidad permaneció en Santa Cruz hasta el 1 de julio de 1555, fecha en que, por orden de Felipe II, el cenobio fue exclaustrado y sus religiosas trasladadas a Jaca.
A partir de ese momento, salvo la iglesia, que pasaría a detentar la función de parroquia de la localidad, el resto de dependencias monacales, ya obsoletas (claustro, refectorio, capítulo), irían desapareciendo al ser progresivamente abandonadas y aprovechados sus materiales para la construcción de viviendas en la zona.
IGLESIA DE SANTA CRUZ
La iglesia de Santa María
Lo primero que llama la atención al encuentro con la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós es, pese a ser un templo de un tamaño medio, la tendencia a la verticalidad que le confiere al conjunto su soberbia torre campanario y la misteriosa estancia levantada sobre el falso crucero, en la cual, nos detendremos más adelante.
Portadas
Mucho más interesante es la portada principal, habilitada a los pies de la iglesia en un cuerpo en resalte o arimez bajo un tejaroz sostenido por canecillos figurados.
Se compone, bajo una moldura ajedrezada a modo de guardapolvo, de cuatro arquivoltas me medio punto abocinadas que apean alternativamente sobre pilares y columnas, quedando rematadas estas últimas en capiteles vegetales y figurativos.
El elemento más interesante de la portada occidental es, sin lugar a dudas, su tímpano, en el cual, dos leones de feroz aspecto, uno de ellos sobre un motivo floral, flanquean un crismón trinitario en el que resulta curioso como, a excepción del símbolo "Rho" (P), que aparece en su prototípico lugar, el resto de caracteres como el Alfa y el Omega se sitúan desplazados respecto a la posición en la que suelen aparecer.
Todo el diámetro del círculo del crismón queda recorrido por una inscripción cuya traducción vendría a ser la siguiente: "Yo soy la puerta de entrada: pasad por mi fieles. Yo soy la fuente de la vida: tenéis más sed de mí que de vino, vosotros que penetráis en este bienaventurado templo de la Virgen".
Una segunda inscripción, justo en el borde inferior del crismón y al pié de los leones reza lo siguiente: "Corrígete primero para que puedas invocar a Cristo".
Para muchos especialistas, este crismón de la portada occidental de Santa María de Santa Cruz de la Serós venía siendo interpretado como una copia o versión del existente en la Catedral de Jaca, sin embargo, recientes estudios, entre los que destacan los de Francisco Matarredonda o Juan Antonio Olañeta, han concluido, basándose en la propia morfología del crismón, que el del antiguo monasterio de la Serós, cuya creación sitúan hacia 1090, vendría a ser más antiguo que el existente en la seo jacetana, el cual, encuadran en una fecha próxima a 1115.
Torre
de porte monumental y considerablemente desproporcionada respecto al conjunto del templo, se dispone sobre la capilla lateral sur que da lugar al brazo meridional del crucero, quedando unida y comunicada con la recién tratada cámara superior secreta mediante un pequeño vano adintelado.
Presenta planta cuadrangular y se eleva en tres cuerpos en altura definidos, en cada uno de sus frentes, por otros tantos registros de vanos geminados de maineles cilíndricos, quedando coronada la rotunda estructura prismática mediante un remate octogonal.
Interior
Presenta la iglesia una planta de cruz latina engendrada a partir de una sola nave rectangular de dos tramos desiguales, un falso crucero propiciado por dos capillas laterales abiertas a cada uno de los dos costados de la nave,
y un ábside cabecero semicircular precedido por un breve tramo recto presbiterial.
Resulta curioso el hecho de que esas dos capillas que generan el crucero,
quedan rematadas en su muro oriental por sendos nichos a modo de minúsculas absidiolas semicrculares cubiertas con cuartos de esfera que, al exterior, presentan remate plano sobresaliendo ligerísimamente del muro, hasta el punto de que, de no ser por sus mínimos vanos, darían la apariencia de ser simples contrafuertes de refuerzo.
Queda cubierta la nave mediante una bóveda de cañón reforzada por dos arcos fajones de medio punto doblados que descansan sobre columnillas adosadas a pilastras y rematadas en capiteles figurados.
A lo largo de toda la nave, justo a la altura del arranque de las bóvedas, discurre una imposta horizontal ajedrezada que, incluso, se prolonga por las capillas laterales y la cabecera.
Mientras que el ábside central cabecero presenta una bóveda de horno precedida del mencionado tramo recto cubierto con bóveda de medio cañón; las capillas laterales que definen el crucero resuelven sus cubiertas mediante sencillas soluciones a base de dos nervios que se cruzan justo en el centro geométrico de la bóveda.
Tanto el arco triunfal de acceso al presbiterio, como los que abren a las capillas laterales disponen roscas de medio punto trasdosadas por la omnipresente moldura ajedrezada, también denominada de "taqueado jaqués".
Pese a que en planta el edificio presenta la prototípica morfología de cruz latina y que al exterior llama poderosamente la atención tanto el juego de volúmenes como su verticalidad, una vez rebasado el umbral de la puerta, el visitante queda con la sensación de encontrarse ante un modesto edificio de una sola nave rematada en un único ábside semicircular, como tantos templos rurales existen en el románico español.
Este singular "efecto" viene motivado por el hecho de que el transepto, lejos de quedar resaltado, bien en alzado o bien mediante la erección de un cimborrio o de una cúpula, apenas se manifiesta al interior; no siendo apreciable desde dentro, en ningún caso, el potente volumen que, al exterior, corona el tramo crucero adosado a la torre. Este elemento en concreto hace de Santa María de Santa Cruz de la Serós un edificio prácticamente único y de primer orden dentro del románico español.
Esta cámara secreta e independiente, accesible en origen tan solo mediante escaleras portátiles de madera desde un vano en altura abierto en el paramento norte de la nave, ha suscitado, entre especialistas y estudiosos, numerosas teorías acerca de su posible funcionalidad; identificándose como una cámara en la que resguardar el tesoro litúrgico, como un posible lugar de refugio para la comunidad en caso de ser atacada o, incluso, más recientemente, como una "galilea" o capilla en altura.
El habitáculo, de apariencia cuadrangular al exterior, se torna octogonal al interior merced a unas exedras angulares que, a modo de trompas (manifestadas al exterior mediante volúmenes esquineros prismáticos), permiten que una superficie cuadrada quede rematada en ochavo, abovedándose el espacio mediante una solución nervada cuyos nervios, tras cruzarse en el centro, van a descansar sobre columnas rematadas en capiteles dispuestas en el centro de cada uno de los cuatro lados principales.
Hacia el centro de la nave en el muro sur del templo abre una pequeña portadita de vano adintelado en la que, abrazado por un guardapolvo ajedrezado de medio punto, se despliega un tímpano presidido por un crismón compuesto por una rueda de seis radios entre rosetas; pudiendo adivinarse en él mínimas incisiones con los caracteres "x", "p", "a" y "w". Muy probablemente, en origen esta puerta fuera la que daría acceso desde el templo al desaparecido claustro.
A los pies del templo, en su lado sur, hay una pila bautismal decorada con simples bezantes situada sobre un capitel invertido Y una curiosa pieza esculpida interpuesta entre ambos
ESCULTURAS
En cuanto a la escultura monumental presente en el edificio, amén de la ya comentada de sus portadas, destacan los capiteles de las dos grandes columnas adosadas que dividen en tres paños el muro absidial al exterior, siendo perfectamente reconocible en uno de ellos el pasaje de Daniel en el foso de los leones.
También encontramos ricos capiteles figurados al interior, tanto coronando las columnas que sostienen los arcos fajones de la nave, como en la cámara secreta sobre el crucero.
Capítulo aparte merece la colección de canecillos del alero que, si bien algunos de ellos no son figurados, otros muchos nos ofrecen un repertorio humano y, sobre todo, animalístico muy interesante: leones, monos, peces, bóvidos, así como otros seres pertenecientes al bestiario fantástico.
En todo el conjunto eclesial se advierte el trabajo de varias manos, ente ellas, concretamente en un capitel decorado con el tema de la Anunciación de la cámara superior, la del conocido como Maestro de Doña Sancha, artífice del famoso sepulcro y de algún capitel de la propia Catedral de Jaca.
IGLESIA DE SAN CAPARASIO
La iglesia está dedicada a San Caprasio, un santo galo-romano del siglo IV, vinculado con los peregrinos que, durante la Edad Media recorrían el Camino de Santiago y que probablemente trajeron su devoción a esta parte de Aragón.
El pueblo de Santa Cruz de la Serós está alejado unos 2km del ramal del Camino de Santiago conocido como Camino de Santiago Aragonés.
En 1089 la diócesis de Jaca dio la iglesia al monasterio de San Juan de la Peña, que la convirtió durante cierto tiempo en priorato.
La iglesia de San Caprasio de Santa Cruz de la Serós se levantó en el último cuarto del siglo XI siguiendo los preceptos del románico de tradición lombarda. Es uno de los ejemplos más interesantes que pueden encontrarse en todo el Pirineo.
La planta del templo es un rectángulo ligeramente irregular con un ábside en hemiciclo que se une a la nave mediante un arco de embocadura.
En el exterior, caracterizado por la modestia y austeridad del románico lombardo, se aprecian algunos elementos básicos en la ornamentación de la época como los arquillos.
El interior todavía es más austero. No hay concesión alguna a lo decorativo.
En el siglo XII se construyó un sencillo campanario de planta cuadrada, que se ofrece abierto en sus frentes por una pequeña ventana de doble arco sobre parteluz. Está cerrado por una bóveda de cuarto de esfera.
Tipológicamente pertenece al grupo de monumentos del primer tercio del siglo XI atribuidos a talleres itinerantes de maestros lombardos (románico lombardo).
Es una iglesia de nave única de dos tramos cubiertos con bóvedas de arista y un reducido presbiterio cubierto con bóveda de cañón, que antecede a un ábside semicircular cubierto por bóveda de cuarto de esfera. En el hemiciclo absidial se abren dos pequeñas exedras laterales.
La sobriedad del interior se ve aligerada en el exterior por la utilización de lesenas y arquillos lombardos, incluso en el frente occidental, donde se abre la portada de ingreso, que confieren a los muros un mayor juego volumétrico y lumínico.
La fábrica es de sillar de mediano tamaño, tallado a maza y colocado a soga, aparejo habitual del sistema constructivo lombardo, que aquí también está presente en el uso de la proporción dupla, que dota al edificio de una gran armonía.
Sobre el presbiterio se levanta una torre de planta cuadrada y cuerpo único con ventanas geminadas en tres de sus frentes, que fue construida ya en el siglo XII.
Niña María
Hace 4 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario