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sábado, 28 de diciembre de 2024

ORACIONES DE LA MAÑANA DE TIEMPO DE NAVIDAD

 NOCHEBUENA 


 
DEJAME, SEÑOR
 Que me acerque hasta el umbral del portal y comparta, con José y con María, este momento en el que, el cielo se regala generosamente, y no toda la tierra se abre ni dice ¡gracias, Señor! Déjame, Señor, que me haga eco de tu nacimiento y proclame a los cuatro vientos que la pequeñez es signo de grandeza que Dios humanado es divino también que a Dios, por ser Niño, se le comprende y se deja querer. Déjame, Señor, en la noche más extraordinaria del año ser zagal y portador de los sentimientos que, en muchos de nosotros, despierta Enmanuel. 
¡Déjame, Señor, que te arrulle, con mis manos, a pesar de mis fragilidades que te cante villancicos, aunque mi vida desafine que te cubra con mi abrigo, aunque sea demasiado elegante. ¡Déjame, Señor! Buscarte en donde el mundo jamás quiere que yo encuentre en la sencillez de una morada en el silencio de una noche estrellada en el regazo de una mujer aldeana y pobre en la mirada de un hombre confiado y generoso 
¡Déjame, Señor! Postrarme ante tus pies Y hacer acto de alabanza y de fe Creo que vienes en carne mortal Creo que en el principio estaba la Palabra Creo que la Palabra estaba junto a Dios Creo que eres el anunciado desde siglos Creo que padecerás mucho por salvarnos Creo que, sin Ti, nada tiene sentido en Navidad. ¡Déjame, Señor! Darte el aliento que el mundo necesita de ti Y que tú me des, si quieres y lo deseas, alas para volar de valle en valle, de casa en casa de barrio y en barrio anunciando lo que mis ojos ven y lo que mi corazón siente: ¡Ha nacido el Dios de Israel! ¡Aleluya|

X

Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración. 

 Jesús, contemplando el misterio de la Navidad caigo en la cuenta del gran amor que nos tienes a cada uno de nosotros. Has dejado el trono del cielo y has puesto en nuestro mundo “tu tienda de campaña”. Estás a nuestro lado, tan cerca de nosotros que hasta te oímos respirar. Si te pregunto por qué has hecho esto, me respondes: El amor hace verdaderas locuras. Ama y haz tú lo mismo. 

J

Señor, estoy en tu presencia. Gracias por permitirme estar frente a ti. Aumenta mi fe para que crea que Tú eres mi única esperanza. Aumenta mi esperanza para que espere siempre en tu amor. Aumenta mi amor para amarte con la certeza de la fe.

V
Eso es justo lo que tú puedes hacer hoy: contemplar el misterio de la Resurrección, tan de seguido con el de la Natividad, para creer sin límites, para confiar plenamente en el Padre, para dejarse llevar. Esto nos interpela a nosotros, nos llama a abrirnos al Dios que se revela en lo pequeño: en la encarnación, en el pesebre, en el taller del carpintero, en aquel joven rabino sin estudios, en el Crucificado y en aquellas pobrezas y pequeñeces que cada uno conoce.
S
Hoy, los cristianos del mundo entero reaccionemos contra la cultura de la muerte y con Jesús, que es la Vida, luchamos por conseguir el sueño de Dios al enviar su Hijo al mundo: “que todos sus hijos tengamos vida y la tengamos en abundancia”. ¡Ayúdanos, Señor!

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