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lunes, 23 de diciembre de 2024

LAS JORNALITAS DIA 23

  «Las "Jornaditas", nueve días para contar el viaje de la Virgen y San José desde Nazaret a Belén»...





 Cada año, del 16 al 24 de diciembre, las tradicionales 'Jornaditas', una Solemne Novena en la que se cuenta, a través de imágenes, el camino de la Virgen María y de San José desde Nazaret a Belén como preludio del nacimiento del Niño Jesús.



OCTAVA JORNADA. 23 DE DICIEMBRE




 Contempla la octava jornada desde Jerusalén hasta llegar a Belén, 




donde habiendo llegado nuestros peregrinos sagrados a las cuatro de la tarde, cuando pensaba el Santo Patriarca hallar segura posada para la Madre de Dios, entre sus deudos, parientes y conocidos, poniendo fin y término a sus trabajos; entonces se le multiplicaron las penas, porque habiendo cumplido con el edicto del César, llegaron a las puertas de los parientes a buscar posada y todos les dieron con ella en la cara. 


Considera el sentimiento grande que padecería su atribulado corazón en aquellas calles buscando en las puertas de los mesones un portal o pajar para la Emperatriz de los cielos. La mortificación que padecería con las palabras ásperas y desabridas con que los despedían, tratando al santo esposo de ocioso y vagabundo, al verla con tanta humildad y pobreza: ¡Qué lágrimas no derramarían sus ojos!

 Y más cuando habiendo entrado la noche y desgajándose la niebla, corriendo los aires fríos y no teniendo donde volver los ojos, miraba a su santísima esposa desamparada y llorosa con el desprecio de los hombres. 

Considera también, qué sentiría el Divino Niño al ver a su Madre, traspasada con tan sangriento cuchillo de dolor, ¡qué lágrimas derramaría en sus entrañas, al ver sus amorosos llamamientos despreciados!


 La sordera voluntaria de los hombres, el recibimiento que le hizo el mundo. Y después de haber trasegado todos los mesones y casas de los poderosos sin hallar un portal para su descanso; míralos salir a las nieve de la noche, tristes, llorosos, afligidos y desamparados, a buscar entre los irracionales la piedad que los hombres les negaron. 

¿Qué haces, alma mía, que no se abren las puertas de tu corazón de dolor, para dar posada a la Santísima Virgen María y el Niño Dios? 

Procura salirles al encuentro y llevar al Divino Niño a tu alma, recibiéndole sacramentado este día, para que al fin de tu jornada te abra las puertas de su gloria.

Meditación del día

 En este octavo día meditaremos sobre la FE. 



 Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor. Una fe que es auténtica está confirmada con las buenas obras, de modo que nuestra religión no sea sólo rezos, ritos y tradiciones.

 Asimismo, necesitamos cultivar la fe con el trato constante con la Sagrada Escritura, la oración y la práctica religiosa de las virtudes. 

La fe es nuestro mejor apoyo en todo momento, especialmente en los tiempos de crisis. Por eso es necesario fortalecerla.

 Una fe fuerte no es asunto exclusivo de voluntad, la fe también -o fundamentalmente- es un don que viene del cielo. Así como debemos ejercitarnos en ella, hay que pedirle a Dios que aumente nuestra fe.

 Quien conoce y experimenta la fe auténtica, empieza a confiar sanamente en sí mismo, en Dios y en los demás. Toma la ruta que lleva hacia una fe sin vacilaciones como quería Jesús (Mc 11, 23). Esa es una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree” (1Cor 13, 7). 

 La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva. Razón tenía Publio Siro, el antiguo escritor latino (I a.C.), que sin conocer a Cristo, pudo decir: “El que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder”. 

 ¡Cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!



 ¡Qué algún día se pueda decir de nosotros como de la Virgen!: “Dichosa tú que has creído” (Lc 1, 45). 

 Oración al niño Dios 

 Señor, la Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano. 

 Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para acabar con el odio y sembrar justicia y paz. Oh, Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estás tú, y allí también es Navidad. Amén.

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