«Las "Jornaditas", nueve días para contar el viaje de la Virgen y San José desde Nazaret a Belén»...
Cada año, del 16 al 24 de diciembre, las tradicionales 'Jornaditas', una Solemne Novena en la que se cuenta, a través de imágenes, el camino de la Virgen María y de San José desde Nazaret a Belén como preludio del nacimiento del Niño Jesús.
PRIMERA JORNADA. 16 DE DICIEMBRE
Esta es la primera jornada, y es en el Monte Tabor, donde obró el Divino Niño el misterio de la Transfiguración en su crecida edad, manifestando su gloria a los tres discípulos.
https://youtu.be/EDOXXv1NOW4
Donde contemplarás la humildad y pobreza con que emprendió su viaje nuestra purísima Reina, y no llevando otra cosa que un poco de pan y fruta para tan dilatadas jornadas, caminando por aquellos montones de nieve, en un pobre y humilde jumento.
Y al Santísimo Esposo hecho paje de estribo de la Reina Madre llevando en sus hombros el fardito de ropa, y ajuar del Divino Niño, guiando el jumento por las veredas más suaves.
Contempla también cómo, llegando a aquel alto monte, le formó el Santo José entre las ramas un pabellón con su humilde capa, para resistir los aires fríos del riguroso invierno.
Mira, también, al Divino Niño, en aquel virginal tálamo, donde teniendo muy presente el misterio de la Transfiguración, miraba los pocos que le habían de seguir por las sendas del camino de la Cruz, para llegar a la posada eterna de la Gloria.
Los muchos que habían de perderse en la peregrinación y viaje a la eternidad, por el camino ancho de la perdición; y mira qué camino llevas para llegar al alto monte de la Gloria;
y pídeles a nuestros peregrinos sagrados que te admitan en su compañía, para llegar con seguridad al Belén de la Gloria.
REFLEXIÓN
Pongamos empeño en fortalecer nuestros valores cristianos, de modo que la Navidad sea lo que debe ser: una fiesta dedicada a profundizar en el misterio del AMOR y la RECONCILIACIÓN; una ocasión propicia para el perdón generoso y comprensivo que aprendemos de un Dios compasivo que siempre nos perdona.
Con la ayuda del Espíritu Santo podemos perdonar y reconciliarnos con Dios y con los hermanos, y vivir una vida nueva. Es la Buena Noticia que San Pablo proclamó en sus cartas, tal como quedó registrado en su epístola a los Romanos (5, 1–11).
Vivir la Navidad es detener de raíz los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás. Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos estamos ante una constante disyuntiva: podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. La misión para cada uno de nosotros es ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumentos de paz y sembradores de hermandad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario