Lucas en este texto nos ayuda a reflexionar en la llamada de Jesús a nuestra propia conversión, no por mero capricho, sino porque nos ama y sabe que sólo en Dios está el camino de la verdadera felicidad. Jesús sigue hablando y preparando el Reino de Dios, pero para ello, necesita que las personas cambiemos, que seamos capaces de reorientar nuestra actitud y forma de vida, para crear un mundo mejor, más humano y más fraterno. No acabamos de tomar conciencia de que tenemos que sembrar la paz, el amor y la justicia porque esto es lo que Dios quiere de nosotros, pero el odio y los egoísmos no nos dejan ver la luz, y esto nos impide que cambiemos.
Jesús nos da siempre otra oportunidad para que seamos capaces de salir de la rutina y ser una higuera fértil. Una higuera que da el fruto generoso del amor entre todos los hermanos, haciendo visible a Dios en la tierra, pero para ello, tenemos que estar dispuestos a cambiar y trabajar en nuestra propia conversión.
JUEVES
“ He venido a prender fuego en el mundo ”
Estas palabras de Jesús no pueden entenderse al pie de la letra sino en sentido simbólico. “He venido a traer fuego a la tierra”. ¿Acaso Jesús es un pirómano? “No he venido a traer la paz” ¿Acaso Jesús es violento? ¿Qué es eso de bautismo de sangre?
según san Lucas 12, 49-53
El fuego del que habla Jesús no es material sino espiritual, es decir, el fuego del amor. Dios se le manifestó a Moisés en una “zarza que ardía y no se consumía”.
Ese fuego de la zarza arde en nuestros corazones si nos abrimos a la Palabra de Dios y procuramos llevarla a la práctica es el fuego del Espíritu Santo.
Una viva imagen de un Dios que arde en llamaradas de vida, en llamaradas de amor. Y ojalá que este amor avanzase en el gran bosque del mundo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
El bautismo de sangre alude al bautismo de la Cruz. Pero no es la sangre, ni la Cruz, ni el sufrimiento lo que nos redime, sino EL AMOR.
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
No estoy para dar la paz”. Jesús ha venido a traer la paz, la verdadera paz, pero no las “paces” a cualquier precio. Cristo no puede pactar con un mundo injusto, egoísta, materialista, hedonista. Quiere la paz, fruto de la verdad, la justicia y el amor.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».
La muerte de Cristo en la Cruz es la carta más bella escrita por Dios sobre el amor: el más grande, más sublime, más escandaloso.
MIERCOLES
“ Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá ”
Jesús introduce la parábola del administrador fiel y prudente para explicar a los suyos que creer en el Verbo encarnado tiene consecuencias. No se puede creer en Jesucristo, segunda persona de la Santísima Trinidad, y que todo siga su curso.
según san Lucas 12,39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?». Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así.
Nos lo grita San Pablo en la epístola a los romanos que se proclama hoy como primera lectura: somos criaturas nuevas una vez que hemos acogido con libertad el don del Espíritu Santo. Y esa criatura nueva necesita que el hombre viejo muera
En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
En el Evangelio, Jesús nos advierte de que ese tesoro que se nos ha concedido llevar en vasijas de barro nos obliga a comunicarlo, como una vela que enciende otras velas. Pobres los que no han recibido la buena noticia del reino de Dios, pero a ellos no se les puede imputar responsabilidad alguna. A ti, a quien se te ha anunciado, claro que sí.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».
También nosotros, como los discípulos, somos administradores que debemos repartir a los demás todo lo que hemos recibido por la fe. Pero hay dos clases de administradores, los "avispados" que cumplen su función según las instrucciones que se le han dado, y los "necios" que administran para si.
MARTES
“ Tened encendidas las lámparas ”
según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas.
Una espera empapada de serenidad, de gozo, de vitalidad. Porque Él ha ido a prepararnos un lugar, y cuando lo tenga preparado volverá para llevarnos con Él para que donde está Él estemos también nosotros (Jn 14, 2-4).
Vosotros estad como los hombres que aguardan,a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Lo hizo en la última cena. Pedro no lo comprendió. ¿El Señor a sus pies? Pero se vio obligado a permitir a Dios ser Dios. ¡Qué poco se parece el verdadero Dios, el Dios del Evangelio, a los dioses no tocados por la varita mágica de la revelación!
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Mientras no llegue ese día, no podemos estar sentados como si esta vida fuese una sala de espera. La manera de esperar nuestro glorioso futuro es vivir intensamente el presente. En la confianza en quien nos ha amado hasta el extremo. Sin miedos ni obsesiones. Pendientes más de los demás que de nosotros mismos.
LUNES
“ Guardaos de toda clase de codicia ”
“ Así es el que atesora para sí ”
san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús: «Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Este hombre acude a Jesús yeso denota el prestigio de que goza ante el pueblo.
Jesús no entra en ese terreno. su misión es otra.Su dedicación es el Reino de Dios.
Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes.
Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Que equivocado esta la persona que vive de manera egoísta, a pesar de que su heredad ha producido fruto en abundancia. Lo que más pena produce es que, en su corazón, no hay lugar ni para Dios, ni para su prójimo.
Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».
No debemos acumular riquezas de este mundo. Mejor es atesorar las cosas que nos vienen de Dios.
El trabajo en este mundo sólo encuentra su sentido más pleno en cuanto que sirve para prepararnos la vida definitiva y eterna.
Somos ricos ante Dios practicando las obras de Misericordias.
Al cielo tenemos que llevar la Fe, la Esperanza y la Caridad.
DOMINGO
El texto de Marcos muestra bien a las claras las dificultades que tenían los discípulos para entender a Jesús. Seguían pensando en un Mesías político, buscaban carteras ministeriales, querían triunfar por el poder, el prestigio… se habían arrimado al carro del que pensaban que iba a ganar.
Evangelio según San Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?».
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Pensaban los discípulos que iban a conseguir la grandeza y el poder, como le piden los hijos del Zebedeo: estar a su derecha y a su izquierda, ser ministros o algo así. Incluso están dispuestos, decían, a dar la vida por ello; la copa y el martirio es uno de los símbolos de aceptar la suerte y el sufrimiento y lo que haga falta.
Contestaron: «Podemos».
Es verdad que en el AT la “copa” también puede ser una participación en la alegría
Podemos imaginar que los hijos del Zebedeo estaban pensando en una copa o bautismo de gloria, más que de sufrimiento.
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
Sin embargo la gloria de Jesús era la cruz, y es allí donde no estarán los discípulos en Jerusalén. Lo dejarán abandonado, y será crucificado en medio de dos bandidos (fueron éstos lo que tendrían el privilegio de estar a la derecha y la izquierda)
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
El verdadero poder está en el amor y no en el lugar que debemos ocupar.
Lo más importante en su proyecto evangelizador, lo más importante para ser seguidor suyo. En el grupo de los apóstoles surge la ambición, el privilegio, el ansia de poder y les lleva a dividirse. Jesús como buen Maestro los reúne para hablar con ellos y aclarar qué significa estar con él.
No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».
Estar a su lado no es dominar a los demás como hacen los políticos de turno, ni oprimir a los más débiles como sucede con los que ostentan el poder, ya sea político o religioso.
Jesús es clarísimo: Nada de eso es posible siendo seguidor suyo. Jesús sólo quiere que seamos como él, servidores, hijos de Dios dispuestos a dar la vida por los hermanos:
Seguir a Jesús requiere renunciar a muchas cosas. Entre ellas, el rechazo de la búsqueda del poder por el poder mismo y el egoísmo humano de vivir una vida centrada en uno mismo.
Como, los Zebedeos, también nosotros estamos llenos de defectos y de aspiraciones. Lo malo, no es tenerlas, sino la falta de conciencia de lo que supone seguir a Jesús: beber el trago amargo de su cáliz
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