YA ES SEMANA SANTA

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martes, 31 de diciembre de 2024

AÑO 2025

 ¡¡¡  FELIZ AÑO NUEVO !!!


ABECEDARIO PARA EL NUEVO AÑO 2025 

Agradecer a Dios el habernos regalado las personas con las que convivimos. 

 Buscar el bien común por encima de los intereses personales. 

Corregir con empatía a aquél que se equívoca. 

Dar lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre al servicio de los otros. 

 Estimar a los otros sabiendo reconocer sus capacidades. 

Facilitar las cosas dando soluciones y no creando más problemas. 

Ganar la confianza de los otros compartiendo con ellos sus preocupaciones. 

Heredar la capacidad de aquéllos que saben ser sinceros con valentía y respeto. 

Interceder por los otros a Dios, antes de hablarle de nuestras cosas. 

Juzgar a los otros por lo que son, no por lo que tienen ni por lo que aparentan. 

 Limitar las ansias personales frente a las necesidades del grupo. 

LLenarse con lo mejor que uno encuentra en el camino de la vida. 

Mediar entre las personas que no se entienden. N

Necesitar de los otros sin ningún prejuicio. 

Olvidar el miedo al qué dirán, dependiendo de la opinión de los demás. 

Preocuparse por los más débiles o más necesitados. 

Querer siempre el bien de las personas. 

Respetar las opiniones de los demás. 

 Salir al encuentro del otro, no esperando que él dé el primer paso. 

 Tolerar los defectos y límites propios y ajenos con sentido del humor. 

 Unirnos todos para vivir en paz y armonía. 

Valorarse con realismo sin creerse superior a los demás. 

X es una incógnita que invita a la búsqueda constante de la Verdad. 

 Yuxtaponer ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos por crear fraternidad. 

 Zambullirse sin miedo en el nuevo día que Dios nos regala cada mañana. 

FELIZ SALIDA  Y ENTRADA EN UN NUEVO AÑO! 


YO ME QUEDO CON LA  A Y LA Z

domingo, 29 de diciembre de 2024

APERTURA DE LA PUERTA SANTA

 




El Papa inaugura el Jubileo Ordinario de 2025


Con el rito de la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el Pontífice comienza este tiempo de gracia que se extenderá hasta el 6 de enero de 2026, según la disposición del Pontífice en la Bula de Indicción "Spes non confundit".


La espera ha terminado: este martes 24 de diciembre de 2024, pasadas las 19:00 (hora local), el Papa Francisco abrió la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, marcando el inicio del Jubileo Ordinario de 2025.



 Este acontecimiento histórico estuvo precedido de un momento de oración y de la antífona: “Esta es la puerta del Señor. Por esta puerta entran los justos Entraré en tu casa, Señor. Me postraré ante tu templo santo. Ábranme las puertas de la justicia. Entraré para dar gracias al Señor.”





 Este evento es el primero de una serie de celebraciones que invitarán a los fieles de todo el mundo a vivir la "experiencia viva del amor de Dios", como expresó el Papa en la bula de Indicción Spes non confundit, ofreciendo así una esperanza cierta de salvación en Cristo. 

Más de 6.000 fieles siguieron la ceremonia desde el interior de la Basílica y más de 20.000 en el exterior, a través de las pantallas gigantes instaladas en la Plaza de San Pedro. 

 El gesto de abrir la Puerta Santa es un rito profundamente significativo, no solo para la Iglesia, sino para todos los cristianos. En palabras del Papa, este es "el momento de un nuevo Jubileo", un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. 




La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de esperanza que se abre ante todos. Luego de haber pasado el Santo Padre, cruzaron la Puerta Santa los cardenales, arzobispos, obispos y representantes del Pueblo de Dios, procedentes de los cinco continentes, y se dirigieron hacia el Altar de la Confesión. Los miles de fieles y peregrinos que vendrán a Roma hasta el 6 de enero de 2026, fin del Año Santo, podrán hacerlo desde el 25 de diciembre de 2024.




El rito de apertura de las Puertas Santas de las tres restantes Basílicas papales En los próximos días, según la disposición del Papa Francisco, se abrirán las Puertas Santas de la Basílica de San Juan de Letrán, el 29 de diciembre; Santa María la Mayor, el 1 de enero de 2025; y San Pablo Extramuros, el 5 de enero. Asimismo, por deseo expreso del Santo Padre, el 26 de diciembre el Pontífice abrirá la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia de Roma, para ofrecer a los presos un signo concreto de cercanía, "a fin de que sea para ellos un símbolo que invita a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso de vida", estableció el Sucesor de Pedro en Spes non confundit.

CLASES DE JUBILEOS. JUBILEOS ORDINARIOS

  JUBILEO ORDIARIO


Los jubileos ordinarios son aquellos que se celebran a intervalos regulares.

El primer jubileo celebrado en el marco del cristianismo fue anunciado por Bonifacio VIII, al declarar el año 1300 como «Año Santo» y «Año de Perdón de los pecados»: la celebración del jubileo concedía la indulgencia plenaria a cuantos acudiesen a Roma para visitar los grandes santuarios de san Pedro y san Pablo, lo que motivó una movilización de fieles sin antecedentes por su número.


 La tradición de celebración de jubileos ordinarios se acentuó en los siglos siguientes, y se celebraron jubileos cada cincuenta años primero, y cada veinticinco años después.

 La ceremonia que se observa en Roma para abrir el Jubileo ordinario o Año Santo incluye un conjunto de ritos.

El Papa se dirige a la Basílica de San Pedro para abrir la llamada Puerta Santa, cerrada a cal y canto. Esta puerta solamente se abre para la ceremonia de apertura del jubileo y por este motivo.

El Sumo Pontífice toma un martillo (el mismo que utilizó Pío XI en 1933) y da tres golpes diciendo una fórmula que se inicia con las palabras: Aperite mihi portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino («Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor»).

El simbolismo -abatir la puerta con el esfuerzo- significa la dificultad del camino cristiano pero, al mismo tiempo, subraya que una vez traspuesto el ingreso se encuentra la grandeza extraordinaria del amor y misericordia de Dios.



 Se derriba la mampostería que cierra la puerta y después el Papa se arrodilla delante de la puerta, mientras los penitenciarios de San Pedro la lavan con agua bendita. Luego, tomando la cruz, se empieza el Te Deum y entra a la Basílica junto con el clero.

 Posteriormente tres cardenales legados que ha enviado el Papa a las otras tres Puertas santas las abren con la misma ceremonia. Estas tres puertas están en las Basílicas Papales de San Juan de Letrán,




San Pablo Extramuros



 y Santa María la Mayor.


Todo esto se hace en vísperas de Navidad. Al siguiente día por la mañana el Papa imparte la bendición al pueblo en forma de Jubileo. Expirado el Año Santo se vuelve a cerrar la puerta en la víspera de Navidad y el papa bendice las piedras y la argamasa, pone la primera piedra y doce cajetillas de monedas o medallas de plata y oro, lo cual se ejecuta con la misma ceremonia en las otras tres Puertas Santas. En tiempos pretéritos se veía durante el jubileo gran multitud de gente que iba a Roma desde todos los puntos de Europa, pero hoy solo lo hacen desde las provincias de Italia porque los papas conceden a todos los países católicos el permiso de poder ganar el jubileo sin necesidad de pasar por Roma.

LOS TRES PRIMEROS JUBILEOS

1300. 



El papa Bonifacio VIII convoca el primer Año Santo de la historia de la Iglesia mediante la publicación, el 22 de febrero, de la bula Antiquorum habet fida relatio, en las que se precisan como condiciones para la obtención de la indulgencia que el peregrino se encuentre en estado de penitencia tras la confesión y la absolución; y que se visiten las basílicas de San Pedro y San Pablo Extramuros durante treinta días (quince días si no habita en Roma). Se establece asimismo que los jubileos se celebrarán cada cien años. Este primer año jubilar contribuirá al desarrollo de las llamadas vías romeas.



 1350.
 El papa Clemente VI , Papa  198, convoca para este año el segundo Año Santo de la Iglesia Católica mediante la publicación, el 27 de enero de 1347, de la bula Unigénitus. 




La anticipación en el plazo establecido en su día por Bonifacio VIII se debió a la petición que el pueblo romano, asolado por la Peste Negra y devastado por un terremoto. Este Año Santo se celebró con la ausencia tanto del Papa como de la Curia pontificia ya que esta tenía su sede en la ciudad francesa de Aviñón. Se estableció que un intervalo de cincuenta años entre jubileos era más adecuado para hacer posible que, teniendo en cuenta la esperanza de vida de la época, cada generación pudiera al menos celebrar un Año Santo. En la lista de basílicas a visitar se agrega la de San Juan de Letrán. 

1390.
 El papa Urbano VI, Papa  202, convocó, con diez años de antelación a la fecha prevista, el tercer Año Santo mediante la publicación, el 8 de abril de 1389 de la bula Salvator noster, en la que establecía que el intervalo en años jubilares debía reducirse a treinta y tres años en recuerdo y homenaje a la edad de Jesucristo al morir en la cruz.



 Se añadió la cuarta y última basílica a la relación a visitar incluyendo a la de Santa María la Mayor. El cambio continuo de los plazos entre Años Santos provocó que en el año 1400 confluyera en Roma un gran número de peregrinos creyendo que se había convocado el correspondiente año jubilar tras el de 1350. Ello obligó al papa Bonifacio IX a conceder una indulgencia plenaria de modo extraordinario.

FELICITACIÓN A LAS FAMILIAS

 ¡¡¡¡ FELIZ DIA DE LA FAMILIA !!!!

¡Algo santo y bueno tiene la familia cuando, el Señor, quiso nacer en una de ellas!

¡LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR! 

 ¿De dónde aprendiste el nombre de "Abba" "Padre"? ¿Quién te enseñó a distinguir entre el bien y el mal? ¿En quienes descubriste el valor de la fe y de la entrega? En la familia, Señor, ¿no fue en tu familia nazarena? Hoy, en pleno corazón de la Navidad, nuestros ojos contemplan, el "tres en uno".

 Sí; Señor, tres personas unidas por un mismo amor. Tres personas teñidas con el color de la pobreza. Tres personas agasajadas por los que no tienen riqueza alguna. Tres personas que, bajo el umbral del portal, siguen siendo referencia y ejemplo de santidad y de fe. Naciste, Señor, y lo hiciste en una familia pobre, pero amorosa sencilla, pero llena de los más importante: DIOS. Temerosa, pero valiente en sus decisiones indiferente para muchos, pero única ante los ojos del Señor. 

 ¡EN FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN UNA FAMILIA!

sábado, 28 de diciembre de 2024

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

¡Algo santo y bueno tiene la familia cuando, el Señor, quiso nacer en una de ellas!




Recordamos hoy unas palabras del Papa emérito Benedicto XVI sobre esta fiesta de la Sagrada Familia: "La casa de Nazaret, dijo el Papa, es una escuela de oración en que se aprende a escuchar, a meditar"


En la festividad de la Sagrada Familia, recordamos y celebramos que Dios quiso nacer dentro de una familia para que tuviera alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era.



Al nacer Jesús en una familia, el Hijo de Dios ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada Familia como Familia de Santos

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Benedicto XVI también nos recordó que aunque el Evangelio no haya conservado ninguna palabra de José, su presencia es "silenciosa pero fiel, constante, activa" y que José "cumplió plenamente su papel paterno en todos los aspectos".



 Entre ellos el Papa habló de cómo José habría educado a Jesús a la oración llevándolo consigo a la sinagoga los sábados y dirigiendo la oración doméstica por las mañanas y al atardecer. "Así, en el ritmo de las jornadas transcurridas en Nazaret, entre la casa y el taller de José, Jesús aprendió a alternar oración y trabajo y a ofrecer también a Dios la fatiga para ganar el pan que necesitaba la familia".





Y se celebra el último domingo del año.

ORACIONES DE LA MAÑANA NOCHEBUENA, SAGRADA FAMILIA Y

 III DOMINGO DE NAVIDAD




¡SEAMOS TRES! 
Los que busquen y nunca se detengan a la hora de encontrar al REY DE REYES al que es fuente de paz y de alegría 
¡SEAMOS TRES! Porque, sólo los que cabalgan, sobre el caballo de la fe un horizonte de estrellas espera en medio de las dificultades 
¡SEAMOS TRES! Como aquellos, regios personajes, que dejando palacios y vasallos quisieron ser siervos de un pequeño Rey 
¡SEAMOS TRES! Con tres palabras de aliento: alegría, amor e ilusión Con tres huellas en el camino: servicio, entrega y generosidad Con tres miradas hacia el cielo: La fe, esperanza y caridad 
¡SEAMOS TRES! Y, como los Magos, siempre en marcha y sin temor hacia la meta, en al que nos espera, el AMOR que ha bajado del cielo el AMOR que se deja adorar el AMOR que se deja tocar el AMOR que habla sin hablar
 ¡SEAMOS TRES! Con el incienso de nuestra oración Con el oro de nuestra caridad Con la mirra de nuestra fragilidad ¡TRES! ¡SEAMOS TRES! Para que, Jesús desde el Portal, pueda una ver más comprobar que en el mundo siguen existiendo hombres y mujeres que dejan, lo que tienen y no lo que son, para ponerse en camino siguiendo la ruta que marca la estrella de Belén. ¡TRES! ¡SEAMOS COMO AQUELLOS TRES! Que proclamen, manifiesten y digan que, como Jesús, no hay otro igual Que el mundo conozca, sienta y vea la Salvación que viene de nuestro Dios Y eso depende de muchos que, como los Magos, se atrevan a ir de tres en tres.
D
El Verbo se hizo Carne para caminar junto a mi y no volver a sentirme sola.
L
En todo encuentro con Dios hay que cambiar, convertirse, regresar a la vida, pero por otro camino. Si hemos entrado a la Iglesia por el camino de la mentira, debemos volver por la senda de la verdad. Si hemos ido por el camino de la soberbia, al ver a un Dios que se rebaja y se hace niño, regresamos por el camino de la humildad; si hemos entrado por el camino de egoísmo, al ver el amor de Dios enviándonos a su propio Hijo, regresamos por el camino del servicio y entrega a los demás. En un auténtico camino de fe, nada puede seguir igual.
M

Acudo a ti para que entres dentro de mí como Dueño y Señor de mi vida. Toma posesión de mí. Mi casa es tu casa. Mi libertad es también tuya. Yo seré feliz viendo cómo te enseñoreas y te recreas en el jardín de mi corazón.
X
A mi me toca anunciar el reino de los cielos, debemos pensar en mudarnos a la gran ciudad para que la luz que irradia el Cristo glorioso alcance a cuantos viven en tinieblas y en sombra de muerte. El anuncio cristiano no puede quedarse en la aldea de Nazaret sino alcanzar a Cafarnaún, la ciudad por la que transitaban las caravanas y donde los hombres se trataban unos a otros. Todo un símbolo.
J
Por eso, una y otra vez el mismo Jesús viene a nuestro encuentro, para que podamos seguir remando. Lo hace en su Palabra, en los sacramentos, en la oración personal, en la presencia de los otros… Basta con abrir el corazón, para que Él lo ocupe. ¿Te atreves?
V
Jesús, de un modo especial. Eres “El ungido” del Señor. Por eso estás envuelto, penetrado, por el Espíritu Santo. En tu corazón sólo hay bondad, ternura, misericordia. Dame, Señor, en esta mañana, una parte de esa “unción” y así pase todo el día haciendo el bien.

S
Hoy, como el leproso del evangelio, te digo: ¡Estoy enfermo! Mi lepra del alma no se ve, pero va haciendo estragos dentro de mí. Hoy, al comienzo de esta oración, te digo con toda humildad: “Si quieres, puedes curarme”. Y yo sé que Tú, siempre quieres. ¡Gracias, Señor!


DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA



LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR (Sagrada Familia) 
 Por Navidad, Señor, por Navidad quisiste aparecer en el seno de un hogar. Como distintivo, no la cantidad, sino la unión Como riqueza, no el dinero, y sí el ejemplo de José y de María Tu felicidad, Señor, no vino reflejada por la apariencia, el oro, las perlas o la plata: fue el amor de tu familia nazarena. En ella, en fracaso aparente y desprovisto de todo, apareciste ante la gran indiferencia del pueblo En ella, en las horas de fracaso y soledad encontraste el amor sin tregua ni farsa. En ella, en tus triunfos mesiánicos, supiste ser ovacionado desde el silencio y la sencillez.

 ¡LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR!
 ¿De dónde aprendiste el nombre de “Abba” “Padre”? ¿Quién te enseñó a distinguir entre el bien y el mal? ¿En quienes descubriste el don de la fe y el valor de la entrega? ¡En la familia, Señor! ¿No aprendiste todo ello en tu familia nazarena? Hoy, en el colmado corazón de la Navidad, nuestros ojos contemplan, el “tres en uno”, Sí, Señor, tres personas unidas por un mismo amor 
Tres personas teñidas con el color de la pobreza Tres personas agasajadas por los que no tienen riqueza alguna Tres personas que, bajo el umbral del portal, siguen siendo referencia y ejemplo de santidad y de fe. Naciste, Señor, y lo hiciste en una familia; pobre, pero amorosa y rendida a tu causa Sencilla, pero repleta de lo más importante: DIOS Temerosa, pero valiente en sus decisiones y riesgos Indiferente para muchos, pero única ante los ojos del Señor 
¡EN FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN UNA FAMILIA!
D
Hoy  buscamos la sabiduría de Cristo para llevarla a nuestras familias. 
Un antiguo escritor, Orígenes, comentando el Evangelio de hoy, decía que es necesario que aquel que busca a Cristo, lo busque no de manera negligente y con dejadez, como lo hacen algunos que no llegan a encontrarlo. Hay que buscarlo con “inquietud”, con un gran afán, como lo buscaban José y María

L
«Despiértate: Dios se ha hecho hombre por ti. Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz. Por ti precisamente, Dios se ha hecho hombre» (San Agustín)
M
Gracias, Señor, por la Navidad. Creo que te hiciste niño para redimirnos y mostrarnos el amor de Dios Padre. Hoy, como lo hiciste un día a los pastores de Belén, nos anuncias la gran noticia: «Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor». Haz que ni la rutina, ni la indiferencia, ni el paso del tiempo, logren desdibujar este maravilloso misterio de amor. Haz que tu Palabra siga viva y eficaz entre nosotros.
X
Si estás en la otra orilla, y te sientes alejado, desesperanzado, triste, abatido, solo, hundido, descartado, ¡no temas!, esta buena noticia es para ti. Reconoce quién eres, reconoce Quién habita dentro de ti y ponte en camino para cruzar el Jordán de tu vida y pasar a la tierra prometida de la vida eterna, la vida plena, que goza de todo lo bueno, bello y verdadero que hay en el mundo y que es para ti.
J
¿Quién soy yo sin Jesús? No soy nada. Mi vida sólo tiene sentido con Jesús. Cuando me he apartado de Él, me he sentido perdido, fracasado, vacío, hueco por dentro. Gracias, Señor, porque nunca he podido soportar el vivir lejos de ti. Tú nunca has sido un lujo para mí, sino una imperiosa necesidad. Te necesito para adorarte, alabarte y amarte. Y desde ahí poder amar a los demás. 
V
Cordero de Dios, quita mi pecado. Sé que no he sido fiel a tu gracia, pero puedo decirte con San Pedro: “Tú sabes todo, tú sabes que yo te amo”. Dame la fuerza de tu Espíritu para arrancar de mí las raíces y secuelas del pecado. Quiero dedicar el resto de mi vida a hacer el bien a todos y en especial, a las personas que más necesidad tienen de Ti. 2.- Lectura reposada de la Palabra. Juan 1, 29-34

S
Eso me hace preguntarme a mí mismo: ¿Busco yo seguir a Jesús? Si Jesús me preguntara: “Y tú, ¿qué buscas?” ¿Qué le contestaría? Siempre pienso en la mirada de Jesús, y trato de imaginarla…, y se me eriza la piel…


NOCHEBUENA 


 
DEJAME, SEÑOR
 Que me acerque hasta el umbral del portal y comparta, con José y con María, este momento en el que, el cielo se regala generosamente, y no toda la tierra se abre ni dice ¡gracias, Señor! Déjame, Señor, que me haga eco de tu nacimiento y proclame a los cuatro vientos que la pequeñez es signo de grandeza que Dios humanado es divino también que a Dios, por ser Niño, se le comprende y se deja querer. Déjame, Señor, en la noche más extraordinaria del año ser zagal y portador de los sentimientos que, en muchos de nosotros, despierta Enmanuel. 
¡Déjame, Señor, que te arrulle, con mis manos, a pesar de mis fragilidades que te cante villancicos, aunque mi vida desafine que te cubra con mi abrigo, aunque sea demasiado elegante. ¡Déjame, Señor! Buscarte en donde el mundo jamás quiere que yo encuentre en la sencillez de una morada en el silencio de una noche estrellada en el regazo de una mujer aldeana y pobre en la mirada de un hombre confiado y generoso 
¡Déjame, Señor! Postrarme ante tus pies Y hacer acto de alabanza y de fe Creo que vienes en carne mortal Creo que en el principio estaba la Palabra Creo que la Palabra estaba junto a Dios Creo que eres el anunciado desde siglos Creo que padecerás mucho por salvarnos Creo que, sin Ti, nada tiene sentido en Navidad. ¡Déjame, Señor! Darte el aliento que el mundo necesita de ti Y que tú me des, si quieres y lo deseas, alas para volar de valle en valle, de casa en casa de barrio y en barrio anunciando lo que mis ojos ven y lo que mi corazón siente: ¡Ha nacido el Dios de Israel! ¡Aleluya|

X

Dios me ha hablado hoy a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración. 

 Jesús, contemplando el misterio de la Navidad caigo en la cuenta del gran amor que nos tienes a cada uno de nosotros. Has dejado el trono del cielo y has puesto en nuestro mundo “tu tienda de campaña”. Estás a nuestro lado, tan cerca de nosotros que hasta te oímos respirar. Si te pregunto por qué has hecho esto, me respondes: El amor hace verdaderas locuras. Ama y haz tú lo mismo. 

J

Señor, estoy en tu presencia. Gracias por permitirme estar frente a ti. Aumenta mi fe para que crea que Tú eres mi única esperanza. Aumenta mi esperanza para que espere siempre en tu amor. Aumenta mi amor para amarte con la certeza de la fe.

V
Eso es justo lo que tú puedes hacer hoy: contemplar el misterio de la Resurrección, tan de seguido con el de la Natividad, para creer sin límites, para confiar plenamente en el Padre, para dejarse llevar. Esto nos interpela a nosotros, nos llama a abrirnos al Dios que se revela en lo pequeño: en la encarnación, en el pesebre, en el taller del carpintero, en aquel joven rabino sin estudios, en el Crucificado y en aquellas pobrezas y pequeñeces que cada uno conoce.
S
Hoy, los cristianos del mundo entero reaccionemos contra la cultura de la muerte y con Jesús, que es la Vida, luchamos por conseguir el sueño de Dios al enviar su Hijo al mundo: “que todos sus hijos tengamos vida y la tengamos en abundancia”. ¡Ayúdanos, Señor!

DIA DE LOS SANTOS INICENTES




Mateo (2,13-18)Evangelio según san Mateo (2,13-18) Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

Jesús es un Dios venido a nosotros, pero su gloria está encerrada en una apariencia de derrota. En su camino no hay sólo Magos que lo buscan, hay también Herodes que a la noticia de su nacimiento se turban. Jesús es y será siempre signo de contradicción: hay quien lo busca para adorarlo y quien lo busca para matarlo. 


Y a pesar de todo, Jesús seguirá siendo nuestro defensor, a pesar de las muchas matanzas de inocentes que se repiten en todo tiempo sobre nuestro planeta; a pesar de los innumerables pecados de escándalo que hieren a nuestra juventud y desconciertan a nuestros ancianos y a tantas personas sencillas; a pesar de los sufrimientos de todo género que se infligen a muchos inocentes por la voracidad de otros tantos Herodes de hoy que buscan solo el poder, el éxito y la posesión de bienes materiales; a pesar de todo, el amor vence al odio, la luz a las tinieblas, y el sencillo al soberbio. ¡Bienaventurados los pacíficos y limpios de corazón! 

Por querer Herodes matar a un Rey, termina coronando a cuantos tocan. El fuerte no es quien mata sino el que sabe morir 

¡Es el misterio de la Navidad!¡Dios con nosotros!



NO ES UNA INOCENTADA SINO REALIDAD! 

La vida de aquellos que, buscando a Jesús entre los pliegues de Belén de Judea, fue truncada por mandato de Herodes el Grande. 

 Los que, en el aborto, ven una conquista del progreso y miran hacia otro lado defendiendo los derechos de cualquier especie.

Los que, en la eutanasia, ven un éxito cuando en realidad es un fracaso y decadencia de la conciencia y de la moral. ¡Cuántos, inocentes, cerrarán los ojos al mundo y -en su nombre- dirán que fue por las mercedes de esta fatídica ley! 

¡NO ES UNA INOCENTADA SINO REALIDAD!

Día de los Santos Inocentes. Horas para recordar a tantos que mueren inocentemente como consecuencia de su fe, de sus convicciones más profundas y por querer, para este mundo nuestro, un color tamizado por la esperanza.

Escrito por un amigo 

viernes, 27 de diciembre de 2024

ESTAMOS EN LA OCTAVA DE NAVIDAD

 

Como es tradición en la Iglesia, la noche del 24 de diciembre se empieza a celebrar de manera solemne la Natividad del Señor. 

Al día siguiente, el 25 de diciembre, día central de las celebraciones, empieza la llamada “Octava de Navidad”; es decir, el ciclo de ocho días continuos en los que se prolonga el gozo por el nacimiento del Niño Dios, tal y como si se tratase de “un gran domingo”.

 Este año 2023, la Octava de Navidad empieza el lunes 25 de diciembre y concluye el lunes siguiente, 1 de enero, con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

El ciclo de ocho días 

La celebración de la “Octava” tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. El pueblo de Israel tenía la costumbre de celebrar las grandes fiestas durante ocho días. Un ejemplo de esto puede apreciarse en el relato del Génesis (Gen 17, 9-14) en el que se narra cómo los judios recordaban la Alianza de Dios con Abraham por espacio de ocho días. En el último día se circuncidaba a los niños varones recién nacidos. 

 Esta tradición prosigue en el Nuevo Testamento. Jesús mismo, como todo judío, fue circuncidado ocho días después de nacer (aunque es con su resurrección como se sella aquello que la Iglesia entiende por “octavo día”). Ciertamente, el Señor se levantó de entre los muertos el “primer día de la semana” (Cfr: Mt 28, 1; Mc 16, 2; Lc 24, 1; Jn 20, 1), el domingo, y ese “primer día” es al mismo tiempo el “octavo” (es decir, el día siguiente del séptimo de la semana, el sábado, habitualmente consagrado al reposo por el pueblo de Israel).

La Octava de Navidad 

Durante la Octava de Navidad se celebran las siguientes fiestas:

26 de diciembre: San Esteban es el primer mártir del cristianismo y representa a todos los que murieron por Cristo voluntariamente. 


 27 de diciembre: San Juan Evangelista es el joven y valiente apóstol que permaneció al pie de la cruz con la Virgen María. Es considerado el “discípulo amado” y representa a los que estuvieron dispuestos a morir por Cristo, pero no los mataron. 


 28 de diciembre: Los Santos Inocentes representan a los que murieron por Cristo sin saberlo y a los millones de bebés que mueren hoy, víctimas del aborto. 



 Domingo después de Navidad: La Sagrada Familia es modelo para todas las familias y símbolo de la unión de la Santísima Trinidad. Este año esta fiesta ha de celebrarse el domingo 31 de diciembre. 

 1 de enero: Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios. Todos los títulos atribuidos a la Virgen María descansan sobre este dogma de fe. Celebremos esta Octava de Navidad llenos de alegría y gratitud.



 Son ocho días para decir: ¡Feliz Navidad!


NOCHEBUENA Y NAVIDAD DIAS QUE SIGUEN

28 DE DICIEMBRE

“ Se ha escuchado un clamor, un gran llanto y lamento ”


san Mateo 2, 13-18

El evangelio de hoy nos muestra como la ambición de poder convierte al ser humano en un verdadero monstruo. El ego, la autorreferencialidad, el capricho… petrifican el corazón.

Muchos son los dramas humanos… situaciones provocadas por la ambición y el poder.

 Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». 

José, Tú escuchas y obedeces porque quieres defender a Jesús y a María sin importar lo costoso que sea. Tú vives para custodiarlos, vives para ellos. Para ti, Jesús lo es todo y no permites que nada ni nadie te lo quite… ¡Preferirías primero perder la vida a perder a Jesús!

 ¿También yo sería capaz de hacer lo mismo?

José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 

Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.

¿Cuántos y cuántos niños se ven expuestos a la marginación y el sufrimiento aquí y ahora, cerca de nosotros? A veces nos emocionamos cuando vemos fotos de niños en Sudán, Alepo y otros lugares, pero nos olvidamos de realidades más próximas, como también nos olvidamos de la codicia de poderosos y de aquellos que anteponen sus intereses al bienestar de los pequeños.

Jesús está en cada inocente, en cada indefenso y pobre. Él está en todas las personas que son víctimas del poder inescrupuloso.

 Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».


Toda la Biblia es testimonio de que Dios está del lado de los pequeños. 

El evangelio de hoy hace que nos preguntemos de qué lado queremos estar. El Herodes de hoy sigue matando a millones de niños. Mueren de hambre, de enfermedad, de desnutrición, por el aborto ¿quién es hoy Herodes?

 

 27 DE DICIEMBRE

“ Vio y creyó ”



No hace mucho contemplábamos una escena parecida en un contexto diferente: a unos hombres se les anuncia una noticia y van corriendo a corroborarla. Son los pastores en Belén. Tanto ellos como estos apóstoles se encontraron con signos pobres: un Niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre; el Mesías, el Señor, pobre entre los pobres y una tumba vacía, tan solo con los lienzos que habían cubierto el cuerpo sin vida del Hijo de Dios.

Pero a Juan, como a los pastores, le bastó: por gracia de Dios, vio y creyó. Él, que había sido testigo de tantas maravillas al lado de Jesús y que lo había visto traspasado en la cruz, supo reconocer su gloria en aquel sitio, en aquel acontecimiento que podía no significar nada pero que lo significaba todo.

según san Juan 20, 1a. 2-8 

El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». 

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. 

Pedro como cabeza de la Iglesia. Hay en la actitud de San Juan como una gradación del seguimiento de Cristo: primero, el ímpetu, la carrera desbocada en la que deja atrás a Pedro lanzándose a corroborar lo que la Magdalena ha anunciado; luego, el asombro que produce asomarse a ese abismo del misterio que es el sepulcro vacío;

Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

 Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

adentrarse en el misterio, dejándose llevar por lo que ve: ahí nace la fe, como acredita la última frase del Evangelio de la jornada: «Vio y creyó». Que es lo mismo que decir que la contemplación del misterio lo movió a la fe.



Eso es justo lo que tú puedes hacer hoy: contemplar el misterio de la Resurrección, tan de seguido con el de la Natividad, para creer sin límites, para confiar plenamente en el Padre, para dejarse llevar.


Esto nos interpela a nosotros, nos llama a abrirnos al Dios que se revela en lo pequeño: en la encarnación, en el pesebre, en el taller del carpintero, en aquel joven rabino sin estudios, en el Crucificado y en aquellas pobrezas y pequeñeces que cada uno conoce.


 26 DE DICIEMBRE

“ No os preocupéis de lo que vais a decir ”



En el Evangelio de hoy, Jesús aparece preparando a los discípulos para las dificultades que vendrán. Jesús es realista, no les augura éxitos fáciles, sino que les previene ante las dificultades, las acusaciones, calumnias, persecuciones que sufrirán en todo tiempo. “Todos os odiarán por mi nombre”:


san Mateo 10, 17-22 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy donde anuncia a sus seguidores que serán rechazados por muchos, arrestados y llevados a los tribunales, son un buen comentario a otras palabras de Jesús: “No está el discípulo por encima de su maestro, ni el siervo por encima de su amo”.

 Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Pero Jesús sabe que no todos aguantarán el tipo, no todos somos Esteban, no todos poseemos su fe y su fuerza. Y por eso, las palabras de Jesús son de esperanza y de fortaleza: “No os preocupéis”, porque en las peores circunstancias garantiza a sus discípulos la fuerza del Espíritu Santo.

 El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. 
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».


El único remedio válido contra el miedo es la fe, la confianza en Jesús, en la fuerza que viene del Espíritu Santo. 
Quien vive abandonado en las manos de Dios no está especialmente preocupado por una posible persecución, porque sabe que el Espíritu del Padre hablará por él, sabe que el amor que Dios nos tiene es más grande que todo el odio junto de los hombres. 
Los discípulos que hayan sabido dar testimonio de Jesús ante los hombres escucharán el testimonio de Jesús a favor suyo ante Dios.

Fue lo que le sucedió a San Esteban, el primer mártir cristiano. Por seguir y predicar lo mismo que su maestro Jesús, le sucedió lo mismo que a él, y le mataron lo mismo que él… y su final fue el mismo que el de Jesús, resucitando a una vida nueva de total felicidad. Jesús nos invita a perseverar con él hasta el final.

NAVIDAD

 “ Y el Verbo se hizo carne ”


según san Juan 1, 1-18 

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 

En estos días de Navidad nos vemos acompañados con este pasaje evangélico, varias veces se nos ofrece: el día de Navidad, el día séptimo de la octava y el segundo domingo después de la Natividad. Una y otra vez se nos invita a contemplar el misterio, -junto a los pastores-, se nos invita a quedarnos en silencio, “Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. 

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. 

Hermanos, y hermanas, deteniéndonos ante el belén miremos el centro; vayamos más allá de las luces y los adornos, que son hermosos, y contemplemos al Niño. En su pequeñez es Dios. Reconozcámoslo: “Niño, Tú eres Dios, Dios-niño”. Dejémonos atravesar por este asombro escandaloso. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos. 

Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado. La ternura en persona necesita ser mimada. El amor infinito tiene un corazón minúsculo, que emite ligeros latidos. La Palabra eterna es infante, es decir, incapaz de hablar. El Pan de vida debe ser alimentado. El creador del mundo no tiene hogar. Hoy todo se invierte: Dios viene al mundo pequeño. Su grandeza se ofrece en la pequeñez.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. 

Y nosotros, preguntémonos, ¿sabemos acoger este camino de Dios? Es el desafío de Navidad: Dios se revela, pero los hombres no lo entienden. Él se hace pequeño a los ojos del mundo y nosotros seguimos buscando la grandeza según el mundo, quizá incluso en nombre suyo. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. 

El Altísimo indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Dios va en busca de los pastores, de los invisibles; nosotros buscamos visibilidad, hacernos notar. Jesús nace para servir y nosotros pasamos los años persiguiendo el éxito. Dios no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Esto es lo que podemos pedir a Jesús para Navidad: la gracia de la pequeñez. “Señor, enséñanos a amar la pequeñez. Ayúdanos a comprender que es el camino para la verdadera grandeza”.

NOCHEBUENA

según san Lucas 2, 1-14 

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 

Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. 

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

 El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. 

Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».



VIO Y CREYÓ

según san Juan (20,2-8)


 El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» 



Hoy, segundo día de la octava de la Navidad, honramos la memoria de San Juan, amigo del Señor, el Papa Benedicto XVI, en una catequesis de la Audiencia General del 5 de julio de 2006, nos acerca a Juan, como “el discípulo predilecto”: «El discípulo a quien Jesús amaba» fue el primero en reconocer al «Señor» y en indicárselo a Pedro.
 Dentro de la Iglesia de Jerusalén, Juan ocupó un puesto importante en la dirección del primer grupo de cristianos. De hecho, Pablo lo incluye entre los que llama las «columnas» de esa comunidad .[…] Según la tradición, Juan es «el discípulo predilecto», que en el cuarto evangelio se recuesta sobre el pecho del Maestro durante la última Cena, se encuentra al pie de la cruz junto a la Madre de Jesús y, por último, es testigo tanto de la tumba vacía como de la presencia del Resucitado. […]Que el Señor nos ayude a entrar en la escuela de san Juan para aprender la gran lección del amor, de manera que nos sintamos amados por Cristo «hasta el extremo» y gastemos nuestra vida por él.”

El discípulo amado, Juan, cuya fiesta celebramos hoy, entró y vio: ¡vio y creyó! 

Un momento después, exclamará María con todo su corazón y con todo el ímpetu de su ser: ¡”Rabboni"! San Juan, el discípulo amado, es una figura de fundamental importancia al inicio de la Iglesia porque nos muestra al Jesús más íntimo, el que se revela Hijo de Dios hecho carne, que ha venido a desvelarnos el rostro del Padre. 

Es un gran teólogo cuyo símbolo es el águila, porque, es la única ave que puede mirar al sol, que para Juan es Cristo, sin quedar deslumbrado. 

Y nos recuerda la vital tarea de todo discípulo: buscar al Señor en todo momento, buscar los signos visibles del Señor para sentir su amor y la salvación que trae su Palabra. Como veis, hacen falta muy pocas cosas para que nazca la fe...., pocas cosas, pero infinitas como el corazón y el amor, y profundas como el calor de una mujer y el silencio de Juan ante el misterio.

 AMOR y SILENCIO. ¡Si lo tienes, crecerás en la fe! 



.Los Padres de la Iglesia vieron en esa carrera hacia el sepulcro vacío una exhortación a la única competición legítima entre los creyentes: la competición en busca de Cristo. 

También nosotros, si buscamos al Señor con sencillez y sinceridad de corazón, lo encontraremos, más aún, será Él quien saldrá a nuestro encuentro; se dejará reconocer, nos llamará por nuestro nombre, es decir, nos hará entrar en la intimidad de su amor.

TODO SUCEDIÓ EN BELÉN DE JUDÁ

Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que ha de ser jefe en Israel, y cuyo origen es antiguo, inmemorial,… y se afirmará y apacentará con la fortaleza de Yahvé, con la majestad del nombre de su Dios; y habrá seguridad, porque su prestigio se extenderá hasta los confines de la tierra”(Miqueas 5, 2-4).



 La ciudad de Belén está situada sobre dos colinas rocosas a unos777 metros sobre el nivel del mar, cerca del Desierto de Judea, al sur de Jerusalén.

Su nombre hebreo “Bethlehem” significa “la casa del pan”. San Mateo (2,1) y San Lucas (2, 1-20) hablan del nacimiento de Jesús en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes, bajo el imperio de César Augusto;y en un establo "porque no había lugar para ellos en la posada". El Protoevangelio de Santiago dice que fue en una cueva.

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Así es también como lo presenta San Justino, natural del país, a mediados del siglo II.

 Los primeros cristianos nunca olvidaron estos acontecimientos, recordando con veneración el lugar donde nació Jesús.
En el año 135, tras el fracaso de una revolución judía contra los romanos, el emperador Adriano construyó sobre la gruta un templo y un bosque sagrado, dedicados al dios pagano Adonis

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El lugar fue visto por San Cirilo de Jerusalén, en el año 348, cubierto de árboles; y San Jerónimo escribía, en el 395: “Belén, que es ahora nuestra,… estuvo bajo la sombra de un bosque de Tammuz; es decir, de Adonis, y en la cueva donde en otro tiempo se oyeron los primeros gemidos de Dios, se lloraba al querido de Venus”.


Mas tarde, el emperador Conatantino, a instancia de su madre -Santa Elena-, construyó en el 326 la Iglesia de la Natividad sobre la gruta donde nació Jesús.

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Tras ser invadido Belén por los persas en el 614, la iglesia construida por Justiniano se salvó milagrosamente del saqueo y la destrucción gracias a un mosaico que representaba a los Reyes Magos vestidos con atuendos persas.

 En el año 1099, Tancredo fue enviado por Godolfredo de Bouillón para proteger la ciudad de los ataques musulmanes


Anteriormente, Orígenes había dicho: “En Belén, se muestra la cueva en que nació Jesús y, dentro de la cueva, el pesebre en el que fue reclinado, siendo de todos conocido, incluso las gentes ajenas a la fe; en esta cueva- se dice- nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos”.


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Un año más tarde, en la noche de Navidad del 1100, fue coronado en la basílica como rey de Jerusalén Balduino I.
Entre los años 1165-1169 los cruzados restauraron la basílica, sustituyendo el mosaico del pavimento por un enlosado de mármol blanco, que después fue saqueado por los turcos en el siglo XVI para colocarlo en el pavimento de una de sus mezquitas.




El año 1347 se concedió a los franciscanos la posesión de la Gruta del Nacimiento y el mantenimiento de la basílica, derecho que más tarde adquirieron los ortodoxos griegos (1645-1669); entre 1810 y 1829 los armenios ortodoxos también adquirieron derechos en la basílica, cuya propiedad se dividió entre tres comunidades: la griega ortodoxa, la armenia y la latina.


jueves, 26 de diciembre de 2024

27 DE DICIEMBRE:SAN JUAN


 Hoy, 27 de diciembre, conmemoramos a San JUAN, Apóstol y Evangelista.


 SAN JUAN (¿?-98/101) nació en Betsaida, el actual El Aradsch, cerca de Mahjar, en Siria.



San Juan fue hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de otro de los Apóstoles, Jacobo el Mayor; ambos eran pescadores. Por su temperamento enérgico, Jesús los llamaba “hijos del trueno”.

Primeramente San Juan fue discípulo de San Juan Bautista, y luego siguió a Jesús, convirtiéndose en su “apóstol querido”. San Juan era el más joven de los discípulos de Jesús, y asimismo fue el más longevo.



Tal vez se recuerda más a San Juan porque fue el apóstol que descansó su cabeza en el hombro del Maestro en la Última Cena.





 También fue el único de ellos que estuvo al pie de la Cruz, y fue quien después se hizo cargo de la Virgen María.




Por tradición existe el acuerdo de identificar a San Juan el Apóstol con San Juan el Evangelista, y a éste con el autor del Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento y el único de carácter profético.
 
 

De tratarse de la misma persona, tras la muerte de Jesús a San Juan predicó desde antes del año 57 en Asia Menor, y se estableció concretamente en Éfeso, actualmente ciudad en ruinas en Selçuk, Turquía.
El apostolado de San Juan al frente de la Iglesia de Éfeso tuvo notable éxito en la difusión del primitivo cristianismo, y duró largos años.




Sin embargo, con las persecuciones contra cristianos ordenadas por el emperador Domiciano San Juan se vio en problemas al negarse a rendir a rendir culto en el templo de Diana-Artemisa.




El sacerdote mayor le ordenó entonces beber un veneno de la misma copa de la que frente a sus ojos habían bebido dos malhechores, cayendo muertos en el acto.



Se cuenta que San Juan hizo la señal de la Cruz sobre la copa, y a continuación el veneno se transformó en una serpiente que se deslizó fuera del recipiente; San Juan bebió sin que le ocurriera nada, y además echó su túnica sobre los dos infelices, quienes instantáneamente recuperaron la vida.




Hacia el año 95 San Juan fue llevado prisionero a Roma, donde en la Porta Latina fue condenado al suplicio de recibir un baño de aceite hirviendo, pero San Juan lo recibió como si de agua fresca se tratara.
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Martirio de San Juan en la Puerta Latina» (1641-1642), por Charles Le Brun. Iglesia Saint-Nicolas du Chardonnet, París.


Entonces lo condenaron al exilio en la isla de Patmos, a unos 70 kilómetros de Éfeso. Fue en ese lugar donde se cree que tuvo las revelaciones del Apocalipsis y donde escribió ese libro.




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Con el emperador Nerva (96-98), más tolerante hacia los cristianos, San Juan pudo regresar a Éfeso, donde habría redactado su Evangelio, tal vez el más espiritual y conceptual de todos.


San Juan falleció de avanzada edad en Éfeso. Por las alturas que alcanza su teología, a San Juan se le atribuye como símbolo un águila.