Ella, en medio del Adviento, da color y calor como nadie a este tiempo de esperanza. Es una mujer que con su “sí”, la noche de Belén nos pregonará una gran noticia: la salvación tiene un rostro, Jesús.
Es la Señora que, abriéndose gratuitamente para Dios, hará posible que Jesús ilumine la oscuridad del mundo; que Jesús nos traiga el amor inmenso de Dios; que Jesús sea amado y seguido por todos nosotros.
Sin ti Maria, no hubiera existido aquel primer adviento ni esperanza para los hombres y mujeres que aguardaban la llegada del Señor.
Gracias Maria por tu SI. Mañana es la Navidad.
Entraremos al pesebre con humildad. En el portal nos postraremos con fe.
A Belén se va con la atracción del amor de un Dios que nos trae felicidad para todos.
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