YA ES SEMANA SANTA

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jueves, 3 de marzo de 2022

ORACIONES DIA A DÍA DE LA SEMANA SANTA

 DOMINGO DE RAMOS





LO SABES, SEÑOR 
Que, la corona que te espera, no es de oro, sino forjada por espinas Que, el trono que te aguarda, no está tallado en madera de ébano y sí esculpida en cruz que produce vértigo y llanto. Que mi  si de hoy siga siendo mañana también si.
LO SABES, SEÑOR 
Que, tu entrada en Jerusalén, es el inicio de una aventura teñida de sufrimiento de sacrificio, prueba y muerte… pero con redención final
LO SABES….SEÑOR Soy yo el que lo olvido ayúdame a no  olvidar.

Hoy Señor te he aclamado porque me hablaste de la vida, de la  luz, del amor y de la eternidad por tanto te he aclamado con mis  ramos y cantos para que nunca, nunca te de la espalada y que te defienda con mis palabras y actos.
Te pido Señor por todos aquellos que no saben que diste tu sangre por nosotros.

L
El amor , el de María de Magdala , no es egoista y sin limites.
Me cuesta Señor dar el perfume de mi  servicio de mi tiempo, de mi generosidad, de mi oración es fácil Señor recibirte pero difícil darme a los  demás.
Gracias Señor por entregarte por mi.

M

Señor, salgo impresionado por este evangelio donde, en medio de la más negra ingratitud de Judas, aparece el amor más tierno de otro discípulo que se ha cambiado el nombre porque quiere hacer de su vida una auténtica profesión de amor a Ti y a los hermanos. Gracias porque todavía tengo tiempo para emplearlo en lo que únicamente merece la pena: amar. Amarte a Ti, fuente del verdadero amor, y amar a mis hermanos.



LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR
¿Lavarme Tú a mí los pies? Y si es necesario, Señor, todo mi pobre ser. ¡Lávame y purifícame!
 Me has amado y, al amarme, brota en mí lo que Tú sembraste: amor por los que me rodean amor hacia los que me piden pasión por los más débiles Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras Porque, si algo tiene el Jueves Santo, es Misterio de amor y de ternura

LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR Sólo te pedimos una cosa: que nunca nos falte la Eucaristía para estar eternamente a Ti unidos Amén



La cruz de Cristo...... Horizonte donde clavar nuestro ojos. Viernes Santo a la espera de la mañana del Domingo

 TE MIRO CON FE, OH SEÑOR Quisiera subir contigo a la cruz, Señor, y dejar clavarme con el mismo amor que Tú lo haces Más me falta un poco de altura, para ascender hasta ella y, siento que mi amor, queda a merced de otros  maderos mas ligero .
Que, este Viernes Santo, me recuerda tu inmenso amor Que, tu cruz, siempre permanece firme sosteniendo la Palabra que se hizo carne. porque, cuando las heridas asoman en mi cuerpo el sufrimiento se me hace duro e insoportable. ¡Necesito tanto mirar con fe a tu cruz, oh Señor! Ayúdame, Señor, a abrazar tu cruz con amor para que, lejos de arrastrarla, avance con ella con pasión, delicadeza y fervor.
TE MIRO CON FE, OH SEÑOR! 
 Ayúdame a ser amante de tu cruz porque, amándola como Tú la amaste, siento al gran Amado que siempre me acompaña en el duro combate de esta vida que me aguarda y espero. Ayúdame a adorar tu cruz
Tu rostro SEÑOR, OCULTO POR EL DOLOR
QUE YO ME DECIDA ARRANCAR, MEDIANTE LA PENITENCIA, LA CARETA QUE ME HE FORJADO CON MIS MISERIAS 
POE EL CAMINO C+DE LA CONTEMPLACION MI VIDA IRA COPIANDO LOS RASGOS DE TU VIDA, me ire pareciendo más y más a Ti
sere otro cristo. el mismo cristo ipse chistus


El Sábado Santo es un día sin liturgia, en silencio, no sucede nada, recuerda la soledad del sepulcro, la tristeza de las mujeres y de los discípulos, la desilusión ante el fracaso. Es un día en el que no hay mucho que decir. Es un tiempo de esperar cuando nada parece indicar que sea sensato esperar. Tras la muerte de Jesús el día anterior, el sábado santo nos enseña a ver que Dios tiene derecho a callar. Así también lo hace María, la madre de Jesús, que acoge su silencio con esperanza y fidelidad en las horas grises. En medio de la tristeza, María va recordando las diversas situaciones que vivió con Jesús, su hijo. Todo comenzó el día en que tuvo la certeza de que el niño que llevaba en sus entrañas era alguien muy preciado a los ojos de Dios. Ahora, en el silencio de su corazón, María va tomando conciencia de lo que ha ido ocurriendo estos días, y Jesús le saldrá al encuentro. La certeza se abre camino en su corazón.

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