VIA CRUCIS
CELEBRACIÓN DEL SÉPTIMO DOLOR
El entierro de Jesús y la soledad de María
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Si entramos en el corazón de María podemos ver sus Dolores. Si la miramos nos contagiamos de su dolor.
Ojos llorosos, ya sin lágrimas en el momento que escucha el ruido de la piedra al cerrar el sepulcro. Las lagrimas de María unidas al agua que brota del costado de su Hijos son purificadoras para perdonar nuestros pecados.
Esas lagrimas limpian a fondo tus lágrimas y las mías ¡ojala! que en la procesión , sus lagrimas toquen nuestro corazón.
María no solo ha perdido a su Hijo , cada día pierde a muchos hijos: la guerra, los abortos....
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