INMACULADA "LA CIEGUECITA" DE MARTINEZ MONTAÑEZ
1630; talla en madera policromada y estofada, 168 cm; Catedral de Sevilla
El retablo, que fue por fin inaugurado el 8 de diciembre de 1.631, está considerada una obra de excepcional valor.
Popularmente se la conoce como La Cieguecita por su mirada baja con los párpados apenas abiertos.
Juan Martínez Montañés realiza esta obra como encargo del jurado don Francisco Gutiérrez de Molina, quien estaba casado doña Jerónima Zamudio, una piadosa mujer que quiso consagrar una capilla de la catedral a la Inmaculada Concepción de María en los comienzos del siglo XVII, en medio de la batalla mariana estallada en la ciudad por la polémica entre las órdenes religiosas por la defensa de unas y el ataque de otras a la creencia que propugnaba que la Virgen estaba exenta del pecado original desde el primer instante de su concepción.
Montañés había realizado con anterioridad otros encargos en los que representó la Inmaculada, como la que se venera en la antigua casa profesa de los jesuitas de Sevilla o en el convento de Santa Paula de la misma ciudad y que habían conocido los demandantes de la obra.
Sin embargo será en esta talla donde el maestro consagrará la iconografía de la Inmaculada, siendo ésta una de las aportaciones más importantes del arte hispánico a la historia del arte cristiano.
Si analizamos la imagen, se representa a una joven doncella de pie, cuyos ojos entornados miran recatadamente al suelo, ante la imposibilidad de las jóvenes de esta condición de mirar a los ojos, sumida en oración cuya actitud meditativa se aprecia en sus manos apenas unidas por los dedos a la altura del pecho.
La acompañan tres querubines que se disponen a sus pies, que se apoyan en una luna con las puntas hacia arriba.
Su hermoso y frágil rostro nacarado queda enmarcado por el cabello suelto que cae sobre su espalda, símbolo de la pureza de las doncellas.
Viste la imagen túnica estofada que se cubre por un manto, el cual cae desde los hombros y se recoge en diagonal bajo uno de sus brazos.
El autor representa en esta talla la visión apocalíptica descrita por San Juan y que algunos autores identifican con la Iglesia, aunque generalmente es aceptado que representa la Inmaculada Concepción de María.
Esta imagen apocalíptica es la mujer, engrandecida, vestida por el sol y coronada por las estrellas, es decir, de gran luminosidad en su apariencia externa y con una corona en su cabeza de doce estrellas, número que simboliza el colegio apostólico o las tribus de Israel.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
Hace 16 horas
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