MONUMENTO A LA INMACULADA EN CARRIÓN
Declarado que fue el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, desde 1903 se preparaba la diócesis palentina para festejar los 50 años jubilares de esta definición dogmática, y se proyectaba levantar un monumento en la plaza de la Catedral de la capital.
También en Carrión tuvieron lugar los preparativos de la fiesta, unidos en un solo corazón los externos de San Zoilo y especialmente las mujeres católicas y la congregación de Hijas de María.
Por aquel tiempo estaba destinado en Carrión el hermano coadjutor Álvaro González, quien vivía en San Zoilo con el cargo de comprador.
Cuando supo lo que pretendían hacer en Palencia, animado por Francisca Javiera del Valle, procuró y, con su ayuda, consiguió la piedra de las ruinas del monasterio de la abadía de Benevívere y animó al padre Modesto, director de las Hijas de María, a levantar un monumento a la Inmaculada. Convocaron a los párrocos y al Ayuntamiento y quedó formada una junta para recaudar el dinero, desmontar la piedra y levantar el monumento, y lo que faltase lo pondría el Ayuntamiento.
Llegó el día de la Inmaculada de 1904, y el pedestal estaba terminado, pero sin estatua.
Los carrioneses se consolaron con la leyenda de oro de la fiesta y el canto de esperanza de los poetas. Entraba el año 1905 sin resolver el problema. El padre Modesto enfermó y falleció en abril.
Por fin la estatua llegó de Roma. Se consiguió el dinero gracias al padre Suárez, que ocultamente lo recibió como entrega piadosa bajo riguroso secreto de confesión.
La imagen es de hierro bronceado, copia de la que existe en la plaza de España de Roma e igual a la que representa un cuadro en el monasterio de Santa Clara de Carrión.
Lucen doce bombillas en su corona, y la imagen se ilumina por la noche con potentes focos.
La inauguración tuvo lugar el domingo 19 de noviembre de 1905, día tempestuoso de viento y agua. Por la noche hubo una espléndida iluminación en toda la ciudad y un percutir caliente de tambores, desfiles y alegría.
El pueblo todo atronaba con sus cánticos y júbilos. En la plaza y en la iglesia de Santa María florecían las aspiraciones de las almas buenas. El monumento lucía un gigantesco anagrama de María.
Por la noche se celebró en el Ayuntamiento una velada literario-musical en honor de la Virgen Inmaculada. El alcalde que coadyuvó a las fiestas era Jesús Fernández Lomana.
Crecía el fervor del pueblo de Carrión por su monumento erigido en la plaza de Santa María.
He aquí la consigna señera de esta fiesta memorable: Tota pulchra es Maria et macula originalis no est in Te. La verja fue costeada, en parte, por el clero de Carrión. El precio excedió en mucho el presupuesto aprobado. La corona con las doce bombillas la consiguió el Hermano González del Ayuntamiento.
En 1973 se arregló el jardín de la Plaza de Santa María y se construyó el pedestal actual, con fuente de cuatro caños. La fuente funcionó durante varios años, pero luego se secó, y se aprovecharon las piedras de contención de aguas para la fuente del Parque del Plantío.
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En la base de la columna hay varias placas conmemorativas:
-Una recuerda que fue erigido en su Año Jubilar (1.905).
-Otra recordando la consagración de la ciudad al corazón de María, del 8 de Diciembre de 1.954. -Una tercera, de 2.005, en la que se rememora nuevamente el Centenario de la consagración de la ciudad a la Inmaculada.
NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN DEL CARPIO
En la Plaza de El Triunfo se alza el Monumento a la Inmaculada, erigido en 1803 por doña Salvadora de Ferreira y Ripa, para conmemorar la protección mariana sobre la ciudad con ocasión de la peste que había asolado a la provincia y que habían sufrido los pueblos limítrofes.
El modelos, aunque más pequeño, es similar a otros triunfos que se levantaron en Andalucía en el siglo XVII, y que tienen su precedente en el Triunfo de Granada (donde se realizó el primer Triunfo dedicado a la Inmaculada Concepción) sobre todo en cuanto en cuanto la formas de pedestal y columnas de cortes clásicos, pero la Virgen mantiene la composición y el movimiento característicos de las obras del período barroco.
Realizado en piedra, está formado por un alto basamento donde apoya una columna con capitel compuesto, sobre el que descansa la imagen de la Inmaculada.
En el basamento podemos leer la siguiente inscripción: “Se puso este Triunfo a expensas de Doña Salvadora de Ferreara y Ripa en el año de 1803, en agradecimiento de haber librado a este pueblo de la peste en el intermedio de tres siglos”.