EL QUE QUIERA SEGUIRME, QUE RENUNCIE A SI MISMO, QUE CARGUE CON SU CRUZ Y ME SIGA.
UNA VENTANA ABIERTA AL ARTE RELIGIOSO,FIESTAS, TRADICIONES,SEMANA SANTA Y MÁS COSAS RELACIONADAS CON MI PUEBLO,SIRUELA.PARA QUE MIS HIJOS Y SOBRINOS SIEMPRE LO RECUERDEN Y DEDICADA AL COFRADE DE LA FAMILIA, HERMANA, AMIGOS Y VECINOS.
EL QUE QUIERA SEGUIRME, QUE RENUNCIE A SI MISMO, QUE CARGUE CON SU CRUZ Y ME SIGA.
COGERÉ TU CRUZ, SEÑOR
Pues su madera, bien lo sé, Jesús,
que es escalera que conduce a la Resurrección.
Tomaré tu cruz, Señor, pues su altura,
es altura de miras para los que creen en otro mundo
para los que esperan en Dios
para los que, cansándose o desangrándose,
saben compartir y entregarse en los demás.
Llevaré tu cruz, Señor, pues sus clavos,
traspasan la carne pero no matan la fe.
Es la fe, quien a la cruz,
le da otro brillo y hasta otro color:
ni es tan cruel ni es definitiva.
Después de la cruz, vendrá la vida.
¡Dame tu cruz, Señor!
Merece la pena arriesgarse por Ti
Merece la pena sembrar en tu campo
Merece le pena sufrir contratiempos
Merece la pena adentrarse en tus caminos
sabiendo que, Tú, los recorriste primero.
¡Cogeré tu cruz, Señor!
Enséñame dónde y cómo
Indícame hacia dónde
Háblame cuando, por su peso,
caiga en el duro asfalto.
Quiero fundirme a tu cruz, Señor,
porque bien lo sé, hace tiempo que lo aprendí
que ideales como los tuyos
tienen y se pagan por un alto precio
Quiero asirme a tu cruz, Señor,
porque es preferible en el horizonte de los montes
ver tu cruz que el vacío del hombre errante
Y es que tu cruz, Señor,
mientras el mundo da vueltas
ella siempre está mirando hacia lo alto
y elevándonos hacia las cotas celestes
Amén J.Leoz
La Eucaristía, es algo necesario que nos hace sentir a Dios muy cerca de nosotros.
Cuando dejamos de celebrar la Eucaristía los Domingos,, poco a poco vamos perdiendo a Dios.
Señor, en la Eucaristía sentimos la fuerza de tu Amor. Con tu Amor somos más fuertes y sin el más debiles,
La Eucaristía nos ofrece siempre una palabra de fuerza y nos fortalece con el Pan de Cristo.
En los momentos difíciles, Jesús, nos llana a seguir con el peso de las dificultades y no quiere vernos caídos por lo que ocurre a nuestro alrededor.
El martirio de San Juan Bautista es un hecho contado en los evangelios, que relata la muerte por decapitación de Juan el Bautista, considerado por algunas religiones cristianas como santo y el último de los profetas.
En el Santoral Católico se celebra el 29 de agosto.
En el arte, este episodio ha sido reproducido en numerosas ocasiones siendo conocido como Salomé con la cabeza del Bautista.
Caravaggio
Según los evangelios sinópticos, Juan el Bautista reprobaba el matrimonio de Herodes Antipas y Herodías por ser ésta una mujer divorciada, lo cual no era lícito para la ley judía. A causa de esto, para contentar a su mujer, Herodes Antipas mandó a encerrar al profeta en un calabozo, pero no le mataba porque se entretenía escuchando sus historias y le temía, ya que era un hombre "recto y sagrado" y por temor a las protestas del pueblo.
Caravaggio
El día del cumpleaños de Herodes, sin embargo, en medio de una fiesta con los principales de Galilea presentes, Salomé realizó una danza para él, la cual agradó tanto al rey que este le permitió, bajo juramento, que le pidiese como regalo lo que quisiera.
Aconsejada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata. muy disgustado, como había dado su palabra, Herodes Antipas lo mandó decapitar, y un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé como la había pedido, que a su vez la entregó a su madre (Mateo 14:1-12, Marcos 6:14-29 y Lucas 9:7-9).
Sus discípulos recogieron su cuerpo y lo enterraron.
Tiziano
SABADO
“ Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo ”
san Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodes respeta a Juan. Sabe que es un hombre justo y bueno, pero se deja dominar por los deseos de Herodías. La triste historia de una danza, puede que maravillosa, una promesa poco pensada y un juramento, dan lugar a la muerte de Juan.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?».
La madre le contestó: «La cabeza de Juan el Bautista». Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
Una vez más, el hombre justo y santo, es condenado por un poder corrompido, dominado por los placeres y dado a la buena vida.
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Con alguna frecuencia asistimos en nuestros tiempos, también en nuestra Iglesia, a condenas de hombres, tal vez proféticos, que nos descubren nuestras contradicciones y a los que, en aras de una seguridad y fidelidad a la “tradición” son condenados al silencio, a la muerte religiosa.
LUNES
“ ¿De Nazaret puede salir algo bueno? ”
san Juan 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dijo: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó: «Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?».
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió: -«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
DOMINGO
“ Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo ”
San Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Hoy, en nuestros ambientes donde nos movemos tendríamos que decirle al Señor que son muchos los que no te conocen; otros, viven al margen de Él; en otros, presentan un vano conocimiento, han oído algo pero su relación es solo de conocimiento intelectual, para ellos no deja de ser un buen personaje histórico; también, es verdad, que para algunos está muy vivo y acogen su Palabra y transforma sus vidas y desean hacer la voluntad del Padre en sus vidas, no entenderían su vida sin Él.
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
El Evangelio de hoy interpela también a cada uno de nosotros. ¿Cómo va tu fe? Que cada uno responda en su corazón. ¿Cómo va tu fe? ¿Cómo encuentra el Señor nuestro corazón?
¿Un corazón firme como la piedra o un corazón arenoso, es decir, dudoso, desconfiado, incrédulo?
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe no digo perfecta, pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros las piedras vivas con la cuales construir su comunidad. De esta comunidad, la piedra fundamental es Cristo, piedra angular y única.
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Al igual que a Pedro, Jesús a nosotros, también nos entrega unas llaves.
Llaves como: madre, profesora. administrativa, enfermera ....etc.En cada campo poder abrir cerraduras
Llaves que abren cerraduras.
Unas se abren con facilidad y otras cerraduras se resisten.
¿Que hago con esas llaves? Abro puertas que facilite la vida a los demás.Abro puertas para dar a conocer a Jesús.
¿Las utilizo bien o las guardo? O quizás me canso y al no tener èxito guardo la llave
Haz, Señor, que allá donde yo trabaje con mis manos o con mi mente construya un lugar más habitable en el que Tú puedas formar parte. Amé
ME DAS TUS LLAVES PERO....
Digo amarte cuando, media hora en tu presencia, me parece excesivo o demasiado
Presumo de conocerte y ¡cuántas veces! el Espíritu me pilla fuera de juego
Te sigo y escucho y miro, una y otra vez, hacia senderos distantes de Ti.
Te confieso, Señor, que no sé demasiado de Ti. Que tu nombre me resulta complicado pronunciarlo y defenderlo en ciertos ambientes.
Que, tu señorío, lo pongo con frecuencia debajo de otros señores ante los cuales doblo mi rodilla
Te confieso, Señor, que mi voz no es para tus cosas lo suficientemente recia ni fuerte como lo es para las del mundo.
Te confieso, Señor, que mis pies caminan con más gusto por otros derroteros que el placer las prisas, los encantos o el dinero me marcan.
Te confieso, Señor, que, a pesar de todo, sigo pensando, creyendo y confesando que eres el Hijo de Dios.
Haz, Señor, que allá por donde yo camine lleve conmigo la pancarta de “soy tu amigo”
Haz, Señor, que allá donde yo hable se escuche una gran melodía: “Jesús es el Señor”
Haz, Señor, que allá donde yo trabaje con mis manos o con mi mente construya un lugar más habitable en el que
Tú puedas formar parte. Siento que, como a Pedro, has puesto en mis manos algunas llaves: -la de la fe: para sembrar esperanzas -la de la alegría: para levantar al caído -la del Evangelio: para cambiar el mundo -la del perdón: para romper muros.
Pero, a veces, esas llaves las uso de tal manera y a mi antojo que no abren candado alguno
Amén Javier Leoz
Madre de Altagracia, hoy vuelves a tu casa, te acompañamos en silencio en tu caminar hacia tu ermita.
Te vas Madre, llevando en tus ojos las miradas de tus hijos de Siruela.
Te vas Señora, proclamando tus labios durante 9 días, palabras de consuelo y ánimo a tus hijos queridos.
Te vas Amiga y Madre, tus manos nos abraza y nos llevan a Dios.
Gracias Madre por estar a mi lado en estos momentos tan difíciles de mí vida.
SABADO
SALMO
La gloria del Señor habitará en nuestra tierra
VIERNES
“ Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley? ”
San Mateo 22, 34-40
El amor como compendio de toda la ley divina.
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Jesús nos aclara con rotundidad que nuestro amor se lo debemos dirigir a nuestro Dios y amarle con todas nuestras fuerzas que para algo es nuestro Dios, y también a nuestros semejante y a nosotros mismos. El amor debe presidir nuestra vida.
Él le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero.
El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
El Señor se encuentra en poner el amor a Dios y al hermano como el centro y esencia de la ley de Dios. Une Dios y el prójimo. La unidad del precepto de amar a Dios y al hermano es indisoluble.
Más tarde, San Pablo en el himno de la caridad nos recuerda que si nos falta el amor todo lo demás no nos sirve y que amar es cumplir la ley entera.
MIÉRCOLES
“ ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? ”
San Mateo 20, 1-16
El Señor llama muchas veces para trabajar en su viña
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”.
Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?». Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”.
En el propietario vemos su preocupación porque todos encuentren empleo, por eso su invitación a trabajar en su viña y en diversos momentos del día sale al encuentro de la gente proponiéndoles un lugar en su viña, si vemos en dicho propietario el reflejo de Dios, entendemos que en su reino todos son invitados y lo que quiere es que todos los hombres se salven.
Todos somos llamados a corresponder a la gracia, no importa la situación de la vida en la que nos encontremos.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno.
Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete.
Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
El propietario da una paga, da a todos lo mismo.
Dios sigue sorprendiéndonos, su proceder no es como el nuestro, no realiza ninguna injusticia porque da a los primeros lo que había convenido en darles, sin embargo, es generoso con los últimos.
En la óptica humana, esta decisión es una auténtica injusticia, en la óptima de Dios un acto de bondad, porque la justicia divina da a cada uno lo suyo y, además, incluye la misericordia y el perdón.
Una parábola que nos revela el corazón misericordioso de Dios. Cuánto tenemos que aprender y crecer en el amor. «¿vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”, Pregunta que nos sigue planteando.
MARTES
“ Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos
San Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.
Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
En el Evangelio de hoy seguimos con la continuación del pasaje del joven rico, los discípulos han entendido que el aviso es para todos, la pregunta que lanza es sobre la salvación, y la respuesta dada por Ntro. Señor: lo que es imposible para los hombres es posible para Dios, que lo puede todo. Nada es imposible para Dios. Está claro que el hombre no puede salvarse a si mismo; Dios es el único que salva, se nos entrega, se nos regala, todo es gracia.
Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
El reino de Dios no se gana como pensaba el joven, con los propios méritos y bienes, sino que se recibe gratuitamente de Dios. Él da su amor y su Reino a quien se abandona en sus manos y lo deja todo por seguir al Señor y su Evangelio.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».
LUNES
“ Ama a tu prójimo como a ti mismo
San Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno?
Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contesto: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
En el Evangelio de hoy nos presenta uno de los encuentros de Ntro. Señor con un joven, es un joven con inquietud que no se conforma con lo que ya realiza, que sigue buscando, que quiere algo más. Sin embargo ante la propuesta del Señor, se entristece, le parece mucho, le parece que le supera sus fuerzas.
El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Dios no nos quita nada, al contrario, llena nuestra vida de plenitud, porque Dios es Amor infinito: el único que sacia nuestro corazón. Es en el amor de Dios donde nos abrimos al amor, y nos capacita para poder amar al otro, es en su amor donde aprendemos a ver a los demás desde el corazón de Dios y reconocemos en los demás a aquellos por los que el Señor ha dado su vida amándonos hasta el extremo.
EL MÁRTIR DE LOS ÚLTIMOS
El testimonio de este santo mártir, nacido en España en la primera mitad del siglo III, está caracterizado por la piedad y la caridad.
El Papa Sixto II, tras su elección, le confía la tarea de archidiácono. Como responsable de las actividades caritativas en la diócesis de Roma,
San Lorenzo administra los bienes y las ofertas para ayudar a los pobres, huérfanos y viudas.
CUSTODIO DE LOS TESOROS DE LA IGLESIA En su juventud, su camino fue truncado por el drama de la persecución: en el año 258 d.C. se proclamó el edicto del emperador Valeriano por el que todos los obispos, presbíteros y diáconos deben morir.
San Lorenzo fue capturado junto a otros diáconos y al Papa Sixto II.
El Pontífice fue asesinado el 6 de agosto.. Estaba con su clero celebrando el natalicio de un mártir en el cementerio de Pretextato, junto a la Vía Apia, cuando lo prendieron; allí mismo lo mataron, siendo enterrado en el vecino cementerio de Calixto, en la cripta de sus predecesores.
Muy pronto le prenden, y lo presentan ante el Emperador (Decio, según la Pasión), que le pide cuentas de los bienes que administra. Lorenzo pide tiempo para presentarlas; convoca a los pobres que socorría, unos 1500 por aquellos años, y se presenta de nuevo con ellos. “Estos son nuestros tesoros”, le dice; y el Emperador enfurecido, le somete a tormento.
El emperador prometió a Lorenzo que salvaría su vida si le entregaba “los tesoros de la Iglesia”. El Santo mostró al emperador los enfermos, indigentes y marginados. Estos, afirmó, son los tesoros de la Iglesia. Cuatro días más tarde, el 10 de agosto, también san Lorenzo fue martirizado.
QUEMADO VIVIO EN UNE PARRILLA
Solamente el papa San Dámaso habla genéricamente de las diversas torturas que padeció, y más en concreto de la del fuego, pero sin aludir concretamente al tormento de las parrillas.
Según narra una antigua “pasión” recogida por san Ambrosio, san Lorenzo fue quemado en una parrilla. San Ambrosio, en el “De Officiis”, imagina un encuentro entre Lorenzo y el Papa Sixto II camino del martirio.
En el encuentro, Lorenzo dice: “¿Dónde vas, padre, sin tu hijo? ¿Hacia dónde te apresuras, santo obispo, sin tu diácono? Tú nunca ofreciste el sacrificio sin tu ministro. ¿Qué te disgustó de mí, padre? ¿Tal vez me consideras indigno? Ponme a prueba, para ver si has escogido un ministro indigno para la distribución de la Sangre del Señor. ¿Negarás a aquel que admitiste a los misterios divinos que sea tu compañero en el momento de verter la sangre?
Murió dando gracias a Dios por haberle hecho digno del cielo. Hipólito, el jefe de los soldados que lo custodiaban, a quién había conseguido convertir antes, y el sacerdote Justino, lo enterraron en una propiedad privada, en el Campo Verano, junto a la Vía Tiburtina.
DEL MARTIRIO A LA GLORIA
Su martirio fue una prueba suprema de amor. San León Magno, en una homilía, comenta de esta manera el suplicio de san Lorenzo: “Las llamas no pudieron vencer la caridad de Cristo; el fuego que lo quemaba era más débil que el que ardía en su interior”. Y agrega: “El Señor quiso exaltar hasta tal punto su nombre glorioso en todo el mundo, de Oriente a Occidente, que la misma gloria que vino a Jerusalén a causa de Esteban, tocó también a Roma por mérito de Lorenzo”.
LA BASILICA DE SAN LORENZO Y LA IGLESIA EN PANISPERNAS
Tras su muerte, el cuerpo de San Lorenzo fue colocado en una tumba en la vía Tiburtina. En ese lugar, el emperador Constantino erigió una Basílica,
restaurada en el siglo XX después de los daños provocados por el bombardeo americano sobre Roma el 19 de julio de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial.
En el lugar donde tuvo lugar el martirio se construyó la iglesia de San Lorenzo en Panisperna.
Según algunas fuentes el nombre de Panisperna deriva de la costumbre de los frailes y las clarisas de distribuir a los pobres, el 10 de agosto, "panis et perna", pan y jamón.
La poesía “X agosto” El martirio de San Lorenzo ha inspirado también obras de arte, dichos populares y poesías. Giovanni Pascoli escribió en la poesía “X agosto”: “San Lorenzo, io lo so perché tanto di stelle per l'aria tranquilla arde e cade, perché sì gran pianto nel concavo cielo sfavilla”… San Lorenzo, yo sé por qué tantas estrellas por el aire tranquilo arden y caen, por qué tan gran llanto en el cielo cóncavo reluce…