19 DE ABRIL DE 2005
El cardenal alemán consiguió reunir los votos necesarios para convertirse en el 265 Pontífice de la Iglesia católica después de un día y medio de deliberaciones del cónclave.
Gobierna bajo el nombre de Benedicto XVI.
Antes de su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro después de ser electo, fue anunciado por el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez, diácono de S. Saba y protodiácono del Colegio cardenalicio.
El cardenal Medina primero se dirigió a la multitud con "Queridísimos hermanos y hermanas" en italiano, español, francés, alemán e inglés, antes de continuar con el tradicional Habemus Papam en latín.
Jorge Medina Estévez, cardenal protodiácono fue el encargado de celebrar el anuncio: “Noticia de gran alegría: Tenemos Papa. El muy distinguido y reverendo señor, Joseph, cardenal Ratzinger de la Santa Iglesia Romana, quien tomó el nombre de Benedicto XVI”. El alemán consiguió 65 votos, contra los 35 que obtuvo el segundo cardenal (quien años después sería su sucesor), el argentino Jorge Bergoglio.
En la solemne inauguración de su pontificado, que reemplaza la ya extinta coronación (el último papa coronado fue Pablo VI), el cardenal Medina fue el encargado de imponerle el palio, mientras que Angelo Sodano, cardenal obispo de Albano y del título in commendam de S. Maria Nuova, secretario de Estado, le colocó el Anillo del Pescador.
En el balcón, las primeras palabras de Benedicto XVI a la multitud, dadas en italiano antes de que impartiera la tradicional bendición Urbi et Orbi en latín, fueron:
""Queridos hermanos y hermanas: después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!""
Salió al balcón, su primera bendición, con el emblema, escogido por él, de Juan Pablo II, dedicando sus primeras palabras al gran Papa Juan Pablo II
Se definió como "humilde trabajador en la viña del Señor"
Primera misa como Papa
En la solemne inauguración de su pontificado, que reemplaza la ya extinta coronación (el último papa coronado fue Pablo VI), el cardenal Medina fue el encargado de imponerle el palio, mientras que Angelo Sodano, cardenal obispo de Albano y del título in commendam de S. Maria Nuova, secretario de Estado, le colocó el Anillo del Pescador.
Llevaba muchos años intentando que Juan Pablo II le permitiese retirarse, volver a su tierra, para dedicarse a la reflexión teológica y a la enseñanza
Ahora le han vuelto a retener los cardenales.
Siempre se mostró cercano a ellos, como un verdadero hermano en la fe y en el sacerdocio.
Era un hombre insignificante en la Curia que nunca buscó nada para él y nunca formó parte de la Iglesia poderosa
Vivía en un apartamento prestado al otro lado de la Plaza de San Pedro, austero y sencillo.
El centro de su vida era:
EL AMOR A CRISTO
El 19 de abril al aceptar ser el sucesor de Pedro, ofreció otro sacrificio a Cristo.
Ratzinger adoptó como nombre Benedicto XVI, el segundo más escogido por los Pontífices, después de Juan, que han sido hasta el momento 23, y que junto a Gregorio, que ha habido 16. Para remontarse a un Papa alemán, hay que volver la mirada hasta el 1055, cuando fue elegido Pontífice Víctor II, que ocupó el Sillón de Pedro desde el 16 de abril de ese año hasta el 28 de julio de 1057. Han pasado desde entonces más de 900 años.
Terminado el cónclave, el nuevo obispo de Roma «decidió cenar esta noche con los cardenales en la Casa de Santa Marta, donde descansará esta noche».
ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO XVI 24 ABRIL 2005
El hermano viaja a Roma para la celebración invitado por el obispoo de Rastibona y se aloja en casa de su hermano.
El intelecto ordenado del profesor Ratzinger, que apasionaba a sus alumnos en tres universidades, le llevó a explicar el significado del palio -la estola de lana blanca- y del anillo del Pescador, en una liturgia con sabor de antigüedad.
La ceremonia empieza con la visita a la tumba de San Pedro
Benedicto XVI había bajado a la tumba de Pedro de Betsaida para pedir su ayuda acompañado por do patriarcas de las Iglesias Orientales, con ellos oró ante la tumba de S Pedro.
Con este rito, Benedicto enlaza su ministerio con la tradición petrina y así empieza su pontificado.
Después dos diáconos recogen los dos símbolos que luego serán impuestos
- El Palio Pastoral
- El Anillo del Pescador
que sustituyen a la antigua coronación y permanecieron junto a la tumba toda la noche.
Mientras los cardenales esperan en la Basílica, alrededor del altar.
Tras la oración, el Papa acompañado de los cardenales, llega en procesión a la Plaza
Pasará bajo el Tapiz que representa a Cristo resucitado que indica a Pedro cual debe ser el camino a seguir.
Se camina cantando LAUDES REGIAES
Una letanía de hace 1200 años - Carlomagno- en la que, entre otros se invocan a los 23 Papas que son santos
Finaliza invocando a san Benito y se repite "TU ADJUVA" Ayudale
La casulla, ya había sido utilizada pos Juan Pablo II en una Canonización y la mitra fue realizada para Juan Pablo con motivo de su 50 años de ordenación sacerdotal.
El Báculo con crucifijo, el mismo de sus antecesores.
Ahora pronunciaba su homilía precisamente en el lugar donde Pedro fue martirizado, el antiguo circo de Nerón, del que queda como único testigo de piedra el obelisco egipcio que hoy adorna el centro de la plaza de San Pedro.
Tras la lectura del Evangelio, el Papa ha recibido el palio y el anillo del Pescador, símbolos del Pontificado.
En su misa de entronización están presentes personalidades de todo el mundo, entre ellas los Reyes de España.
El palio de lana -que no era de tipo collar como los últimos papas sino de tipo estola como se llevaba hace mil años, antes del cisma de Oriente-, simboliza los cuidados del buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas en lugar de oprimirlas como «las ideologías de poder, que justifican la destrucción de lo que consideran opuesto al progreso».
En cambio, «el Dios que se hizo Cordero, nos dice que al mundo lo salva el Crucificado, y no los crucificadores».
Amar significa dar la vida, y Benedicto XVI suplicaba «rezad por mí, para que yo aprenda siempre a amar más al Señor. Rezad por mí para que sepa amar a la Iglesia y a cada uno de vosotros. Rezad por mí, pastor, para que yo no huya, por miedo, delante de los lobos».
A continuación el Rito de Obediencia
Antes solo lo hacían los cardenales, que se arrodillaban ante el nuevo Papa.
Con Benedicto son doce fieles como pueblo de Dios, entre ellos tres cardenales, que representan todos los continentes.
Benedicto XVI reiteró su ferviente deseo de convertirse en «servidor de la unidad de los cristianos» y de confirmar la fe de los jóvenes, a quienes exhortó, parafraseando a Juan Pablo II:
«Queridos jóvenes, ¡no tengáis miedo a Cristo!», pues «no quita nada y lo da todo». Les invitaba a seguir a Cristo como Pedro de Betsaida, el Pescador de Galilea, que ayer hablaba con acento alemán en una versión dulce. La de Baviera, no la de Prusia.