SANTUARIO Y BASÍLICA DE LOYOLA
Un complejo monumental y religioso construido alrededor de la casa natal de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, conocida como los Jesuitas.
Se encuentra en el barrio de Loyola del municipio guipuzcoano de Azpeitia en el País Vasco (España).
El santuario se ubica a orillas del río Urola entre las poblaciones de Azpeitia y Azcoitia. San Ignacio nació en 1491, murió en 1556, fue beatificado en 1609 y canonizado en 1622.
Pero sólo 59 años después de la canonización de San Ignacio, en 1681, los jesuitas recibieron la propiedad de la Casa Torre en que su fundador y padre había nacido y se había convertido a Dios. El traspaso lo realizaron los Marqueses de Alcañizas y de Oropesa de Indias, quienes, como Señores de Loyola y titulares de su Mayorazgo Real, eran en aquel momento los poseedores de aquella casa solar.
El traspaso se hizo a través de Doña Mariana de Austria, Reina madre de Carlos II, el último de los Austrias,
que se convirtieron así en los Reyes Fundadores del Santuario. En su patio central, una bella lápida conmemora este traspaso
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CASA SANTA
Lugar donde el Santo convaleciente leyendo libros de santos decide ser soldado de Cristo.
Grupo de bronce a la izquierda de la puerta reproduce el momento en que Iñigo de Loyola, herido gravemente en la defensa del castillo de Pamplona, llega a su casa natal. Esto sucedía a finales de junio del año 1521.
La casa-torre donde nació hace 522 años Iñigo López de Loyola (que ha pasado a la historia como San Ignacio) es también centro de peregrinaje.
Un edificio del siglo XIV que fue en parte reconstruido con ladrillo al más puro arte mudéjar por los progenitores del padre de la Compañía de Jesús.
Cuatro plantas que tratan de mostrar la vida e historia de su familia (de origen noble) y que cuenta con audio-guías para ser visitada.
En el ático se encuentra la conocida como Capilla de la Conversión, donde el santo superó sus heridas de guerra y descubrió su cometido con las lecturas religiosas.
Cerca de allí se encuentra el Caserío del Beato Gárate, otro venerado jesuita.
ANTE REFECTORIO Y EL REFECTORIO
Dentro del Santuario merecen también mención especial el ante-refectorio y el refectorio de la comunidad.
Ante-refectorio
Tanto el ante-refectorio como el propio refectorio están cuidados marcando un determinado carácter que conjuga, en equilibrio, la elegancia y la sobriedad.
Los muros están calados en blanco y rematados por mármol del mismo color.
En el ante-refectorio hay una fuente octogonal en mármol jaspeado bajo las bóvedas que se apoyan en columnas de mármol negro.
En el ante refectorio, las elegantes y desiguales bóvedas de arista se apoyan en dos graciosas columnas de fino mármol negro y cobijan una fuente octogonal de mármol jaspeado, elemento que era típico de los ante refectorios monásticos.
Refectorio
Una gran representación de la Ultima cena cubre una de las paredes del refectorio. El cuadro fue pintado en Roma por Philadelphius Larganus Siculus en 1758.
La decoración es referente a la Compañía, sobre la puerta San Ignacio, escribiendo sus Ejercicios Espirituales aldictado de la Virgen preside la sala.
En las paredes cuelgan 10 retratos los Cardenales que fueron jesuitas.
Destacan también los dos armarios servilleteros del siglo XVIII.
Estas dos solemnes estancias del Colegio de Loyola no sólo han visto desfilar generaciones enteras de jesuitas, sino que además han escuchado desde su púlpito
nombramientos de Provinciales y Superiores y decretos de divisiones de Provincia, han visto penitencias públicas, han oído confesiones de culpas, lecturas, martirologios, declamaciones en griego y en latín, y las ingenuas homilías con que se ejercitaban, de estudiantes, los futuros apóstoles... Y aquí se consumían las refecciones preparadas en la adyacente cocina.
Bendecir (Ritos y gestos - XVI), 1ª parte
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